Hola a tod@s.

A ti que vas a empezar tú primer Camino, en este caso el Francés, pero sería válido para cualquier otro, permíteme que te cuente alguna “batallita” .

El Camino es totalmente distinto a lo que pudieras llegar a imaginar, tanto en su configuración, como en sus entresijos, cualquier parecido con la realidad que tú te hayas imaginado, será una coincidencia, salvo que vayas de turista, de turigrino (sucedáneo de turista-peregrino, pero con mochila o sin ella) o simplemente para ver que ocurre.

Cuando llegas al Camino, a través de las guías, webs peregrinas, el boca a boca y el largo etc. que todos conocemos, crees que ya estás imbuido en el, que casi lo tienes todo controlado. Craso error. Basta la primera etapa para ser consciente de que nada es lo que parecía, ni lo que leías o te contaban.

Al Camino hay que ir solo, salvo en el caso que se vaya en pareja y aún así......, mejor no sigo, je je. Ya se encargará el Camino de ponerte compañía en las veredas, puentes, subidas o bajadas. El ir solo permite independencia y libertad de movimientos. Sería muy doloroso que estuvieras entrenando duro, sacrificándote en la consecución de un objetivo y el compañer@, pareja ó no pareja, hiciera caso omiso en su preparación y a la tercera etapa por problemas físicos tuviera que dejarlo. El conflicto moral sería duro, ¿lo dejo yo también?, ¿Qué pensará si sigo caminando?, lo mejor es no dar pie a semejante disquisición.

Roncesvalles. Se tienen tan idealizadas algunas poblaciones, que la primera impresión al llegar a Roncesvalles es……..“esto no puede ser”. Es. Repuesto de la primera impresión, tratas de situarte, ver al resto de los peregrinos, verlos con aires de “pasarela”. Este lleva esto, aquel esto otro y en el mejor de los casos preguntarte incrédulo ¿para que servirá aquel artilugio?. Formas partes de un tropel que te es ajeno, te sientes observado, de igual modo que observas. Son las tomas de contacto previas al gran día.

Podrás dormitar, pero no duermes en condiciones. Cuando ya empiezas a reconciliar el sueño, ya se encargan los hospitaleros holandeses del Albergue, de ponerte en marcha a unas horas intempestivas y si llegaras a dormir en algunos de los hostales que hay, será Morfeo que te dejará abandonado y pondrás pie en polvorosa buscando el Camino. Te lo quieres comer enterito.

Zubiri o Larrasoaña. La primera en la frente. Si vas de enteradillo, pues a saber, si no tienes ni idea, donde te lleven los peregrinos que te han tocado en suerte en la primera vereda y si vas de Ironman, pues igual apareces en Trinidad de Arre. Lo mejor es Zubiri. ¿Por qué?. Es aconsejable en la primera semana caminar en etapas cortas, darle al cuerpo tiempo para asimilar caminatas diarias. No es lo mismo caminar 30 km. hoy y mañana descansar, que caminar todos los días 25 km. Entrenarte es parecido a hacer el Camino, pero no igual, ni parecido.

Vamos quemando etapas, al llegar a Estella o Logroño, ya nos creemos los Reyes del Mambo. Poco podemos imaginar que empezamos una cuenta atrás, que si no hemos hecho las cosas bien, puede llevarnos a casa a causa de lesiones, llámense estas como se llamen. Ahí empiezas a percatarte que esos que se les ve “veteranos”, beben. ¿Por qué beben si no hace calor?. Imítalos, beben para estar hidratados y evitar problemas. ¡¡Al loro..!!. Hay quién se ponía una alarma cada media hora para beber.

En el terreno emocional y anímico, estamos en la final de la primera fase. Esta primera fase es de conocimiento del medio, albergues, compañeros peregrinos, aprendernos de memoria nuestra mochila, etc., etc., somos una esponja en nuestro cerebro y lo absorbemos todo. Si estamos bien preparados estaremos contentos, si vas mal, empezarás a notar los primeros síntomas de que algo no está como debería de estar.

