Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

Desde la planta de los pies

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En adviento los campos y el cuerpo han quedado entumecidos, pero una vieja intuición nos susurra que hay que saber esperar, que hay un pálpito de vida que pronto renacerá. Y así como el campesino sabe ver en la tierra los primeros apuntes de la savia nueva, el peregrino está también atento a percibir el pálpito de la sangre despertando entre los cartílagos, tendones, y diminutos músculos de la planta de los pies. Cada uno de estos pequeños órganos llama y contagia a los vecinos, a  través de la sangre, la alegría del movimiento, y pronto las piernas  ya sueñan con largas caminatas.

Sí, como si fuese un ejercicio de reflexología, la planta de los pies retiene la memoria de las veces que les dimos “aventura”: y el que fue dantzari se pondría ahora a bailar un zortziko; y el que fue caballero andante se lanzaría hacia ínsulas extrañas,  y el que fue mula percherona, volvería a balancear con cadencia y humor sus muslos.

¡A occidente, peregrino, siempre a occidente! Susurra la sangre que llega de la planta de los pies. Y aunque uno haya salido a comprar el pan y el roscón de navidad, se va a la panadería tres manzanas más allá,  solo por disfrutar el pálpito rejuvenecedor que sus piernas le brindan.

A occidente, ¡feliz año peregrino!...

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Indi
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Ultreia!! Ultreia!! A occidente!! Pero no se me amontonen.

Has conseguido que sienta la sangre despertar de su hibernación smiley

Ma Teresa
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Fernando...!!! ¡A occidente, peregrino!  Que sea pronto. Y Que mientras tanto nuestros pies sigan soñando caminos! ¡Feliz año y a seguir andando!

Abrazo enorme.