Camino de la Ría de Muros-Noia | Información

ATENCIÓN: Para sumar los 100 km exigibles para la entrega de la Compostela, hay que hacer los dos ramales, desde Muros y desde Porto do Son.

Desde los puertos de la ría de Muros y Noia, la más septentrional de las Rías Baixas gallegas, en los últimos años se ha reactivado un itinerario jacobeo histórico que, por su vocación marítima, presenta muchas similitudes con el Camino Inglés. Con 102 km de trazado, y por lo tanto en el límite exigido por la catedral para obtener la Compostela, al recorrido histórico desde Muros, pasando por Noia, a la ciudad del apóstol, ha tenido que añadirse una etapa extra, entre Porto de Son y Noia, por la cara sur de la ría; de otro modo no sumaba la distancia.

Dada su cortedad, y la suavidad del perfil, se trata de una vía indicada para quienes no dispongan de mucho tiempo pero, a la vez, para aquellos que deseen realizar un Camino de Santiago completo, desde el inicio hasta la catedral.

Por los mismos caminos que ahora pisamos nos precedieron quienes desembarcaron en la ría y desde sus puertos, en una fase inicial el de Noia, más tarde el de Muros, alcanzaron la tumba del apóstol. Entre estos peregrinos del ayer se citan algunos de los embarcados en la segunda y tercera Cruzada, con recalada en la ría, o el mercader veneciano Pietro Querini, así como otros anónimos que han dejado testimonio en la documentación medieval y del siglo XVI.

La ruta combina las jornadas próximas al litoral, en este caso el de la ría de Muros y Noia, con otras por el interior, que también deparan sorpresas como el extenso bosque de galería que conduce de Noia a Toxosoutos, el propio monasterio de San Xusto de Toxosoutos, el santuario de San Ourente de Entíns o el balneario de Os Ánxeles.

Paisajes amables en los que se suceden las playas, sobre todo en la etapa de Porto do Son a Noia, y donde tienen asiento la marinera y bien cuidada villa de Muros, declarada conjunto histórico; la pequeña y animada ciudad de Noia con sus templos y palacios medievales; o la también marinera localidad de Porto do Son, no lejos de la cual se localiza el mítico castro de Baroña.

Noia, precisamente, ha tomado la iniciativa abriendo el primer albergue de peregrinos del itinerario, inaugurado en 2025. De cara al próximo año santo se cuenta con inaugurar otros albergues, todos ellos de acogida tradicional, en cada una de las etapas.

Por todo lo expuesto estamos convencidos de que este itinerario, que es el gran tapado de los caminos jacobeos de Galicia, va a experimentar un gran crecimiento en los próximos años. ¡Aprovechad, pues, antes de que sea demasiado tarde y se abarrote!

Ah, y ahora sí la última cuestión. Las guías contienen errores (todas) y con el paso del tiempo van quedando desactualizadas. Por lo tanto agradecemos tu comprensión, y también tu ayuda, opinando sobre los albergues (en su ficha) y escribiendo sobre aquello que consideres relevante para mejorar la información de esta web. ¡Buen Camino!

Mapa del Camino de la Ría de Muros-Noia

A día de hoy se conoce bastante bien la evolución de las peregrinaciones por mar, que lejos de haber sido dejadas al albur de las circunstancias de navegación —solo en ocasiones— o a los caprichos de un capitán, solían responder a criterios objetivos y estar bien organizadas. En una primera y poco nutrida fase, se utilizó el estuario del Ulla, el mismo por el que había llegado, conforme a la leyenda, el cuerpo del apóstol Santiago, y donde Gelmírez había creado una marina de guerra. Pero pronto los buques evolucionan, y siempre utilizando las rutas comerciales, los peregrinos son embarcados hacia Galicia buscando el abrigo de las rías más próximas a Compostela, con mayor calado que el estuario del Ulla. De este modo, ya a partir del siglo XII, Padrón y Pontecesures son sustituidos por Noia y, a posteriori, por Muros. A partir del siglo XV, sin embargo, el monopolio va a ser ejercido por el puerto de realengo de A Coruña, bien conectado con Inglaterra, Flandes y Francia.

Las apoyaturas históricas de la ruta no son excesivas, esto no es el Camino Francés ni el Portugués, pero sí superiores a algunas de las rutas jacobeas reconocidas. Se cita siempre la carta puebla de Noia, dada por Fernando II al arzobispo compostelano Pedro II en 1168, donde se concede permiso para “restaurar” el portus apostoli, garantizando la inmunidad para aquellos buques que transporten peregrinos. Citado por las fuentes medievales como puerto del Tambre, por ser este el río que desemboca en la ría de Muros y Noia, a él arribó buena parte de la flota inglesa, embarcada en Darmouth, de la Segunda Cruzada (1147). Sus soldados, tras postrarse ante el apóstol, proseguirían su singladura hasta Lisboa, donde ayudarían al rey portugués Afonso Henriques a tomar la plaza a los moros.

