Diario de Roncesvalles a Santiago por el Camino Francés (2018)
Entrar caminando en Santiago, después de 36 días de aventura y cerca de 1.000 kilómetros recorridos, me supuso una mezcla, a partes iguales, de emoción y satisfacción personal. No encuentro otra forma de explicar mejor aquel momento. Dicho coloquialmente, aquel momentazo.
El Camino representa, entre otras cosas, la máxima expresión del término globalización: en el mismo día es posible entablar conversación con personas de 8–10 nacionalidades distintas, y conocer las motivaciones e inquietudes por las que realizan el Camino, muchas de ellas comunes entre sí.
Además, el Camino es, en mi opinión, una clase magistral, completa y acelerada sobre la geografía e historia de España. No hay mejor manual, ni más práctico. Es una experiencia única, intensa e inolvidable… y enormemente enriquecedora, en todos los sentidos.