Rodeando la propiedad, instalada en un bucólico entorno de prados con vacas, robles y pinos, tomamos el camino que en línea recta prosigue por una especie de túnel vegetal. Por un instante parece que hemos regresado a los montes de Lacaune, pues recorremos un tramo poblado de robles, abetos, pinos, castaños, acebos, espinos albares, zarzas…, el bosque Ravin du Chien, pero será tan solo una suerte de despedida temporal, ya que en el descenso ya aparecen las viñas, ¡después de tanto tiempo!, precediendo a la descuidada aldea de Doutlagès.
Prosigue la bajada entre prados hasta Le Gourgs, que muestra casas nuevas con sus cuidados jardines, y sobre una carreterilla nos adentramos en otra zona boscosa que pasa muy cerca de la granja de Le Castelet.
2,9 Domaine Le Castelet. Entre bosques y prados ya percibimos a lo lejos la llanura, ocupada por núcleos dispersos. La montaña rusa se prolonga, siempre con la guía de las cruces de Santiago en forja, o los Crucificados de fundición que bendicen las encrucijadas, por la Route des Crêtes, que a través de Villeneuve (Le Clôt), donde se intensifica el tráfico rodado, alcanzamos la iglesia de Saint-Hippolyte.
2,8 Saint-Hippolyte.