En 1189 también recala en la ría una expedición germana que formaba parte de la Tercera Cruzada, y hace lo propio que la anterior, participando también en la reconquista portuguesa, ahora con la toma de la algarvía Silves.

Noia vive un período de esplendor con el arzobispo Berenguel de Landoria, que lo fue de 1317 a 1330. Imposibilitado de tomar posesión de su sede por las luchas feudales, se instaló aquí con su corte hasta 1320, promoviendo la construcción de la iglesia de Santa María a Nova. En el cementerio medieval de este templo fue hallada la lápida de un peregrino, tocado con la clásica indumentaria, que ahora se expone en el interior. En el bajo Medievo también son creados dos hospitales de peregrinos: el de Sancti Spíritus de Afora (c. 1300), del que resta la portada repleta de símbolos jacobeos, y el de Sancti Spíritus de Adentro (c. 1476), cuya fachada gótica aún subsiste. Se sabe que en este tiempo Noia, como Compostela, incluso tuvo su rúa dos Concheiros, donde los peregrinos adquirían su emblema, y una puerta denominada “de la Peregrina”.

A medida que va aumentando el calado de los buques y hacen su aparición las carracas, al tiempo que el puerto de Noia se va colmatando con la arena, Muros lo sustituye como principal rada para el desembarco, contando también con su hospital (1418) y un lazareto inmediato al santuario de la Virgen del Camino. En este período la ría de Muros y Noia se había convertido en un espacio de recalada, en espera de viento favorable para doblar el cabo Fisterra, en la que funcionaban muchos astilleros dispuestos a realizar las reparaciones pertinentes.

Uno de los testimonios más interesantes de peregrinación entre Muros y Santiago nos lo proporciona, en 1431 y a través de su diario, el mercader veneciano Pietro Querini. En ruta del Mediterráneo a Flandes, se detuvo en la ría para reparar su carraca, la Gemma Querina, y aprovisionarse; durante estos días se desplazó a Compostela a caballo. El patrón y navegante, miembro del consejo de la República Serenísima, es una figura muy estudiada en Italia, Irlanda, Noruega y Suecia, a donde lo llevó una infortunada travesía, y con su nombre se ha instituido una ruta europea de la que forma parte este Camino.

Todavía en 1524, tenemos noticia de que el mismísimo rey Carlos I intercede ante el gobernador de Galicia para que libere a 50 peregrinos franceses, que no es un número menor, que habían sido apresados en Muros.

Por lo tanto, y como puertos de desembarco de peregrinos, tanto es así que se barajó incluso la posibilidad de denominar a esta ruta como “Camino Inglés del Sur”, la ría de Muros y Noia está bien documentada como uno de los mejores lugares para acceder por mar a Compostela, lo que constatamos al menos desde mediados del siglo XII al XVI. Sirva como último dato que el hospital de Sancti Spíritus de Afora, en Noia, mantuvo su actividad hasta 1747. 

En conclusión: el de Muros y Noia cuenta con suficientes argumentos de peso para demostrar su historicidad, y es el gran camino que falta para completar los principales itinerarios jacobeos de Galicia.

En ocasiones se llega tarde a la estación, y el tranvía ya ha partido… Esto es lo que le ocurrió al Camino de Muros y Noia, pues quienes debieron velar por recuperarlo no estuvieron atentos ni a la primera fase revitalizadora ni a la segunda, que se saldó con el reconocimiento oficial de los caminos de Invierno y Portugués de la Costa en 2016. A partir de entonces, al menos en Galicia, han llegado los numerus clausus.

Además de algunos estudiosos locales, en su día tiraron del carro los empresarios de la ría, que crearon la marca Ría de la Estrella, en alusión a la que brilla sobre la tumba del apóstol. Pese al apoyo posterior de los municipios, y de que faltó poco para que fuese integrado en las rutas jacobeas de Galicia como “Camino Inglés del Sur”, el proyecto se frustró por la vía de la Xunta, aunque en 2020 consiguió el reconocimiento de la catedral de Santiago con la posibilidad de obtener la Compostela.

Los últimos años no han sido, salvo el esfuerzo promocional realizado por los municipios y asociaciones en 2022, muy fructíferos. Las cifras de las compostelas recogidas por los peregrinos que hacen esta ruta son explícitas al respecto: 1.255 en 2022, 190 en 2023, 365 en 2024. Sin embargo, pronto las cosas van a cambiar…, estamos persuadidos de ello.

Porque conscientes de que hay vida más allá del reconocimiento oficial, de cara al próximo año santo (2027) se va a realizar un gran esfuerzo que incida en los aspectos cruciales para potenciar una ruta de peregrinación homologable a las que conocemos: obras de mejora del recorrido en múltiples tramos, apertura de una red de albergues pública de peregrinos, nueva y completa señalización, publicación de guías como la que estás usando en Gronze, mejora de la web propia y de los tracks, comunicación dirigida al mundo peregrino, etc.

