Jornada larga, solitaria y montañosa, por pistas de asfalto o tierra; la etapa, que transcurre en buena parte por encima de los mil metros de altitud, es la más interesante y paisajísticamente bonita (a pesar del impacto de la línea del AVE) del tramo gallego de la Vía de la Plata. Hoy en día se puede dividir pernoctando en Campobecerros, la única localidad intermedia con servicios, o en As Eiras. De A Gudiña sale la variante por Verín, más larga pero más llana, y, posiblemente, la opción más sensata para los ciclistas.