Desde el jardín de l’Évêché el GR va en todo momento al borde del Agout, desembocando en la senda arbolada que bordea la trasera del cementerio y cruza el río por una pasarela metálica con plataforma de madera. En el margen opuesto pronto se desvía antes de una rotonda (providencial boulangerie L’Émile Pain), por la antigua ruta de Navès, que aunque asfaltada continúa por el bosque en galería fluvial hasta la D85.
Si alguien pensaba que esto era pan comido, ahora toca sufrir, pues nos toca caminar exactamente 1 km por el arcén izquierdo de esta transitada carretera, justo hasta el enlace, a través de dos rotondas, con la N112, que discurre a un nivel inferior. Para consolarnos, a mitad de camino podemos aprovisionarnos de fruta a buen precio en el almacén a granel Art et Délice.
Salimos de la segunda rotonda para bajar próximos al lugar de Envieux, girando luego a la izquierda para cruzar la vía férrea y atravesar, literalmente, el jardín privado de una de las casas de Richard. Justo después nos acercamos al cauce del Thoré, afluente del Agout, pasando bajo los arcos de un bonito puente del ferrocarril en piedra y ladrillo, y subiendo al de la D85, únicamente de piedra, por el que cruzamos el río.
En la siguiente encrucijada viaria se debe seguir hacia Saix, y no hacia Dourgne como sería lógico, hasta el disperso residencial de Fongloudou, donde entre campos de cultivo se toma la vía local C5 en ascenso hasta Barginac, ya en el límite de la conurbación de Castres.
Una de sus casas antiguas, titulada Ultreia, muestra una cruz y un reloj de sol. Los vecinos crearon una pequeña zona de descanso con un cartel de bienvenida a los peregrinos.