Otro aliciente que jugará a favor de esta ruta es la apertura del itinerario bautizado como Volta de Gloria, un premio para el peregrino que ya ha ido a Muxía y Fisterra, y desde allí, aún con tiempo, desea regresar por uno de los tramos más hermosos de la costa gallega, el comprendido entre Fisterra y Muros, para luego enlazar con este itinerario jacobeo para regresar a Compostela.

El peregrino del siglo XXI siente predilección por las rutas costeras, véase el fulgurante éxito del Camino Portugués de la Costa, y por los itinerarios que pueden completarse en poco tiempo, así el Camino Inglés, máxime si está garantizado el acceso a los puntos de inicio. En tal sentido, el Camino de la Ría de Muros y Noia encaja perfectamente en esta demanda, ello sin obviar su historicidad, un elemento que aporta rigor a la propuesta frente a otros productos turísticos inventados.

Esta ruta recorre una de las Rías Baixas, superando luego un pequeño escalón para, a través de la comarca de A Maía, entrar en Santiago. Por lo tanto, hemos de pensar en un clima bastante dulce, caracterizado por unos contrastes térmicos estacionales poco acusados, lo mismo que los diarios, aunque sometidos al generoso régimen pluviométrico de la costa occidental gallega, con un alto porcentaje de humedad constante.

Resulta difícil recomendar una estación, o determinados meses, como los más aptos para realizar esta ruta. Como orientación nos remitimos a las medias de precipitaciones y temperaturas: en Noia, por ejemplo, de octubre a abril la lluvia suele estar presente en la mitad de los días del mes, situación que mejora, también las temperaturas, a partir de mayo. Los meses más lluviosos suelen ser, en este orden, enero, octubre y noviembre, y los más secos agosto, julio y junio.

En cuanto al calor, en la proximidad de la ría, que modera las temperaturas, raras veces se superan los 30º, y también es extraño que se baje de 6º, siendo los meses más fríos enero y febrero. Por lo tanto, salvo por la entrada de temporales, borrascas con viento fuerte del SO y aguaceros, cualquier época del año puede ser adecuada para realizar este Camino, aunque el paisaje lucirá más hermoso en primavera y otoño, y el calor, nunca agobiante, estará asegurado en verano. 

Sin embargo, con el avance del cambio climático el clima de Galicia se está volviendo loco, por lo que no pierdas mucho tiempo en analizar series históricas: ven y jugarás a la lotería; y si llueve…, ya escampará.

Como sucede con todos los caminos, la Semana Santa y el verano tienen el inconveniente de la alta ocupación, sobre todo en lugares como Muros, pero la ría de Muros y Noia poco tiene que ver con la situación de las restantes Rías Baixas, bastante masificadas de mediados de julio a finales de agosto. Además, los fines de etapa de este Camino están bien surtidos de alojamientos que trabajan con los peregrinos, por lo que, con cierta previsión, no será difícil encontrar a diario plaza ni siquiera en agosto.

Nuestro itinerario discurre por un espacio natural privilegiado. En primer lugar por la propia ría de Muros y Noia, que ofrece una intrincada estructura al poseer varias bahías y brazos. Se encuentra rodeada de montañas, entre ellas la Serra do Barbanza al sur y el emblemático Monte Louro en la boca, todas ellas repobladas con coníferas y eucaliptos, pero con persistencia de bosques mixtos en los que están presentes robles, castaños, laureles y otras especies. El estuario del Tambre, rico por sus marismas y junqueras, es una zona de especial conservación que forma parte de la Red Natura 2000; lo constataremos al cruzar la larga Ponte Nafonso.

Al introducirnos en el interior prosigue el aprovechamiento forestal intensivo, centrado en eucaliptos y pinos, pero también alguna zona ganadera, lo que se traduce en mayor presencia de pastos. Con todo, el Camino tiene la suerte de recorrer varios bosques autóctonos, así en la bajada de Urdilde a Brión, o en la salida de Os Ánxeles, sin olvidar, en la variante fluvial a Toxosoutos, los bosques de galería que acompañan a los ríos de Vilacoba y San Xusto. La entrada en Santiago también constituye una sorpresa, pues se llega a la ciudad, desde Vidán, con sigilo y entre arbolado; no exageramos si calificamos esta aproximación como la más afortunada de todos los caminos jacobeos.

El Camino de la ría de Muros y Noia no solo es gallego, sino netamente coruñés, equiparándose al Camino Inglés y a la Prolongación a Fisterra y Muxía. Desde Muros, los municipios recorridos son pocos: Muros, Outes, Noia, Porto do Son, Lousame, Rois, Brión, Ames y Santiago de Compostela.

Tampoco estamos, pese a partir de la costa, ante un itinerario excesivamente urbanizado, pues carece de ciudades. Si bien con mayor densidad poblacional en la ría, la mayor parte de los núcleos atravesados son modestas cabeceras de servicios y aldeas, a excepción de Noia (sumando el vecindario de la parroquia de Barro se aproxima a los 12.000 habitantes), Bertamiráns (cerca de 10.000 habitantes), Muros (que en unión de Serres alcanza los 4.000 habitantes), Porto do Son (algo más de 2.000 habitantes), Esteiro (1.800), Serra de Outes (1.100) o Portosín (alrededor de 1.000), siendo ya menores los finales de etapa de Urdilde (800) y O Cruceiro de Roo (100).