Como recién llegados al Camino, vamos aprendiendo como funcionan los albergues, las diferencias de públicos y privados, de donativo y no, como es el tema de la Credencial, el sellar, que si me ducho y después lavo, o viceversa, para ganar tiempo, el conocer Iglesias, Monumentos, los pueblos y ciudades por donde transcurre el Camino, percatarse de que si se hacen etapas largas esta posibilidad del conocimiento se reduce sobremanera, en fin, “truquillos” que uno va aprendiendo y que no vienen en las guías. Conocer por donde pasas, hablar con ese paisano que te mira entre incrédulo y sentimental de los años pasados, es una práctica que nunca estará de más.

A medida que trascurren los días, vas atando cabos, esto no me funciona muy allá, estas polainas no las abrocho bien, este goretex no es tal, llevo demasiada ropa, lo de la capa bufff. Ya sabes que lo que para uno es bueno, para el vecino no tiene porque serlo, un sinfín de conclusiones que van calando en tú cabeza, porque el Camino va enganchándote y como vas intuyendo que vas a volver, empiezas a sacar conclusiones sobre lo que si y que no funciona entre lo que llevas. Pero la primera conclusión que sacas es que sí, esto engancha y mucho.

Ya eres, lo sientes, un aprendiz de peregrino, ya tienes ideas más o menos claras de lo que se puede considerar un albergue bueno, pasable y malo, sin percatarte de que esta clasificación de albergues es un error, es un albergue, no una fonda, ni pensión al uso. Si no te llegara a gustar lo que ves, siempre está entre tus opciones irte, pierdes los euros que habrás pagado, pero piensa que habrás pagado más por el cubata de rigor en el bareto de aquella esquina de tú ciudad y seguramente sería alcohol de garrafón.

Y aprenderás que hay días buenos y menos buenos. Que no sabes muy bien que ocurre, pero hay momentos que no "vas" ni empujándote y por el contrario otros que llevas "gasolina súper", que te pongan lo que quieran. Acabas de aprender en propias carnes los efectos secundarios que pudiera tener el Camino, lo que en el "argot" ciclista se denomina "pájara". Te das cuenta de la importancia de la alimentación, de tener a mano frutos secos, barritas energéticas, etc. para cuando te sientas flaquear. El Camino también es pasar por situaciones complicadas, que superadas, pasan a englobar lo que más adelante llamarás "experiencia".

A medida que te acercas, te percatas que 30 kilómetros en Castilla no son equiparables a los mismos en Galicia. En Galicia los kilómetross son más largos, a veces pueden tener hasta 1.300 metros, según al vecino que le preguntes, claro que te puede decir el famoso "Depende". Lo aprenderás. Los gallegos somos así.

Y llegas. Te puedes sorprender a ti mismo, ¡¡¡¡siiii…!!!, lloras, son lágrimas de emoción. Tú, que ibas de duro, llegaste, a pesar de tener momentos en que lo hubieras dejado todo. Te ha llevado su tiempo, pero ahí estás. Llega con emoción, pero que esta no te haga perder la compostura, ni la buena educación que se te supone, en Santiago vive gente con sus vidas, que tienen el honor de vivir en esa ciudad y no necesitan follones, gritos y desmadre. Entra en la ciudad, imbúyete de ella y en el Obradoiro respira profundamente, será una sensación, una emoción, que no olvidarás en toda tú vida.

Ahora voy a por la Compostela te dirás, que no Compostelana según escuchaste. Compostelana es una mujer que nació en Santiago, no te darán ninguna, afortunadamente. La tienes, pero en tú cabeza, más allá de la emoción de tenerla, empieza a aparecer una especie de fiebre desconocida para ti. Es como si tuvieras mariposas en el estómago. Parece ser que le llaman la “Jacobina o algo así”. Y más allá de que no tengas ojos para lo que puedas llegar a ver, más allá de que no sabes como dar rienda suelta a tus emociones, algo inevitablemente ronda en tú cabeza y cuando lo analizas, sorprendido, dices ¡¡¡No puede ser…..!!! y si, es así, estás pensando, y acabas de llegar, desde donde vas a salir en el próximo Camino.

Bo Camiño.