Etapa 3: Monterotondo - Ponticelli di Scandriglia | Al Loro

Distancia: 
28,8 km
Duración: 
7 h 30 min
Dificultad: 
3
Paisaje: 
4

Podemos aprovisionarnos a la salida de Monterotondo, en Montelibretti (sus supermercados cierran de 13:00 a 16:00 y los domingos) o en Acquaviva (el suyo cierra de 13:00 a 17:00, abierto la mañana del domingo).

A la salida de Monterotondo tenemos todo lo que necesitamos: en primer lugar la Farmacia Comunale (abierta las 24 horas); luego los supermercados Conad (de 8:00 a 20:30, domingo hasta las 20:00), de nuestro lado, y Pam (de 8:00 a 21:00), enfrente, en un centro comercial; y 1 km después un buen lugar para desayunar con apertura temprana a las 5:30, el Mama Caffè.

La Reserva Natural Macchia di Gattaceca e Macchia del Barco —a la salida de Monterotondo, justo superada la A1— ocupa una extensión, entre los montes Cornicolani y el río Tevere, próxima a las 1.000 has. El paisaje es similar al que vimos en la Marcigliana. Las tierras de cultivo y los olivares conviven con áreas de pasto y pequeños bosquetes, todo ello en un típico paisaje kárstico calizo.

A partir de Monterotondo y por la región de la Sabina, en el camino veremos unos pequeños letreros de madera con pensamientos y poemas destinados a la reflexión.

Nos han comentado que está previsto crear una variante oriental, entre Monterotondo y Ponticelli, que pasará por Palombara Sabina.

La arruinada torre della Fiora, que pertenece al comune de Palombara Sabina, fue erigida en el s. XIII.

4 km antes de Montelibretti a la altura del restaurante La Muraccia— no es difícil confundirse y seguir recto por la Via Vecchia Nomentana, en realidad camino antiguo y más corto que el señalizado. Por dicha alternativa disponemos de un par de fuentes. Tras alcanzar la encrucijada en la que tiene asiento la capilla mariana de Vigna Grande, giramos a mano derecha, ante el acogedor y económico Gold Café, por la SP26a (Vía Roma) hasta el pueblo.

Para los ciclistas es aconsejable seguir la alternativa del punto anterior, con menos pendiente que la vía pedestre.

En el núcleo histórico, ligeramente apartado del camino, se encuentran la iglesia de San Nicola da Bari (ss. XVI y XVIII) y el palacio Barberini (s. XVII).

La variante de la gran abadía benedictina de Farfa (de Acquaviva a más allá de Ponticelli —ver etapa siguiente—, no la describimos en Gronze) añade 12 km al camino principal. Se inicia poco después de Acquaviva: cuidado con confundirse en este punto, pues la vía principal sigue a la derecha por la Salaria Vecchia.

El último tramo de la etapa, por el sector de Poggio Corese y el ponte del Diavolo, resulta bastante duro por las fortísimas bajadas y ascensos que se suceden.

Dados los fortísimos desniveles existentes entre Poggio Corese y Ponticelli, se recomienda seguir la carretera SP39 o, en su defecto, la SP40 (Salaria Vecchia).

El ponte del Diavolo, antes de llegar a Ponticelli, formaba parte de la Via Salaria (s. II a.C.). Consiste en una especie de muro de 13 m de altura y 20 m de longitud, para controlar las aguas del torrente delle Vurie, con un aparejo de opus quadratum. La pesadez de sus bloques de piedra, y no la osadía de la construcción, parecen estar en la atribución al maligno.

El bar Mariani (Via Rieti, 37), regentado por Patrizia y Riccardo, una pareja de la asociación que señaliza y promueve el CSF en la Sabina, es el punto de encuentro de los peregrinos. Nos informarán del itinerario hasta Rieti. En el comedor tienen guitarra y piano, para quien guste y sepa tocarlos.

No hay albergue, tan solo un B&B estupendo, que hace un buen precio a los peregrinos, y el bar Mariani, que ofrece hospedaje en un apartamento compartido.

La pizzería La Torre (Via della Chiesa) es una excelente opción para la cena. Grandes pizzas al horno de leña a buen precio. Cierra lunes.

En el compacto y diminuto casco medieval, donde las casas hacen la función de una muralla, se alzan el castillo, originario del s. XI y reformado por los Orsini, y la iglesia de Santa Maria delle Colle, con fachada románica y frescos góticos en el interior.

A lo largo de la jornada hemos visto una gran cantidad de olivos. Con su fruto, especialmente con las variedades Leccino y Carboncella, se elabora el olio della Sabina, el primero de Italia en haber obtenido la D.O. (1996) y uno de los más valorados por su calidad.