Se puede decir, así pues, que la ruta ofrece un equilibrio entre los tramos urbanizados en las villas y su contorno, las áreas rurales salpicadas de pequeños núcleos y edificación nueva dispersa con sus huertas, y las zonas dedicadas sobre todo al aprovechamiento forestal y, en menor medida, ganadero.

Ya hemos indicado que este camino no presenta grandes dificultades. Nada de puertos de montaña, ni de cuestas con rampas de exagerada pendiente. No obstante, Galicia es como es, y siempre hay colinas y valles más o menos encajados. También hemos de considerar la transición de la costa hasta Compostela, que se sitúa a 260 m sobre el nivel del mar.

Para comenzar, sin embargo, hemos de advertir que el tránsito costero puede generar equívocos, ya que los caminos históricos, y aquí la ruta intenta adaptarse a lo que fue el camino real de Muros a Noia y Santiago, solían evitar el borde litoral, en otro tiempo más traicionero que ahora. En consecuencia, como se puede comprobar a través de los perfiles, la ruta sube y baja por los derrames, nunca de excesiva altura, que llegan desde los montes circundantes al mar. Este perfil quebrado evita la monotonía de lo que podría ser un paseo marítimo continuado, o un recorrido por pasarelas y playas, aportando vetustas veredas que, en ocasiones, mantienen el enlosado de las calzadas.

La dureza no vendrá, por lo tanto, únicamente de los desniveles acumulados, sino de su conjunción con los tipos de firme, porque esta ruta no está domesticada con apisonadoras y rellenos de grava y zahorra, y esto es parte de su encanto frente a otros caminos gallegos.

En cuanto al porcentaje de tramos de tierra o de calzada, frente a los de asfalto u hormigonados, está casi al 50% en el total. Las etapas con mayor proporción de carreteras, aunque sean pistas locales, son la de Porto do Son a Noia y la de Urdilde a Santiago.

La geografía del territorio, a la que se ha adaptado la ocupación humana, propicia una distribución de las unidades poblacionales, provistas de servicios, que determina las etapas. Siempre en función de la lógica caminera y peregrina, hemos definido unas jornadas que consideramos asumibles y, entre tanto no se modifique la oferta de alojamiento, idóneas. En cualquier caso, siempre aludiremos a posibles alternativas.

El primer día se propone caminar de Muros a Cruceiro de Roo, un núcleo modesto y que cuenta con varios alojamientos a buen precio. La segunda y tercera jornada pivotan en torno a Noia, con dos etapas cortas que propician la visita calmada de esta pequeña ciudad, por una parte, y el desplazamiento sin prisas a Porto do Son para desde allí regresar a pie a Noia. ¡Dos noches en la misma localidad, un lujo nada habitual en el mundo de la peregrinación!

Desde Noia es importante elegir la ruta: el camino histórico, más directo y rápido, o el vergel de la variante fluvial hasta Toxosoutos. A partir del antiguo cenobio prosiguen unidas, concluyendo ambas en Urdilde por pura necesidad de encontrar un alojamiento. Y el último día, en un trayecto más urbanizado pero sugerente por A Maía, tan solo resta alcanzar la ciudad del apóstol.

De todo lo atravesado dos localidades nos van a invitar a que dediquemos un tiempo para conocer su patrimonio: Noia, que según el plan que proponemos estará bien servida, y Muros, a donde conviene llegar el día anterior de la partida, y no en el primer bus de la mañana.

Entre las variantes ya hemos citado varias veces la fluvial, cruzando el puente medieval de Traba al salir de Noia, hasta el que fue monasterio de Toxosoutos; estamos convencidos, dado lo que en ella vais a encontrar (ríos, bosques, cascadas, románticas ruinas,…), que se acabará convirtiendo, pese a sus inconvenientes, en la principal. El segundo punto para elegir alternativa es Orro, desde donde se puede entrar a Noia por Santa Cristina de Barro, la vía histórica, o a través de A Barquiña y costeando, más amable pero más larga.

Dicho lo cual, llega la hora de coger la calculadora. El camino canónico nos llevará 5 días, y si le añadimos una jornada para llegar a Muros y visitar el pueblo, y otra de estancia en Santiago incluyendo la partida, estaremos hablando de una semana. En caso de sumarle las etapas de la Volta de Gloria entre Cee y Muros, o entre Fisterra y Muros, podríamos hablar de unos 10 días. Y con la Volta de Gloria completa, o sea, el circuito de Santiago a Santiago por la Prolongación a Muxía y Fisterra, más el enlace Cee-Muros y el Camino que nos ocupa completo, entonces necesitaríamos entre dos semanas y medio mes. Esta última opción genera una ruta circular de media distancia que ronda los 270 km.

