
Vie, 27/05/2022 - 10:01
Montañas y peregrinos en los Caminos de Santiago
Lo encontré muy elocuente,... Os lo dejo aquí,
https://www.caminodesantiago.gal/documents/17639/361704/Ad_Limina_I.%2B0...
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Lo encontré muy elocuente,... Os lo dejo aquí,
https://www.caminodesantiago.gal/documents/17639/361704/Ad_Limina_I.%2B0...
Magnífica investigación que nos has traído EngelAbel. Lástima de tener tan olvidado el latín, para haber disfrutado más de algunos párrafos.
Leyendo el espíritu que alentaba a esos peregrinos....., me acuerdo tanto de los excursionistas de los 100 últimos quilómetros. Como un huevo a una castaña.
Gracias de nuevo
No hace aún un mes ascendía en solitario el Somport entre un bosque brumoso y lluvia incesante. Mente, cuerpo y alma brillaban esplendorosos, juveniles, ante la sublimidad del entorno y la generosidad del esfuerzo. Aun así, algo atávico, ancestral, me mantenía en permanente alerta. Tras de mí, a unos minutos por detrás, dos peregrinos a paso lento, muy lento, lesionado uno de ellos, hacía que mi mente bullese en un torbellino, o mejor, una licuadora, alternando preocupación, felicidad... reivindicando sobre todo la alquímica conjunción serenidad-prudencia-confianza. Habíamos trazado un plan que pretendía asegurar conseguir el objetivo de coronar el puerto y a la vez una salida segura ante un eventual contratiempo.
La lluvia arrecia. Un aguacero que convierte arroyos en torrentes. Algunos pasos comprometidos se convierten en trampas resbaladizas. El tronco hueco de un árbol centenario. Me detengo: ¡A la mierda el plan!
Como un animal me cobijo en el hueco del gran árbol protector y me dispongo a aplicar mi artículo primero del Peregrino: ayuda al prójimo como te gustaría que hiciesen contigo, y a tomar por saco el raciocinio. Saco el móvil...sin cobertura. Escucho con atención: solo lluvia, el correr alegre, alborotado, del agua de los torrentes...un trueno. Nada más. Pasa un minuto, cinco...¿diez? Y por fin aparecen a la salida de un recodo. Dos capelinas impermeables oscuras les cubren por completo. Solo los bordones asoman acompañando el lento, cojeante, pero seguro paso. No me ven. Miran al suelo, que es donde hay que mirar en estos casos. Hago una foto (para el recuerdo) y entonces me ven. Sonrisas mutuas (y alivio), y ese "en la que nos hemos metido, chaval" que ninguno pronuncia pero del que somos conscientes.
Cambio de planes, seguiremos juntos; uno para todos, y todos para uno. Cambiaremos preocupación por alegría, total, ya estamos como sopas y esto no va a parar en unos días. Con suerte no nieva, pero casi: más arriba aguanieve. ¿Prisa? Ese es el peor enemigo de un peregrino, y aún más en estos casos.
Inesperadamente el bosque y el sendero a media ladera se termina al poco tiempo, una zona abierta y más amable se nos presenta. No podemos ver la nieve que se acumula en las montañas que nos circundan. Caminamos entre las nubes. Produce cierto alivio el cambio de terreno, pero el aguacero no encuentra freno en su caída sobre nosotros. El puto goretex me ha fallado por primera vez. Siento húmedos los dedos del pie derecho, aunque nada grave. También es cierto que ni siquiera me he puesto el pantalón de agua, por no parar, y así, claro.... No lo llevaba a mano. La predicción era bajo riesgo de lluvia, y que con seguridad llovería más fuerte en Somport a partir de las 14:00. Eran las 13:00 y llovía desde las 10:00, y se suponía que a esa hora ya estaríamos descendiendo. Lo cierto es que la climatología en el Pirineo va por vertientes, y en estas, por Valles, así que las predicciones generalistas no siempre valen.
El caso es que chino-chano, unos peor que otros, más tranquilos por tener la carretera a la vista, y cada uno a su bola, se consiguió el objetivo...Bajo la lluvia y entre nubes, la capilla de La Virgen del Pilar y la estatua del peregrino que señala a Santiago posibilita unas fotos memorables.
A la mañana siguiente, sentados entre las ruinas de Santa Cristina de Somport, pudimos ser conscientes de lo que aquellas piedras tuvieron que significar para los antiguos peregrinos. Esos sobre los que hemos leído en el trabajo que ha compartido EngelAbel, cuyos principales miedos se hallaban en las montañas. Miedo atávico, ancestral... quizá como esa sensación que aún percibimos si caminamos conscientes.
Indi, este relato tiene que ir al concurso!,
De momento, de Museo Gronze !
Indi: ¡¡muchas gracias!!...qué maravilla. ...."serenidad-prudencia-confianza".....y ese Artículo primero tuyo debería ser de obligado cumplimiento... Lo dicho Indi ¡enhorabuena!...
Muy chulo, Indi!
leyendo.... Gracias.
Muy bien indi un relato precioso
Gracias Indi. Me has devuelto al Camino esta mañana. Maravilloso
Al museo, al museo !!!!
Magnífico y hermoso relato, gracias.
Gracias por el relato Indi, precioso. Fantástico grupo que habéis formado, eso es el Camino.
Cambio de planes, seguiremos juntos; uno para todos, y todos para uno.