Relato del Camino Olvidado de Bilbao a Ponferrada (mayo, 2015)

Autor: 
Juan Carlos Sanjuán
Fecha: 
2015

Camino Olvidado (2015)

Presentamos un detallado relato del peregrino Juan Carlos Sanjuán sobre su experiencia en el Camino Olvidado (o Camino Viejo, o Camino de la Montaña) en el año 2015.

 

Camino Olvidado (mayo 2015)

Como en ocasiones anteriores, procedo a describir algunas de las vicisitudes que tuvimos durante el Camino Viejo Olvidado de Montaña o por abreviar, Camino Olvidado, en mayo del 2015, lo cual puede servir para que él que no lo haya hecho se informe a través de estas líneas y a nosotros para no olvidar mucho de lo vivido.

Introducción y consideraciones previas:

Este trazado, viene a ser en realidad el que podríamos denominar, en mi opinión, cómo el tercero más antiguo de los que tenemos en la península ibérica, cómo Caminos de Santiago, ya que, sí el primero fue el conocido por Primitivo, y el segundo fue el del Norte o de la Costa, conforme se fue “re-cristianizado” o recuperando de manos de los árabes el norte de la península, este camino fue el que los peregrinos “llevando el culo pegado a la montaña”, poco a poco “descendió”, acercándose al que ahora es el más utilizado, y que es conocido cómo Camino Francés.

Sobre la antigüedad, y cual fue antes, hay muchas teorías, ya que por otro lado está el ramal o Camino Aragonés, con bastante tradición y antigüedad, siendo mucho más anterior a todos ellos, la Vía de la Plata, aunque éste último (Cádiz-Sevilla), no fue en su origen un Camino de Santiago, sino una vía de tránsito de romanos y árabes incluso antes del año en 820 en el que Pelayo y/o el rey Alfonso II el casto, dataran como fecha de descubrimiento de los huesos del Apóstol Santiago y dieran origen a las peregrinaciones a dicho lugar.

Con todo, lo anterior, no pretende ser una afirmación exacta ya que, cada uno tendrá sus teorías y datos al respecto, que en ocasiones se contradicen, por tanto este Camino Olvidado, que recorremos podría ser al menos de los primeros y viéndolo en un mapa, tiene una mezcla de camino “horizontal” y/o “transversal”, cómo otros que luego se han ido marcando, popularizando, etc, cómo los de Bayona, Vasco-Interior, Vadiniense, Lebániego, etc.

En el recorrido del actual Camino Olvidado, conviven tres denominaciones, y a veces se lee en carteles, mapas, rótulos, Camino de la Montaña, en ocasiones Viejo Camino y en bastantes, la que a mí más me gusta y que creo, despierta el interés de conocer, cómo es, el de Camino Olvidado, pero ya os digo que es a gusto del lector.

Este Camino, ha sido marcado en gran medida por la Asociación de Amigos de Bilbao y/o Vizcaya, así como personas que a lo largo del mismo han ido ayudando, algunas de las cuales hemos conocido, estando en estos momentos de mayo del 2015, bastante aceptablemente marcado para ser un tramo de 480 quilómetros y que por lo que nos han ido informando a estas alturas, hacemos mi amigo Bienvenido y yo (juan carlos), los peregrinos números 9 y 10, lo cual tal cómo nos lo han contado lo consignamos aquí, pero sin saber sí es totalmente exacto el dato.

Este Camino Olvidado, tal y cómo expone el Sr. Fernández Arenas en un libro al respecto también tenía otro ramal, que saliendo de Pamplona, pasando por Vitoria, y a la altura de Frías, subdividiéndose a su vez en el que va por Traspaderne o por Oña, Sedano, etc, se juntaban todos ellos en Aguilar de Campoo, por donde también coincidía con el denominado Camino de los Blendios o Ruta del Besaya.

Del ramal, de Pamplona a Vitoria, que se ha hecho mi compañero Bienvenido, con gps, mediante localización de pistas, caminos, etc, no hay nada marcado y del siguiente trozo de Vitoria hasta Aguilar de Campoo por las merindades de Medina de Pomar, Frías, etc, a la fecha del presente diario, no sabemos nada de nada, es más, hemos consultado a seis o siete fuentes y parece ser que no está marcado, lo cual es comprensible, ya que sí el que hemos andado, lo han hecho, pongamos 25 personas en casi dos años, del otro ramal, no se tienen datos.