Otro valor del itinerario es el referido a la accesibilidad, pues llegar al inicio del recorrido resulta muy fácil. Tenemos Santiago de Compostela, con su aeropuerto internacional y la intermodal (tren + autobuses), y desde la ciudad no hay más que tomar el autocar de la empresa Monbus (www.monbus.es) a Noia y Muros, que es el mismo que conduce a Cee y Fisterra; ofrece varios servicios diarios de ida y vuelta. La misma empresa también proporciona servicios regulares de Noia a Porto do Son (destino Ribeira). Estas líneas facilitan, asimismo, idas y vueltas entre las etapas si surge cualquier inconveniente.  

Si bien es anticaminero lo que vamos a expresar, es cierto que en este itinerario se podría tomar una base de operaciones central, por ejemplo Noia, y desde allí moverse para hacer las diferentes etapas, recurriendo a los autobuses, o a un taxi, para regresar cada día, cuando sea menester, a la villa.

Para concluir, conviene indicar que el Camino de la Ría de Muros y Noia es tranquilo y seguro, por lo que el componente de aventura que siempre va unido a los caminos jóvenes, lo que hará que nos sintamos pioneros, nada tiene que ver con transitar por una zona abandonada o sin servicios, todo lo contrario.

¿Para quién es recomendable este itinerario? Pues tanto para los que tenga preferencia por las experiencias nuevas, poco trilladas, sintiéndose así protagonistas activos de la revitalización de un camino histórico, como para los que busquen trazados amables, un fácil acceso, paisajes sugerentes, un territorio equilibrado en sus recursos patrimoniales y la amabilidad consustancial de quien desea promocionar su incipiente camino. Completar una ruta corta también puede constituir un test para quien se proponga realizar itinerarios de más largo recorrido a posteriori.

La abundancia de núcleos habitados y de servicios, unida a la cortedad de la distancia, son elementos consistentes para que evitemos cargar peso de más. Con una mochila de 30 litros será más que suficiente para hacer esta ruta, a la que tampoco conviene venir con el kit sanitario habitual de las largas travesías o de prolongadas soledades, ni tampoco con bidones o cantimploras grandes, siendo suficiente uno de medio litro o tres cuartos de litro. Tampoco creemos que son aquí necesarias, ni recomendables salvo que alguien tenga problemas en los tobillos, las botas de senderismo; será suficiente con unos zapatos de marcha de calidad.

En cuanto al saco de dormir, atención, pues si no se va a pernoctar en el albergue de Noia puede también resultar innecesario.

Lo que nosotros añadiríamos, además de un cortavientos, y un chubasquero o capa impermeable, es un pequeño paraguas plegable, sobre todo si se va a caminar en primavera, otoño o invierno.

En el Camino de la ría de Muros y Noia tendremos cada dos por tres farmacias, cajeros y bancos, tiendas, bares, fuentes, alojamientos…; tan solo podríamos decir que flojea en talleres de bicicletas, presentes en Serres —justo al salir de Muros— y Noia.

El gasto medio diario puede resultar un poco más alto, al no haber por ahora más albergue de peregrinos que el de Noia, y uno privado cerca de Muros, que en los restantes caminos de Galicia, pero esto se puede solventar si vamos en compañía, pues compartiendo habitación, doble o triple en pequeños hoteles y  pensiones, el precio puede aproximarse a lo que se gasta habitualmente cuando se recurre a los albergues privados. Al no poder cocinar, no obstante, para la cena habrá que recurrir a los menús

Por lo demás, aquí tenemos la ventaja de transitar, al menos hasta ahora, por un terreno virgen donde no se explota al peregrino. Encontraremos menús del día de los de verdad, y precios en general comedidos, así como detalles de cortesía como el tapeo que se suele ofrecer en bares y cafés con la bebida, todo un detalle. Los vecinos también estarán más dispuestos a pararse a hablar con nosotros, los peregrinos, y a facilitarnos la experiencia: somos, todavía, una novedad. ¡Aprovechemos, por lo tanto, la cálida acogida consubstancial a la fase inicial de los caminos, ajena al desgaste de los lugares masificados!

En cuanto a la seguridad, ya sabes cual es el teléfono de emergencias de la UE: 112. Por la zona también podrás contactar con la policía local de Muros (609 111 934), Outes (649 429 068), Noia (981 842 101), Porto do Son (981 853 071), Brión (981 893474) o Ames (619 767 575), así como con la Guardia Civil y, en Santiago, también con la Policía Nacional.

La única guía en papel del itinerario, de nuestra autoría, ha sido publicada a finales de 2024, por la Asociación de Municipios de la Ría de Muros e Noia, con el título El Camino de Santiago de la Ría de Muros Noia; se puede conseguir a través de dicha asociación.

La misma Asociación de Municipios del Camino de la Ría de Muros Noia posee una web que, pese a su sencillez, durante mucho tiempo ha sido el referente para quien se aventuraba a realizar la ruta (caminoriamurosnoia.gal). Desde ella se puede descargar al móvil o gps el track, si bien no está actualizado al 100% como el de Gronze.

