Etapa 2: Labruge - Póvoa de Varzim | Al Loro

Distancia: 
14,0 km
Duración: 
3 h 30 min
Dificultad: 
1
Paisaje: 
2

El camino continúa por la costa sobre pasarelas de madera, entre paisajes muy fotogénicos con playas, promontorios rocosos y zonas de dunas. Hoy pasaremos junto a una reserva ornitológica que a lo largo del año alberga más de 150 especies de aves.

En los tramos por pasarelas han marcado el camino de forma discreta e inteligente, substituyendo una de las tablillas de madera del pavimento por otra de plástico de color amarillo o azul, con el texto buen camino en varios idiomas.

Las playas largas invitan a descalzarse y caminar un rato por la orilla. Si todavía no lo habéis hecho, os lo recomendamos: es un placer para los pies y para la mente.

En una loma sobre la playa podemos ver los restos arqueológicos del Castro Sampaio, un poblado celta que data de la Edad del Hierro (hacia el siglo V a. C.), si bien siguió habitado durante la dominación romana.

El litoral que estamos recorriendo era conocido hasta mediados del siglo XX como la Costa Negra, por ser la más peligrosa del país para la navegación. Lo podemos comprobar en las numerosas placas conmemorativas de tragedias de naufragios.

El recorrido por el litoral y el “trazado histórico” que viene del Padrão da Legua confluyen en Azurara, unos metros antes del puente sobre el río Ave, a la entrada de Vila do Conde.

Cuidado, no os confundáis de camino, pues desde Vila do Conde también han marcado flechas hacia el interior que llevan a São Pedro de Rates, localidad del Camino Portugués Central, lo cual nos alejaría de nuestra ruta por la costa.

La villa está dominada por la gran mole del convento de Santa Clara, que cuenta con una interesante iglesia gótica del siglo XIV. En el casco antiguo podemos visitar la iglesia de São João Baptista, con su portada de estilo manuelino, los Paços do Conselho (palacios del Ayuntamiento) y la iglesia de la Misericórdia, monumentos todos ellos construidos durante la primera mitad del XVI, el Siglo de Oro también en Portugal.

En el skyline de la villa destaca un larguísimo acueducto de 999 arcos, del que se conservan sus últimos 5 km. Fue construido entre 1705 y 1714 para conducir agua desde un manantial del interior hasta el convento de Santa Clara.

La localidad dispone de estación de metro de la línea B-roja que comunica con Porto. Algunos deciden caminar una primera etapa Matosinhos-Vila do Conde sin peso, tomando acto seguido el metro para dormir de nuevo en Porto, y volviendo aquí al día siguiente, bien temprano y ya con la mochila. Aunque pueda parecer una combinación un tanto artificial, utilizar la ayuda del transporte público tiene muchos adeptos.

Además del albergue de Labruge, en el corto recorrido de la etapa disponemos de otros tres albergues específicos para peregrinos en Vila Chã, Vila do Conde y Póvoa de Varzim. Todos ellos suelen abrir a partir de las 14h.

Si el tiempo acompaña puede ser una buena idea pasar la tarde en la playa de Póvoa, muy concurrida en época estival. Además de casetas de baño, bares chill out y restaurantes, tenemos muy cerca el sobrio edificio del Casino, una biblioteca e incluso, algo más lejos, la plaza de toros.

Otra posibilidad para quienes se aburran en Póvoa sería aprovechar la tarde para tomar el metro hasta el centro de Porto y completar así nuestra visita de la ciudad.

Los platos tradicionales de la zona reflejan la combinación entre pesca y agricultura; destacan el Arroz de sardinhas, la Pescada à Poveira o la Caldeirada de peixe. Los más golosos no pueden perderse las Rabanadas Poveiras, una dulce tentación a la que sin duda sucumbirán.