Consultadas personas de asociaciones de Vitoria o de Pamplona, parecen estar interesadas en los otros caminos que ahora mismo “llevan gente” y de este segundo ramal del Camino Olvidado, no nos han indicado nada al respecto, dándose la anécdota que alguno de ellos era la primera vez que lo oía.

Una vez expuesto lo anterior, y que no pretende ser “la biblia”, sobre este camino, indicar que mi amigo Bienvenido y yo, hemos consultado numerosas veces la página de www.elcaminoolvidado.com, y www.viejocaminodesantiago.com así como las descripciones que algunos peregrinos bien por trozos o sobre esta parte entera han ido colgando en la red.

A título también de consulta, aunque en el resumen final, pondré algunas, páginas que tienen algo, se puede mirar en la red: caminoolvidado.blogspot.com de una americana y una sueca que recordaban a nuestro paso ó peregrinopatxi.blogspot.com y entrando en marzo de 2014, se verá que relata su periplo de Aguilar a Ponferrada, y de “Halcón peregrino”, en su página: rastreando.blogspot.com.

Dado que este Camino está muy poco relatado en internet, Bienvenido ha ido investigando en la red, y se ha “bajado” tracks para cargar en su gps, que vamos a utilizar como apoyo en el recorrido a realizar, aunque ya os anticipo que no es imprescindible porque está suficientemente marcado, pero que puede ayudar (cómo veréis).

Bienvenido ha seguido investigando en la red, por ver sí de la parte no descrita en dicha página, hay algo, y sobre todo tracks, para poder andar por donde no está marcado, y aún está en la tarea de recopilar información sobre el otro trozo o ramal que podríamos denominar Pamplonés-Vitoriano por Frías a Aguilar.

Una vez nos hemos puesto de acuerdo y contamos con la información necesaria, aparte de contactar con D. Adolfo de Miguel de la Asoc., de Bilbao, pero que vive en Nava de Ordunte, vemos la forma de ir desde Madrid, donde los dos vivimos, hasta Bilbao, donde pernoctaremos para empezar al día siguiente a caminar. Sin querer desvelar mucho más, ya que la “chicha” está en cada etapa, debo significar que al no tener en estos instantes muchos albergues dicho camino, se debe basar uno en hostales, pensiones, casa rurales (con la problemática que luego leeréis), por lo que no llevamos en esta ocasión ni saco, ni toalla, pesando nuestras mochilas entre 6,5 y 7 quilos.

El recorrido de este camino tiene cómo un 60-70% de asfalto, pudiéndose hacer en época de buen tiempo con calzado de buena suela pero no es totalmente necesario el tema de botas, salvo para la parte de Colinas a Campo de Martín Moro, que igual sí podrían echarse en falta.

Sin más paso a detallar lo sucedido en cada día, aunque puede que, con lo que leáis en algunas etapas podáis deducir el gran atractivo que para nosotros ha tenido este camino.

Etapa 0, domingo 3 de mayo del 2015, ir a Bilbao

Hacemos el traslado inicial en autobús de Alsa, que sale a las 18:30 de Madrid, Avda. de América, y que llega tras retraso por atasco a la salida de Madrid y parada en Lerma, a las 00:15 a Bilbao, dirigiéndonos, bajo un leve txri-miri, en menos de dos minutos a la pensión San Mames, c/ Luis Briñas, 15, que está enfrente de la estación de buses, y donde hemos reservado una habitación con dos camas para esa noche del 3 al 4 de mayo, por 49 euros, al ser precio especial al venir de parte de Adolfo y/o de la asociación de Bilbao.

 A la 1 de la mañana, estamos los dos metidos en la cama, poniendo el reloj a las 6:30 ya que mañana tenemos etapa muy larga que, a sugerencia e iniciativa de Adolfo, vamos a recortar un poquito del asfalto y aceras de la salida de Bilbao.

Etapa 1ª, lunes 4 de mayo del 2015, Bilbao-La Cuadra a Nava de Ordunte, 34/35 kmts, en 6h10’

A las 6:30 arriba y a las 7 estamos en la calle, yendo para la estación del euskotren de cercanías, ya que la salida y primeros quilómetros de este camino son los mismos que en el del Norte, por la zona de San Mames, bajan hacía el río Cadagua y el puente del diablo, y que luego subían en el del Norte hacía la ermita de Santa Águeda.

