Etapa 61: Ivrea - Viverone | Al Loro

Distancia: 
20,0 km
Duración: 
5 h
Dificultad: 
2
Paisaje: 
3

El trayecto es, desde luego, corto, por lo que no habría obstáculo para seguir hasta Cavaglià (5,2 km más). El problema, sin embargo, llegará después para ajustar distancias camino de Vercelli. En cualquier caso, disfrutar de una tarde en el lago de Viverone es un buen premio al que no deberíamos renunciar.

Aunque la señalización oficial diferencia la ruta sobre dos ruedas y pedestre, la segunda es apta para bicicletas en todo su recorrido salvo un pequeño tramo de sendas rocosas al bordear el lago di Campagna.

El lago di Campagna, también conocido como de Cascinette, es uno de los cinco, como el ya visto de Pistono, de los formados tras la retirada del glaciar Balteo e instalado en el anfiteatro morrénico. Situado al oriente de sus hermanos, también aparece rodeado de bosques en los que predominan robles, castaños y diversas especies ripícolas. Forma parte de la Red Natura 2000.

Junto a la estatua de Neptuno, el bar Il Sole sirve buen café o chocolate, acompañado por bizcochos, y también paninis y algunos platos caseros.

Iglesia de los Santos Pietro y Paolo di Pessano. En este despoblado se ha conservado la armónica iglesia de esbelta torre de cinco cuerpos —situada en el centro de la fachada—, nave única y ábside semicircular. El estilo románico lombardo se manifiesta en la decoración de bandas y arcos ciegos. Cuando está abierta (la tarde del domingo en verano) se pueden contemplar las pinturas murales del s. XV.

Al salir de Palazzo Canavese aparece señalizada la Variante Bassa, que ahorra 900 m pero discurre sobre la SP228, por lo que no es recomendable.

A pie de camino, L’Angolo dell Fornaio es una surtida panadería en la que podemos adquirir focaccia, pizza, crostate, etc.

Es el más atractivo de los pueblos atravesados. Llama la atención que todos los rótulos de sus negocios, pintados a mano, mantienen un estilo homogéneo. Sobresalen fragmentos de su recinto murado con varias torres, entre ellas la de las campanas y el reloj, y la iglesia dei Santi Pietro e Lorenzo (ss. XV-XVIII), que atesora frescos renacentistas.

El templo de Gesiùn (s. X-XI), rodeado de viñas, es de pequeñas dimensiones y se mantiene a duras penas, en mejor estado la cabecera con su pequeña torre.

Lago de Viverone. De mayor tamaño que los lagos de Ivrea, y con una forma más tendente a la circular, como los volcánicos que veremos en el Lazio, tiene un mismo origen glaciar que los restantes del Canavese. En su caso el relieve circundante está más erosionado, el arbolado es más escaso y la presión urbanizadora mayor, sobre todo en sus caras norte, este y sur, con un gran aprovechamiento turístico y un anillo de campings. En la zona oeste, más natural, se encuentra el sitio palafítico prehistórico sumergido de Azeglio (en el lugar han sido construidas algunas casetas de madera sobre el agua) y un observatorio de aves. Una leyenda sitúa bajo sus aguas la ciudad de San Martino, condenada a ser inundada por negar la caridad a un mendicante.

En la trasera del ayuntamiento, que ocupa la Villa Lucca, se localiza el extenso parque municipal, que lleva su nombre. Sin embargo, el mejor lugar para pasar la tarde es el lago, distante 700 m del centro y repleto, en este sector, de bares y restaurantes con sus terrazas. Es posible bañarse, pero el agua no está muy limpia y el fondo tiene lodo, por lo que es mejor dar un paseo por la orilla, hacer observación ornitológica o alquilar una barca de pedales o canoa para hacer más ejercicio. La puesta de sol sobre las aguas es muy bella.