Faro de Finisterre

El edificio del faro data de mediados del siglo XIX. Hasta no hace muchos años este cabo era considerado el extremo más occidental de la península Ibérica, pero mediciones más precisas comprobaron que el Cabo Touriñán, en Galicia, y otros en Portugal, son más occidentales. El Cabo Finisterre fue el término de la antiguas peregrinaciones a un imaginario "fin de la tierra", y en torno a éste surgieron numerosas leyendas. Según un ritual de antiguos peregrinos, aquí debemos quemar la ropa que hemos llevado en la peregrinación, como alegoría de la purificación y liberación de la vida anterior. Por otra parte, la contemplación de la puesta de sol es extraordinaria, y hoy en día es uno de los principales motivos que manifiestan los peregrinos para seguir el camino hasta Finisterre. Por último, cabe advertir que en todo el cabo es peligroso bajar al mar, tanto por la marea, que puede hacer variar el nivel del agua de una forma inesperada, como por los violentos golpes de mar.