El metro de Porto es más bien un tranvía moderno y largo, que va casi siempre por superficie. En este tramo la línea discurre por el eje de una gran avenida en dirección hacia el río y el centro de Porto. Ahora sólo toca seguir durante 2,6 km las aceras de la Avenida da República, bulevar que coincide con el trazado de nuestro camino.
Aquellos tramposillos que decidan tomar el metro deberán apearse en la parada Jardim do Morro, pues sería inexcusable perderse el mirador y no atravesar a pie el puente, que con sus 392 metros de longitud une las ciudades de Vila Nova de Gaia y Porto.
2,6 Puente de Dom Luís I. Tanto el mirador como todo el puente sobre el río son lugares con vistas privilegiadas: a este lado tenemos la ribera de Vila Nova de Gaia, con sus bodegas de vino de Oporto; a nuestra derecha, el monasterio da Serra do Pilar (con otro espectacular mirador), y al otro lado del río, las fachadas y tejados del casco antiguo de Porto, entre los que destacan los edificios alrededor de la Sé-catedral.
Cruzaremos el puente por su tablero superior, reservado exclusivamente a peatones —la mayoría turistas—, ciclistas y metro. Mucho cuidado aquí al hacernos fotos, pues después de tantos kilómetros evitando ser atropellados por los coches, sería lamentable que nos arrollase ahora un convoy de metro mientras nos hacemos una selfie.
[Nota: Tal vez veamos alguna flecha que invita a bajar hasta el tablero inferior del puente, para cruzarlo caminando por una estrecha acera, a pocos centímetros de coches y autobuses que pasan continuamente y a cierta velocidad. Ello obedece a que durante siglos los peregrinos se veían obligados a descender a la orilla del río, para cruzar el Duero en barca y volver a ascender penosamente hasta la catedral por cientos de escalones. La verdad, salvo algún purista o quien desee fotografiar el puente desde otra perspectiva, no acabamos de ver sentido hoy en día a dicha opción, máxime cuando ya no hay barcas para cruzar. Los ciclistas deben descartar esta ruta inferior, por ser incómoda para ellos y muy peligrosa por el tránsito.]
A 100 metros tras cruzar el puente tomamos una calzada a la izquierda, pasando junto a un tramo de la muralla medieval y ante la estatua ecuestre de Vímara Peres, caudillo gallego del siglo IX que reconquistó la ciudad, siendo nombrado tras ello primer conde del condado Portucalense por Alfonso III de Asturias. Esta última subidita nos deja ya en el Terreiro da Sé, plaza que se extiende ante la catedral de Porto; es otro buen mirador sobre la ciudad, y en ella destaca un enorme pelourinho que cabe decir que es más falso que un duro sevillano, pues fue construido en 1945 durante la dictadura de Salazar al simple objeto de ornamentar la plaza.
0,7 Porto, Sé-catedral. La distancia de la etapa puede parecer corta, pero deberemos añadir ahora el recorrido a pie —o con el metro— hasta el albergue u hotel donde tengamos previsto pernoctar.