Hola de nuevo.

Ayer llegué a Santiago de Compostela según lo previsto.
Os resumo un poco las diferentes etapas desde el último post en Verín.

Desde Verín caminé hasta Boado, unos 33 Kms. pues es la aldea natal de mi padre. Mi intención era continuar al día siguiente hasta Allariz, pero tras llamar previamente al albergue, me comunican tristemente que ese día está completo por un grupo de jóvenes y sus monitores. La otra opción era pagar 30€, así que cambié planes y caminé hasta Xunqueira de Ambía. Unos 21 kms.

En Xunqueira de Ambía conocí a un grupo de 7 peregrinos de diferentes nacionalidades que venían compartiendo etapas y albergues desde Sevilla. Se puede decir que me adoptaron en el grupo, pues compartí etapas, la estancia en los albergues, muchos desayunos, comidas y cenas, hasta llegar a Santiago de Compostela.

De Xunqueira de Ambía llegamos a Ourense, al albergue de la Xunta. Mientras esperábamos su apertura a las 13:00, les comuniqué que muy cerca, en la Plaza Mayor, había un tren turístico que recorría el margen del río Miño y paraba en las tres piscinas termales públicas. Buscamos horarios en internet y después de comer cogimos el tren chu chu 6 peregrinos  y paramos en las termas do Muíño da Veiga, para mí las más bonitas y menos concurridas. 3 de ellos que no se bañaron regresaron en el tren de las 17:00, y nosotros tres disfrutamos del agua caliente y del día soleado hasta las 19:00. Esa noche dormí como un lirón.

De Ourense a Cea. Fui por A Costiña de Canedo, pues la otra opción ya la había recorrido hace algunos años. La madre que la parió, no acaba nunca. Tras ascender comienza a llover. Tuve suerte de estar en una zona boscosa y me iba cobijando debajo de los amables robles hasta que se acabó el bosque. Fue el único día que me mojé. Los días siguientes a pesar de las tormentas fui capeando con mucha suerte la climatología adversa.
Al llegar a Reguengo me cobijé debajo de una balconada en la que había un banco. Esperé a que remitiera, me cambié los calcetines empapados y continué hasta llegar a Cea, pues no encontré nada abierto.

De Cea hasta A Laxe. Unos 33 kilómetros que mis rodillas acusaban e iba sosegando con Traumeel, cremita y pirulas. No pasamos por Oseira, pues alargaría el kilometraje. En A Laxe no pudimos comer pues no hay supermercado, y ni el restaurante María José ni el restaurante del polígono podían darnos a esa hora para 8 personas, así que sacamos lo que cada uno llevaba en la mochila y engañamos al estómago. Pero a las 6 de la tarde cuando abrió María José, estábamos sentados para cenar. El hambre es muy mala.

De A Laxe la mayoría llegaron a Outeiro, pero yo decidí partir los 50 últimos kilómetros más o menos a la mitad quedando en Dornelas, en Casa Leiras. En Bandeira me desvié con un sevillano que me acompañaba a un cajero a sacar pasta y, sorpresa. El toldo de una pulpeira en la calle. Allá fuimos a preguntarle si estaba a punto, pues aun no eran ni las 12 del mediodía. Nos dijo que en cinco minutos estaba listo. Así que entramos en el bar y allí nos sirvieron el pan, el vino y los cachelos (patatas cocidas). Al final le mandamos 3 racciones y quedamos como dos pepes. Los últimos 5 kms. hasta Dornelas se nos pasaron en un plis entre charlas y risas.

Y de Dornelas a Santiago de Compostela. Unos 28 kms. Salí a las 06:30 ya con luz, y a pesar de las previsiones de lluvia, no tuve que sacar ni chubasquero ni cubre mochila. Cuando llegué al descenso  hasta Ponte Ulla, bajé muy despacio por mis rodillas. Y tras dejar Ponte Ulla sin nada abierto a esas horas alcancé la N-525 tras superar a un grupo de unos 8 peregrinos jóvenes. Mientras subía por el arcén, cuando oía aproximarse un camión, me daba la vuelta, levantaba el brazo y le hacia el gesto de tirar de la bocina hacia abajo. El camionero me metía 3 bocinazos mientras me superaba y yo levantaba los brazos y bastón como muestra de agradecimiento.
Los jóvenes que venían ya algo detrás debieron de pensar. Ese tío está jamado perdido.
Quizás tengan razón, pero si consigo compartir una sonrisa con ese camionero, para mí el objetivo está cumplido.
Repetí la acción con dos camioneros más con el mismo resultado y llegué al desvío que te saca de la nacional. No me costó tanto la subida hasta Outeiro. Creo que después de lo superado en la zona del Duero, no me pareció tan exigente.
Hice una buena parada en Deseiro para visitar a Carmiña, Bar Rosende y albergue Reina Lupa y sobre las 12 45, a pocos kilómetros de llegar hasta la Catedral, me desvié hasta la pulpería Santa Lucia. Caballo ganador, como diría Alvaro. Sobre las 14:30 llegué hasta la plaza del Obradoiro y me sente un rato largo a pensar en todo lo que había pasado en estos últimos días. Y ya sabéis,  que os voy a contar. Las diferentes emociones vienen, se enfrentan y lloras, luego ríes…

Recogí la Compostela sin tener que esperar mucho. Tenia el numero 610 e iban por el numero 580. Hice varios recados por Santiago y a las 19:30 quedé en la puerta del Manolo con el grupo para cenar todos juntos. Una cena especial y muy emotiva. Nos despedimos sobre las 9 y media pues muchos continuaban al día siguiente hasta Fisterra y Muxía. No sin antes darnos un fuerte abrazo y desearnos lo mejor en nuestras vidas. Los coreanos son más reticentes, pero yo los achuché igual.

A las 22:50 cogí un Alvia y en una hora estaba ya en casa.

En unos días con más tiempo cuento un poco mis impresiones generales sobre este Camino Portugués Interior.

Un saludo.