Vía de la Plata | Información

ATENCIÓN: En los últimos años varios peregrinos han muerto por golpe de calor en la Vía de la Plata. No recomendamos hacer este camino entre junio y septiembre, puesto que las temperaturas, especialmente en Andalucía y Extremadura, superan con mucha facilidad los 35 °C y, de forma cada vez más frecuente debido al calentamiento global, los 40 °C, alcanzando los 43 o 44 °C en algunas zonas, así como temperaturas nocturnas de casi 30 °C que dificultan enormemente el descanso.

Este camino se conoce con diversas denominaciones: Vía de la Plata (la más utilizada, pero que no sólo hace referencia al camino de peregrinación), Ruta de la Plata (más actual y que suele hacer referencia a su vertiente turística) y Camino Mozárabe a Santiago (en este caso hace referencia exclusivamente al camino de peregrinación). El camino que desde Granja de Moreruela, pueblo situado 40 kilómetros al norte de Zamora, se dirige a Santiago por Puebla de Sanabria y Orense también se conoce con el nombre de Camino Sanabrés. Y, por si no fuera suficiente, el camino entre Salamanca y Santiago por Puebla de Sanabria y Orense también se conoce como Camino Fonseca.

La Vía de la Plata debe su origen a un conjunto de calzadas romanas que unían el suroeste con el noroeste peninsular. En su tramo central la calzada romana presenta la denominación técnica actual de Iter Ab Emerita Asturicam; unía dos poblaciones romanas de gran importancia: Emerita Augusta (Mérida), capital de la provincia romana de Lusitania, y Asturica Augusta (Astorga). Siglos después, estos magníficos caminos pavimentados con piedras los utilizaron los árabes en su conquista de los territorios peninsulares, y, posteriormente, una vez completada la reconquista cristiana, fueron los devotos de Santiago quienes siguieron dichas calzadas en su peregrinación a la tumba del Apóstol. La denominación "Plata" no tiene ninguna relación con el metal de argento. No se conoce a ciencia cierta su origen, pero la hipótesis más verosímil parece ser la de una evolución fonética de la palabra árabe balata, que significa "camino empedrado".

Los mejores meses para recorrerlo son marzo, abril, mayo y octubre. En estos meses los extranjeros son mayoría abrumadora. En junio y en septiembre deberemos tomar precauciones en cuanto al calor. En julio y agosto es desaconsejable, al menos el tramo de Sevilla a Salamanca. Y el invierno puede ser una buena alternativa para los solitarios empedernidos.

Almadén de la Plata desde el Alto del Calvario

La Vía de la Plata pasa por cuatro comunidades autónomas y seis provincias: Andalucía (Sevilla), Extremadura (Badajoz, Cáceres), Castilla y León (Salamanca, Zamora) y Galicia (Orense, Pontevedra, La Coruña). En la variante por Astorga el camino pasa de la provincia de Zamora a la de León.

La señalización, con flechas amarillas en todo el recorrido, es buena en general y seguirla no presenta especiales dificultades. Por supuesto, es más austera que la señalización del Camino Francés, y, en un camino tan largo, es normal desorientarse alguna vez, posiblemente más por un descuido nuestro que por una mala señalización. En algunos tramos, a las flechas amarillas se superponen otros elementos indicadores: mojones de piedra, cubos en el caso de Extremadura, réplicas de miliarios romanos, etc.

El recorrido de las etapas puede verse sobre el mapa, con la ubicación del usuario en tiempo real, en la App de Gronze para usar en ruta: Gronze Maps.

Centrándonos en el camino actual, lo primero que debemos apuntar es que las dos palabras que mejor sintetizan la esencia de la Vía de la Plata son: soledad y calor. ¿Son hándicaps? Depende de para quién, pero es un hecho que forman parte fundamental de dicho camino; quizás son, al mismo tiempo, como las dos caras de una moneda: sus mejores virtudes y sus peores inconvenientes. En el año 2003 escribí lo siguiente: "En algunos tramos, sobre todo entre Sevilla y Salamanca, la soledad es inmensa. Horas y horas de camino sin coincidir con nadie y sin pasar por ningún lugar habitado". Ahora ya no puedo suscribirlo, pues desde entonces el aumento de peregrinos ha sido constante, y ahora ya es habitual ir coincidiendo a lo largo de la etapa con otros caminantes, sobre todo en primavera y en otoño. En cuanto al calor, y también principalmente en el tramo de Sevilla a Salamanca, depende, por supuesto, de la época del año: en primavera y en otoño puede ser intenso, y en verano puede ser insufrible. Algunos días de julio y agosto, en Andalucía y Extremadura, el termómetro supera los 40 grados oficiales (o sea, a la sombra) en las horas centrales del día. Caminar a esta temperatura es extremadamente peligroso, pues el golpe de calor no avisa y puede ser mortal. En estas circunstancias no quedará más alternativa que realizar etapas cortas aprovechando la madrugada o el atardecer para avanzar. O, más sensato todavía, evitar ir a la Vía de la Plata en los meses más calurosos.

La soledad, el calor, las largas distancias entre las poblaciones y el millar de kilómetros que separan Sevilla de Santiago hacen de éste un camino poco propenso a la masificación, aun a pesar del aumento de peregrinos año tras año.

En cuanto al paisaje, la Plata tiene mucho de exclusivo. Además de los bosques espesos de robles que hay en Sanabria y Orense, además de los inmensos campos ondulados de cereales que encontramos entre Salamanca y Granja de Moreruela, además de los olivares y viñedos que vemos en Andalucía y Extremadura, además de los cultivos y bosques de eucalipto que se extienden en La Coruña, además de todo eso y más, hay un tipo de bosque que hace de la Plata un camino único: la dehesa. En Andalucía, en Extremadura y en el sur de la provincia de Salamanca, cruzamos extensas dehesas, bosques claros de encinas donde pastan libremente el ganado bovino y porcino. Son bosques de una belleza sugerente, resultado de la transformación por la mano del hombre de primitivos bosques para la explotación ganadera extensiva. Las dehesas más antiguas tienen tres mil años.

Será precisamente en estas dehesas donde nos encontraremos a menudo con ganado. Algunos ejemplares presentan un aspecto inquietante, pero no suelen inmutarse al ver pasar a un caminante. De todos modos será mejor ser precavidos, no molestarlos ni acercarnos demasiado, y más aún en el caso de que haya crías. Afortunadamente, la Vía de la Plata no pasa por ninguna dehesa con toros bravos; en caso contrario, posiblemente esta web no existiría...

La Vía de la Plata es un camino atractivo para los ciclistas, dado que buena parte del recorrido (por supuesto, no todo) es ciclable. Y los desniveles, en conjunto, son inferiores a los de otros caminos.