Albergue de peregrinos de Cicera - Comentarios

Vamos a ir paso a paso. Uno entra al albergue, mira a su izquierda, y ve un sofá lleno de mierda, sobre el cual uno se sentaría en última estancia. Seguimos adelante en el pasillo y a nuestra derecha, encontramos el despacho de Rocío, de quien hay que decir que es muy correcta. (lo único bueno). Avanzamos al fondo del pasillo, la cocina con suerte no es devorada por las cucarachas, poco más que decir sobre ella. Antes de la cocina, está el comedor a mano izquierda, con decirte que una mesa tenía roída la pata te lo digo todo. Por último, y dejando lo mejor para el final, tenemos la guinda del pastel, dos sucias plantas en las que, entre moscas, tenemos lo que son las habitaciones. Las camas tienen manchas de un color amarillento, dichos roales no prestan confusión sobre su origen, pues uno concluye que son producto del sudor de otros clientes. Esto hace a uno estremecerse del asco y la grima. Siguiendo en el ámbito de la cama, tienen la cortesía de ofrecerte una manta para taparte, cuyo olor no es otro que el de la mierda. Uno prefiere pelearse de frío antes que echarse dicha ¿manta? Mencionar que los baños dan asco, pues el agua rebosa de la propia ducha, cuya cortina no desearías tocar ni en tus propias pesadillas. Y no se te ocurra ir al baño por la noche, pues como no seas capaz de ver en la oscuridad, o lleves una linterna, poco vas a ver, pues no hay luz, así que lávate los dientes pronto y a la cama, porque hasta que el sol no vuelva a salir no vas a querer entrar ahí. Cuento con una anécdota que resulta hasta poco sorprendente, viendo lo visto (o leyendo, jeje). La situación me tiene a mí tumbado en la parte de abajo de la litera; entra un hombre en la habitación dispuesto a hospedarse y descansar. El amigo no tiene otra idea que tomar la cama de arriba de la litera de al lado mía (estando la de abajo libre), y cuando está a punto de subirse, se cae la cama. Llega a haber alguien abajo y me pregunto quién le explica al familiar de dicha persona que ha sido aplastado por una cama de arriba de una litera. (Aunque no sé si culpar el peso del hombre) No soy un príncipe, pero respeto mi dignidad como persona, y como peregrino. Gracias

Muy básico, aunque con cocina suficientemente equipada para prepararse algo. En Quintanilla hay un pequeño supermercado en el que abastecerse (importante los lunes, ya que parece que es la fiesta semanal del bar del pueblo) . Ojo, que según parece el super solo abre por las mañanas.

Un buen albergue, sencillo y correcto. Rocío es muy amable y también sus lugareños. Muy cerca hay un pequeño bar con tienda, en el que atienden muy bien, donde se puede comprar algo para comer o y desayunar. Las vistas desde el albergue, son preciosas, tiene también una cocina con microondas, descansé muy bien. Una peregrina agradecida. Estuve allí el 17 de Julio de 2021.

Albergue correcto. Vale 8 euros. Tiene lo justo y necesario. Solo hay una tienda- bar en el pueblo donde comprar algo para comer porque no cocinan.

01/08/2021. Estuvimos solo dos personas, la hospitalera según la llamamos tardo en aparecer 10m escasos, dormimos tranquilos. En lo que hay que tener cuidado es que solo hay un bar/tienda y cierra un día de la semana, y tenéis el Mirador de Santa Catalina para los aún tengan ganas de caminar, son unos 3km de ida.

El albergue deja mucho que desear, está muy descuidado. El somier de la litera nada más llegar tuve que cambiarlo pues tenía unas lamas rotas, manilla del puerta de entrada ala habitación rota, duchas sin cortina, espacio muy reducido en cocina, falta de limpieza.... Es una pena que existan éste tipo de albergues, la verdad. La atención por parte de la hospitalera deja mucho que desear, muy seca.

Muy cómodo y tranquilo. Muy recomendable