Esta guía de Gronze, con el compromiso de una permanente actualización, desde ahora aspira a convertirse en el principal recurso informativo del itinerario. Después de haber realizado dos veces la ruta completa en 2023 y 2024, y regresado a ella para buscar atajos, definir variantes y conocer todas las novedades que se están implementando (obras de mejora, albergue de Noia, variantes, etc.), aportamos aquí numerosas sugerencias, siempre bajo la óptica de un peregrino, para que vuestro camino sea satisfactorio. Asimismo, estamos en constante relación con los responsables del mantenimiento de la ruta, municipios y asociaciones, para solventar los puntos negros, reforzar la señalización y desarrollar nuevas actuaciones.

Recordamos que ha habido dos fases en el balizamiento de esta ruta. En la primera se optó por la emblemática tradicional, o sea, la flecha amarilla pintada sobre un rectángulo de color azul marino (para diferenciarse de las restantes rutas gallegas); los colores clásicos del Camino de Santiago. Estas marcas, exentas y clavadas en pequeños postes, o pintadas en muros, el suelo, postes y árboles, aún permanecen en muchos lugares, prácticamente en todas las bifurcaciones y encrucijadas, y constituyen una buena referencia para que no estemos todo el tiempo pendientes del track.

A la anterior campaña, con los sucesivos retoques y algunas aportaciones locales más románticas (conchas de vieira, por ejemplo, en algún que otro bosque), se ha sumado un serio proyecto de señalización a finales de 2024. En este invierno se han añadido, en los cruces más conflictivos, docenas de postes que en su diseño incluyen el icono de la concha jacobea estilizada en amarillo, la flecha de dirección en el mismo color, la distancia a la catedral de Santiago y el emblema de la ruta queriniana (en recuerdo del peregrino Pietro Querini).

A flechas y postes se han sumado en 2025, todo un deseo de hacer bien las cosas en el menor tiempo posible, las conchas de metal que balizan los tramos urbanos de Muros y Noia. En caminos con mucho pedigrí ha habido que esperar años para que las grandes ciudades —muchas no lo están aún— fueran balizadas.

¿Se puede hacer este camino en bicicleta? Poder, lo que se dice poder, se puede, nada hay imposible para un bravo bicigrino, pero la traza de la ruta…, no es que se preste a ello. En primer lugar, advertimos que será recomendable una BTT con buenas cubiertas, pues abundan los tramos irregulares de tierra y guijarros, y las pendientes pedregosas o con desgastadas losas de calzadas, que cuando llueve os podéis imaginar el riesgo que entrañan.

La alternativa a los trechos más complicados, que estarán debidamente indicados en el apartado Al loro de las etapas, casi siempre van a ser carreteras poco recomendables: entre ellas la AC-550 (Muros-Noia), con muchas curvas y mucho tráfico, que va bordeando la ría, o entre Noia y Santiago la AC-311 y la AC-543, la segunda más despejada por existir una vía de alta capacidad, prohibida al tránsito de ciclistas, paralela (CG-1.5, a partir de Brión autovía AG-56).

Si llegáis sin bicicleta la podéis alquilar en Santiago, con varias opciones, pero también en Muros (Triki, www.facebook.com/BicicletasTriki/?locale=gl_ES) o Noia (M.C. Bikes, mcbikesnoia.es).

Dada la cortedad de la ruta, para las bicis proponemos la filosofía slow, o sea, tomárselo con mucha calma dedicando su tiempo a Muros, Noia y las playas que se tercien. Para ello bastarían tres días: una primera etapa de Muros a Noia, la segunda de ida y vuelta a Porto do Son (se puede ir por la carretera y volver por el Camino), y la tercera y más exigente de Noia a Santiago.

Al no sumar 200 km, en bicicleta no se puede obtener la Compostela aunque se complete el Camino, pero tal vez se pueda conseguir si se hace la Volta de Gloria entera (prolongación a Fisterra y Muxía más tramo Cee-Muros previos) o se viene desde Fisterra.

En cualquier caso, la tendencia de los caminos de Santiago es clara, y muestra una clara reducción del porcentaje de peregrinos en bicicleta (en 2024 ha caído al mínimo, un 4,57%) frente a los caminantes. Y es que el Camino no se disfruta de igual manera a pie que sobre ruedas.

Los albergues para peregrinos han sido el gran ausente, por el momento, en este itinerario, y probablemente la principal causa de que no haya despegado en número de usuarios. Pero la sequía parece tocar a su fin, ya que en 2025 ha comenzado a funcionar el albergue de Noia, titulado Portus Apostoli en recuerdo de la tradición. El edificio que lo acoge formaba parte de una histórica fábrica de curtidos, y su diseño un ejemplo para lo que podrían ser los albergues de esta ruta, con habitaciones de 4 plazas en literas. Dada la abundancia de servicios en las inmediaciones carece de cocina (tan solo posee un office con microondas).

