Etapa 18: Terradillos de los Templarios - Bercianos del Real Camino | Al Loro

Otra etapa sin desniveles significativos; podemos alargarla fácilmente hasta El Burgo Ranero, localidad con más servicios que Bercianos.

Poco antes de llegar a Sahagún abandonamos la provincia de Palencia y su comarca Tierra de Campos, y entramos en la provincia de León, en su comarca Páramo Leonés, conocida simplemente como El Páramo. El paisaje es similar a las etapas precedentes, pero algo más seco por la ausencia de grandes ríos hasta Mansilla.

En todas las localidades de la etapa hay albergues y servicios de restauración.

Justo después de cruzar el río Valderaduey tenemos dos itinerarios señalizados para llegar a Sahagún: el que recomendamos cruza la nacional y toma un camino en perpendicular a la misma, pasando junto a la ermita de la Virgen del Puente y el puente medieval; el otro sigue en paralelo a la nacional y es medio kilómetro más corto.

En la ermita de la Virgen del Puente fue alzado un monumento que representa al rey Alfonso VI de León con Bernardo de Sedirac o Toledo, abad de Sahagún.

A 5 km de Sahagún encontramos la intersección de acceso a Calzada del Coto; sólo debemos ir a dicha población, salvando por un puente la autovía, si queremos dormir en su albergue o tomar la variante por Calzadilla de los Hermanillos. Atención: para seguir el Camino Francés hacia Bercianos no debemos cruzar la autovía A-231.

La variante por Calzadilla de los Hermanillos tiene 32,2 km hasta Mansilla de las Mulas y sigue la vía romana conocida como Vía Trajana. Sólo cuenta con una población intermedia, Calzadilla de los Hermanillos, que dispone alojamiento y servicios de restauración. Esta variante, bien señalizada, es mucho más solitaria que el Camino Francés, alarga el recorrido en 800 metros y los desniveles son insignificantes. En varios lugares hay la posibilidad de enlazar con el Camino Francés (enlaces no señalizados).

SOBRE SAHAGÚN:

Tras una interesante restauración, el Santuario de la Peregrina es ahora la sede del Centro Internacional de Documentación sobre el Camino de Santiago, cuyo contenido por el momento resulta un tanto decepcionante. Aquí nos sellarán y si lo deseamos nos entregarán la Carta peregrina, documento que indica que hemos pasado por Sahagún, ecuador del Camino Francés.

El nombre de la villa es una deformación de San Facundo o Fagunt, quien junto a San Primitivo fue martirizado a orillas del río Cea hacia el año 304; sus seguidores erigieron una ermita en su honor, que en el siglo IX se convertiría en monasterio. En el año 1085 Alfonso VI, rey de León, Galicia y Castilla, quien está aquí enterrado junto a cuatro de sus esposas (en el convento de las Benedictinas), cedió gratuitamente el monasterio y vastas propiedades a la orden de Cluny: otro magnífico business para la gran multinacional monástica, que a finales del siglo XI imponía su marca, su modelo de negocio y sus ejecutivos sobre más de mil abadías europeas.

En Sahagún no podemos dejar de visitar las iglesias de San Tirso y San Lorenzo, que sumadas al santuario de la Peregrina y a la ermita de la Virgen del Puente, constituyen los ejemplos más completos de arquitectura mudéjar de toda esta ruta. El mudéjar se considera una interpretación en ladrillo de otros estilos coetáneos, ya sea el románico o el gótico, donde las cuadrillas de canteros francos o norteños eran substituidas por alarifes toledanos o cordobeses; lo encontramos en regiones carentes de piedra y donde la arcilla era el material más asequible, tales como el Bajo Aragón, el valle del Ebro y zonas de Castilla como Arévalo, Cuellar, Tierra de Campos o Toledo.

El museo de las Benedictinas acoge una de las tallas barrocas más bellas de la ruta: se trata de la Virgen Peregrina, imagen de vestir de la que es autora Luisa Roldán (1688). Con sus conchas y bordón se suma a Santiago Peregrino para acompañarnos en la ruta.

Los puerros son el producto destacado de Sahagún, y hay variadas elaboraciones con ellos en las cartas de los restaurantes de la población. Destacan también los amarguillos de Sahagún, pequeñas pastas elaboradas con almendra amarga (podemos adquirirlas en el Monasterio de la Santa Cruz).