Tras abandonar el valle del Mondego y el GR-48, a partir de Raiva vamos a sentir que entramos en territorio ignoto, y a la vez que el itinerario escapa a la lógica caminera medieval a la que estamos acostumbrados los peregrinos. Los grandes embalses que han detenido las aguas del río mayor y sus afluentes han alterado los pasos tradicionales, y la ruta histórica jacobea por Santa Comba Dão, villa con un rico casco antiguo, ha sido sustituida por la que conduce a Mortágua, núcleo bastante más moderno y, lo que es peor, sin oferta de alojamiento. Con todo, la etapa está llena de encantos: al inicio la Livraria do Mondego, una formación sorprendente, y más adelante el paso por valles ocupados por olivos, atravesando localidades pintorescas como Cercosa o Cortegaça, con acceso final a Mortágua a través de un cautivador parque fluvial.