Los dos caminos que se separaron en A Gudiña, el septentrional por Laza y Xunqueira de Ambía, y el que seguimos por Verín, Xinzo y Allariz, se vuelven a unir en Pereiras, a las puertas de Ourense. Hasta llegar allí, las tierras de Allariz nos siguen deparando gratas sorpresas: extensos y sombríos robledales, aldeas antiguas a las que llegan nuevos moradores, la leyenda de Santa Mariña y su inesperado templo románico, y los vestigios prerromanos de Armeá. Como ya es tónica en estas etapas, hay otra mitad menos afortunada, industrial y urbanizada; es el peaje que siempre hay que pagar cuando nos aproximamos a una ciudad.