Etapa 16: Frómista - Carrión de los Condes | Al Loro

Distancia: 
18,8 km
Duración: 
4 h 15 min
Dificultad: 
1
Paisaje: 
2

Etapa sencilla, sin desniveles, por la llanura cerealista. El camino oficial es algo monótono, por un andadero rectilíneo junto a la carretera provincial P-980.

Alargar la etapa hasta Calzadilla de la Cueza no es recomendable, excepto para aquéllos que tengan prisa; Carrión de los Condes es una localidad de mayor interés cultural que Calzadilla de la Cueza, y con más servicios.

Todos los pueblos por los que pasamos hoy disponen de servicios de restauración. Además, en Población de Campos, Revenga de Campos y Villarmentero de Campos, existen áreas de descanso con fuente y sombra.

Antes de llegar al pueblo suele pasar desapercibida, al otro lado de la carretera, la ermita de San Miguel (s. XIII). Cuenta con una chopera ideal para una parada, y en el cementerio hay fuente.

A la salida de Población de Campos, justo antes de cruzar el río Ucieza, siguiendo la calle de enfrente, podemos tomar la variante por Villovieco; bien señalizada, nos aleja unos cuantos kilómetros del andadero paralelo a la carretera. De Villovieco a la carretera a Villalcázar seguiremos un agradable camino junto al río Ucieza (queda a nuestra derecha). La variante alarga el recorrido en medio kilómetro si regresamos al camino oficial en Villarmentero de Campos, y en un kilómetro si regresamos al camino oficial en Villalcázar de Sirga.

Os preguntaréis quién es ese señor de la escultura, ataviado como peregrino, sentado en una mesa y que mira hacia la iglesia. Se trata de Pablo Payo, que fue propietario del mesón adyacente, famoso en los años 80 y 90 por obsequiar a todo peregrino que pasaba con vino y un poco de queso. Pionero del marketing jacobeo, pues muchos regresaron después a comer su cocina castellana.

La excolegiata de Santa María la Blanca es una iglesia templaria románico-gótica que sobresale por sus dimensiones catedralicias, monumental pórtico y por acoger, en su capilla de Santiago, tres tumbas góticas (una de ellas la del infante don Felipe, hermano de Alfonso X), así como la imagen de la Virgen Blanca. Se puede visitar por 1 €.

En la localidad es especialmente conocido el Mesón de Villasirga, un restaurante que ofrece una cena medieval y buen lechazo.

Sus tres albergues están vinculados a la acogida cristiana, y también las hospedería de las filipenses (Nuestra Señora de Belén). Un caso único.

Sus iglesias románicas son singulares. En primer lugar la de Santa María del Camino, de tres naves y con los Reyes Magos en el pórtico, siguiendo el sentido del Camino. Y luego la de Santiago, de la que solo resta la fachada, pero ¡menuda fachada!, presidida por un soberbio Pantocrátor con el Tetramorfos, Apostolado y en el arco escenas de oficios.

Muy interesante resulta la visita a la Casa Grande (s. XIX), que pertenece a la Fundación Lourdes Alonso. Los salones burgueses, con su mobiliario y piezas de arte decorativo, no casan con la sobriedad de la villa medieval.

El convento de Santa Clara elabora y vende dulces monacales como sus pastas de limón, virutas de San José, lazos de hojaldre, amarguillos, tejas, orejuelas, mantecadas, tortas de Santa Clara, etc. Otro tanto en el Horno Artesano La Peregrina (plaza de Santa María).