Los Arcos-Logroño tiene tres partes perfectamente diferencidas. Los primeros  kilómetros son bastante llevaderos, es un sendero sin desniveles. La segunda parte es la más dura, la senda de peregrinos va evitando la carretera y ello lleva a bajar y subir en cinco ocasiones para cruzar barrancos. Y en verano más vale tener cuiudado porque hasta Viana no hay una gota de agua. Eso sí, se suele montar un chiringuito a mitad de tramo pero no se puede tener certeza de encontrarlo en funcionamiento. Viana se ve desde bastante lejos por lo que es fácil impacientarse. En la tercera parte, pasada Viana, todo es bastante sencillo, sin grandes ondulaciones, pero la llegada a Logroño tiene otras subidas y bajadas que a veces ya no sientan bien después de varias horas de marcha, además son por asfalto. Si es fácil o difícil ya es opinión personal.
Buen Camino.

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