El de Noia es el primero de una red, que se pretende completar antes del año santo de 2027. A él pronto podrán sumarse los de Toxosoutos, en las dependencias que fueron del monasterio medieval, y otros en cada una de las etapas, así en Muros o Urdilde como los primeros comprometidos.

Estamos persuadidos de que la creación de esta red, que se pretende funcione toda ella bajo las premisas de la acogida tradicional, esto es, en régimen de donativo y con participación de hospitaleros voluntarios, va a suponer un antes y un después en la dinámica del itinerario. Hasta entonces, los alojamientos convencionales están prestando un gran servicio al Camino por haber descubierto que el perfil del peregrino contribuye a la desestacionalización, y también a animar lugares no excesivamente turísticos situados a pie de ruta.

Podemos considerar que la oferta de alojamiento, tanto en la gama económica como en la de altas prestaciones, es bastante completa en el presente. En Muros resulta muy variada, y si sumamos el centro estival de Louro, distante 3 km y donde también hay un camping, es aún mayor. Precisamente en Louro funciona un albergue que, si bien está más orientado a los surfistas, proporciona esta modalidad de pernocta en dormitorio compartido.

A lo largo de la ruta también es suficiente, por el momento, la oferta de fines de etapa como O Cruceiro de Roo o Urdilde, pequeños núcleos que han visto en el Camino su oportunidad. Por supuesto, en Noia también encontramos un nutrido catálogo de pensiones y hoteles, y para quien desee quedarse en Porto do Son, o Portosín, cabe indicar lo mismo. A las anteriores tipologías hay que sumar los apartamentos, que en los últimos años se han multiplicado en la zona; algunos solo se reservan más de una noche, y no suelen estar libres en temporada alta, pero el resto del año la cosa cambia, aunque no es un tipo de alojamiento (salvo que no os importe pagar más) muy indicado para peregrinos solitarios.

Ya en las inmediaciones de Compostela, en Os Ánxeles existe un grande y moderno hotel-balneario (con entrada independiente al circuito termal), que puede suponer un reclamo para muchos peregrinos. Quizá en Bertamiráns, cabecera del municipio de Ames, se echa en falta algún alojamiento que permita, a los más camineros y madrugadores, realizar una etapa temprana para llegar a Santiago a la misa del peregrino del mediodía.

El resto de los servicios es aceptable, pues en todos los fines de etapa existen tiendas de alimentación o supermercados (en Muros y Noia disponemos asimismo de mercados municipales) y también bares, cafeterías, tabernas, mesones y restaurantes. Los principales núcleos de población también cuentan con farmacias, oficinas bancarias o cajeros, y tiendas con talleres de bicis (en Serres y Muros).

La etapa más desasistida es la que va de Noia a Urdilde, con un solo bar en todo el trayecto, además apartado de la ruta, y una tienda en una gasolinera, aunque en Urdilde hay de todo.

Ya hemos indicado que los precios de esta ruta están más ajustados que los de caminos excesivamente explotados (léase Francés o Portugués), y que es posible encontrar buenos menús del día para comer, pero no tanto para cenar (habrá que insistir en esto a la hostelería).

Quizá echaremos en falta esas áreas de descanso con mesas, bancos, fuentes y sombra presentes en los caminos que llevan años funcionando, aunque por la ría existen algunos espacios, a veces con miradores, creados para el reposo de los viajeros, y siempre nos queda el recurso de parar en los atrios de iglesias, capillas y santuarios, que cumplían esta función en el pasado y siguen siendo muy aptos para una parada.

Las fuentes no son muy abundantes salvo en los núcleos, pero suficientes para unas etapas no excesivamente largas.

Y si deseas lavar la ropa fuera de los alojamientos que te ofrezcan este servicio, Muros, Outes, Noia, Portosín o Bertamiráns cuentan con lavanderías automáticas.

En un principio, el emblema de este Camino es el mismo que en cualquier itinerario jacobeo, o sea, la concha de vieira. Y aunque Muros está junto al mar, y en la ría hay bateas, te aconsejamos que la lleves de casa o la adquieras en Santiago, no vaya a ser que te quedes sin ella.

En cuanto a la credencial, para la ruta de la ría de Muros y Noia no existe una específica, por lo que debemos utilizar alguna de las convencionales, sin ir más lejos la de la catedral de Santiago, que puede ser adquirida en la Oficina de Peregrinación compostelana de la Rúa Carretas o, ya en Muros, en la iglesia de San Pedro. Si haces primero la etapa de Porto do Son a Noia, pues el orden no importa, también puedes conseguirla en el Museo Marea de la localidad. No te olvides de estampar dos sellos al día por etapa, requisito para que puedas justificar tu ruta y obtener la Compostela.

