Es la etapa más dura y con el desnivel más importante de todo el Camino del Ebro. En Xerta debemos dirigirnos a la antigua estación del ferrocarril: desde la plaza de la iglesia seguimos al norte la calle Santiago Rusiñol, a la derecha la calle Antoni Ayón y a la izquierda la avenida de la Estación.
Delante de la estación empieza nuestra Vía Verde de la Val de Zafán (ver el apartado de cultura) que seguiremos hasta La Fontcalda a lo largo de 18 km, en uno de los tramos más solitarios y bonitos de todo el recorrido. A 2 km de Xerta tenemos una buena vista sobre el azud de Xerta (ver el apartado de cultura). Continuamos cerca del Ebro y de la carretera de Gandesa (C-12) y, más adelante, nos vamos alejamos tanto del río como de la carretera.
Al Ebro ya no lo recuperaremos hasta Caspe, porque el río da un gran rodeo hacia el este por Móra d'Ebre y Mequinenza que el camino ataja. La Vía Verde cruza un montón de túneles, algunos de más de 1 km de largo y, aunque varios disponen de iluminación artificial, es del todo recomendable llevar una linterna. Poco a poco, de una manera casi imperceptible (para los caminantes), vamos ganando altitud.
Pasamos por las antiguas estaciones de Benifallet y de Pinell del Brai, en proceso de ruina. Más adelante llegamos a La Fontcalda (a mano derecha), donde abandonamos definitivamente la Vía Verde. La Fontcalda es un lugar bucólico, muy frecuentado los días festivos por los lugareños. Hay el santuario, un bar-restaurante (abierto en verano y los fines de semana) y una zona de picnic.