Etapa 20: Citerna - Sansepolcro | Al Loro

Distancia: 
12,2 km
Duración: 
3 h 15 min
Dificultad: 
1
Paisaje: 
2

SOBRE LA ETAPA:

En Toscana la señalización deja mucho que desear. Desaparecen casi por completo las marcas azules y amarillas, y también los postes de Umbría con localidades y distancias. De hecho, todo el recorrido urbano de Sansepolcro carece de señales.

Una etapa más para ciclistas que para peatones. En una hora os podéis poner de Citerna a Sansepolcro.

Por motivos que desconocemos, al salir de Zoccolanti el camino ha sido modificado y, en vez de bajar a la izquierda por un sterrato va a la derecha por una carretera. Es de esperar que el trayecto sea recuperado en breve, ya que además de ser más bonito, por el original se ahorran 500 m.

El camino pasa ante el Piccolo Museo, dedicado al arte contemporáneo e instalado en la antigua Aduana Pontificia.

Dispone, junto a su capilla, de una buena área de descanso con mesas protegidas del sol y fuente.

Resulta lamentable que no se haya buscado una solución para los peregrinos en la llegada a Sansepolcro por la SS73. Hay tramos, como la segunda rotonda de enlace con la SS3, que carecen de arcén, con el riesgo que ello implica.

Quien desee evitar un pequeño tramo de la SS73, y entrar a Sansepolcro por un terreno mucho más amable (muy recomendable), tiene una pequeña alternativa no señalizada antes de pasar bajo la SS3 (ver Recorrido).

SOBRE SANSEPOLCRO:

A pesar de haber entrado a la Toscana, no es una ciudad excesivamente turística, sino más bien comercial e industrial (gran factoría alimentaria de Newlat Food, que entre otros muchos productos elabora la pasta Buitoni). Lo notaremos en los precios, más bajos de los que estamos acostumbrados.

El convento de Santa María dei Servi es uno de esos alojamientos, dependientes de la Iglesia católica, característicos del Camino de San Francesco. No obstante, en esta ocasión no se rige por el donativo.

Conviene hacer la compra antes de entrar en la ciudad. El supermercado Gala se encuentra a 100 m del camino en la confluencia con la SS73, y de camino al centro queda, en dicha carretera (Via Senese Aretina), el super Penny. En el casco antiguo solo dispondremos de pequeñas tiendas.

Frecuentada por los peregrinos, la céntrica Pizzería da Toto (Via XX Settembre, 142) es un bonito local que ofrece una gran variedad de pizzas a buen precio.

En la Piazza Torre di Berta tenemos el Caffè Happy, que por la tarde ofrece aperitivos y prepara buenos cócteles a un precio razonable, entre ellos el invasivo spritz. A un paso, doblando por la calle XX Settembre, la Casa del Caffè (nº101) sirve excelente café, pero también ensaladas de pescado (poke).

Compass Rose es un vetusto y simpático pub irlandés que, para mayor tentación de peregrinos, se encuentra justo enfrente al ostello de Santa Maria dei Servi.

Según la leyenda la ciudad fue fundada por dos peregrinos, Arcano y Egidio, que en el s. X regresaron de Jerusalén portando unas reliquias de Cristo que instalaron en una capilla, dedicada al Santo Sepulcro, para su veneración.

La ciudad, que cuenta con un conjunto histórico interesante pero poco valorado (a la Toscana le sobra arte), tiene su principal reclamo en el pintor Piero della Francesca, aquí nacido en 1415. El Museo Cívico acoge dos de sus obras más conocidas: el políptico de la Madonna della Misericordia y la Resurrección de Cristo.

El duomo de San Giovanni Evangelista ocuparía el lugar del templo que acogió las reliquias traídas de Tierra Santa. Su fábrica románica muestra en una capilla, como sucede en Lucca, el Volto Santo, Crucificado oriental de época carolingia (s. VIII-IX) tenido por obra de Nicodemo y, por lo tanto, en posesión del vero rostro de Cristo. También son de interés el políptico del altar mayor, de Niccolò di Segna (s. XIV), y otras obras del taller della Robbia o del Perugino.

Si estáis interesados en el mundo de las hierbas medicinales podéis acudir al interesante Museo Aboca, que incorpora una especiería y la farmacia del s. XIX.