Y para esto último, conseguir tu certificado de peregrinación, ten bien claro que no basta con hacer el camino directo de Muros a Santiago, sino añadirle ese anejo por la cara sur de la ría, de Porto do Son a Noia, ya que de otro modo no sumarás 100 km. Alguno puede considerarlo un absurdo, algo ajeno a la tradición viaria, pero cambiarás de opinión cuando, una vez en marcha por la etapa, comiences a pasar por preciosos arenales, en todo momento con el singular Monte Louro en el horizonte.

Reiteramos que, como mínimo, habrá que dedicar medio día a conocer tanto Muros como Noia. La villa muradana es una de las costeras mejor conservadas de Galicia, y posee un buen catálogo de edificios medievales, entre ellos muchas de las casas con soportales que se asomaban al mar. Perderse por sus calles y plazuelas es el mejor consejo, visitando la iglesia gótica de San Pedro, la praza da Pescadería Vella, el puerto, el santuario de la Virxe do Camiño o la antigua fábrica de salazón de Sel (Museo do Mar), entre otras muchas cosas.

En cuanto a Noia, se presenta como una pequeña ciudad que también cuenta con varios edificios medievales, entre ellos casas y palacios, el hospital de peregrinos y, sobre todo, las iglesias de San Martiño, cuya monumental portada os evocará el Pórtico de la Gloria, Santa María a Nova, con su colección de laudas gremiales del bajo Medievo, y la conventual de San Francisco. Además del casco histórico, conviene dar un paseo por sus cuidados jardines y alameda de palmeras, y luego proseguir junto a la ría y, cruzando el puente do Campo das Rodas, hasta la fábrica de curtidos de Cadarso, en el barrio de A Chaínza, donde se sitúa el albergue de peregrinos.

Más allá de los principales núcleos, en Porto do Son también podremos disfrutar de la arquitectura de una villa marinera y de su museo Marea, en Bertamiráns conocer el pazo da Peregrina con sus jardines y los paseos fluviales, en Serra de Outes la senda también fluvial del río Tines, en O Cruceiro de Roo la iglesia barroca de San Xoán y en Urdilde la de Santa María. Otros templos van jalonando las diversas parroquias que atraviesa la ruta, con especial mención de dos: el de Santo Ourente de Entíns, que además es un santuario, acompañado de la capilla de Nosa Señora do Rial, y el de San Xusto de Toxosoutos, que perteneció a un monasterio y aparece rodeado de bosques y cascadas.

De los puentes dos sobresalen sobre los demás: el de Pontenafonso, de gran longitud, situado donde el Tambre desagua en la ría, y el de Traba, en Noia, que mantiene su estructura medieval. Otros, como el puente do Ruso, resultan igualmente evocadores de unos caminos reales ahora recuperados.

En el campo de la etnografía, la ría de Muros y Noia es un auténtico reservorio de arquitectura popular, con numerosos edificios tradicionales en sus aldeas, que aparecen repletas de hórreos, en algún caso, como el de Bornalle, hasta 22 y con sus eiras. Otro tanto cabe decir de fuentes, lavaderos, muros de piedra seca, calzadas, cruceiros (alguno tan artístico y complejo como el de Eiroa), petos de ánimas, embarcaderos tradicionales…

Los amantes de la arqueología tendrán una cita con los petroglifos, que en algún caso se encuentran a pie de ruta, y con los castros, entre ellos uno de los más famosos y visitados de Galicia a un paso de Porto do Son y junto al mar: el de Baroña.

Al patrimonio industrial pertenecen, en la ría, las fábricas de salazón, que se suceden en la zona de Muros, y los astilleros tradicionales o de ribeira, presentes en O Freixo, Outes o Noia. A lo largo del Camino también hacen acto de presencia otras fábricas del ayer como las curtidurías, caso de Noia, o las papeleras, con dos localizaciones junto al río de Vilacoba. A un paso de la ruta también queda la Central Eléctrica do Tambre, diseñada por Antonio Palacios.

Otro valor esencial de este Camino es el paisaje, en la ría con la presencia icónica del Monte Louro, una especie de peñón de Gibraltar gallego, de pequeñas islas e islotes, ensenadas, calas, arenales, marismas,… En todo el trayecto están asimismo presentes los bosquetes y bosques autóctonos, muchos de ellos acompañando a arroyos y ríos.

De la ría llegan crustáceos y moluscos, siendo la de Muros y Noia un gran criadero de bivalvos como el berberecho, la almeja, la navaja o la ostra, explotados por las cofradías de mariscadoras con criterios sustentables. En sus bateas también se crían el mejillón o la vieira. Ellos dan pábulo a preparaciones como la empanada de maíz con berberechos, muy típica de Noia.

Las lonja con más descargas en la ría es la de Muros, seguida de Portosín, y a ellas llegan especies como jurel, caballa, sardina, merluza, congrio, raya, pinto, maragota, etc., así como pulpo, pota, calamar, centolla, nécora, etc.

Todos los restantes productos de la gastronomía gallega están también presentes a lo largo del itinerario.

Nos toparemos con alguna sorpresa local, como la tortilla romana en Muros, que es un dulce muy energético, y por lo tanto apto para el Camino.