El siguiente tramo hasta Alonsotegui o la Cuadra (la Quadra), es lo que nos podría sobrar de la etapa tan larga que tenemos por delante, procedemos a esperar el tren de la línea B1 que a las 7:24 pasa y nos deja a las 7:40 en La Cuadra, habiéndonos ahorrado unos 5-6 kmts más el casco viejo de Bilbao que nos llevarían la etapa a unos 44-45 kmts sí hubiéramos empezado desde allí.

Nada más bajamos del tren, toca cruzar al otro lado del río Cadagua y enseguida se localiza el carril-bici (bidegorri en vasco, o camino rojo), que con sus flechas amarillas lleva enseguida hacía Sodupe, a donde llegamos en un rápido y llano caminar por dicho carril en 40 minutos desde el inicio de caminar.

Procedemos a desayunar ya que no lo hemos podido hacer antes, en un bar que hace esquina en la plaza central, donde tomamos café y un croissant por 2,40 euros cada uno, siendo las 8:15 cuando, tras comprar barra de pan sin sal, para mí por mis condicionantes cardiacos, volvemos nuevamente a andar.

Nuevamente por este agradable bidegorri, seguimos al lado del río, pasando por zonas preciosas con hayas, robles, etc, y puentes de madera, que dan sombra y un aspecto idílico al paraje, llegando en poco tiempo a Güeñes, Aranguren y posteriormente a Balmaseda, donde algunos podrían partir la jornada en hostal o pensión.

Nosotros procedemos a sellar en la casa de cultura, donde vemos que, a la tarde siguiente hay una charla que dará Adolfo, entre otros, sobre el Camino Olvidado, y volvemos a enfilar el resto de la etapa, ya que son las 12:30 del día y hemos utilizado 3h45 para unos 20/21 kmts.

El camino sigue siendo llano por el margen del río, cuando a la salida de un polígono industrial que hay entre Balmaseda y Nava, llamado de Paramo, hay un restaurante Kubic que a las 13 horas sirve menú, cosa que nos coincide y por lo que paramos a descansar y a la vez comer, llevando 4h35 (siempre netos), para unos 24 kmts.

Este bar está atendido por una señora rubia (muy repintada), llamada Ercina que se queda alucinada al vernos llegar, ya que acaba de poner un cartel sobre la charla del Camino Olvidado en la puerta del restaurante y cree que somos una señal “divina” o del más allá, procediendo a continuación a hacernos posar y largarnos más de 10 ó 12 fotos que sube inmediatamente al Face-book, para que conste en acta, ya que según sus palabras “somos sus primeros peregrinos en un año”, así que suponemos que andaremos por ahí en el espacio de la red.

Nos sentamos a comer, siendo el menú que toma Bienvenido, guisantes con jamón y chicharritos fritos, más arroz con leche, mientras a mí por lo de sin sal, me colocan la primera de las muchas ensaladas que me suele tocar comer, y de segundo puedo optar a los chicharros sin sal, más cuajada, por 9 euros.

A las 13:50 cuando vamos a volver a caminar, tenemos que esperar 15 minutos ya que cae una chaparrada bastante gorda, que en dos fases nos tiene otros 10 minutos más allí parados, hasta que a las 14:15 volvemos a caminar, procediendo a llamar a Adolfo para indicarle por donde vamos, ya que para que el lector lo sepa, el punto donde vamos a finalizar que es su pueblo en Nava de Ordunte, no tiene más que un bar que hoy precisamente cierra, y para dormir es a 11 kmts más abajo en Villasana de Mena, donde los señores del hostal Don Pablo podrían venir a buscarnos más tarde, cuando pase su horario de comidas, pero nos va a llevar Adolfo cuando lleguemos.

Tras ir por primera vez unos 2 kmts por tierra en un pequeño bosque, volvemos a salir a otro polígono industrial, cerca de Santecilla y allí gracia al gps, nos orientamos ya que, nos falta una flecha en un punto que ves encima de tu cabeza la carretera y se puede interpretar que es a la izquierda, cuando en realidad hay que ir a la derecha 35 metros, salir a dicha carretera e inmediatamente cruzar al otro lado por el cartel que pone a Nava de Ordunte, pero que caso de haber tirado antes a la izquierda no lo habríamos visto y nos lo habríamos pasado (espero que Adolfo o los demás de la asociación cuando lean esto, valoren la conveniencia de marcarla).

Al otro lado, justo cuando ya enfilamos para los 4 kmts finales a Nava de Ordunte, aparece en un Ibiza de color rojo y matrícula de Madrid, Adolfo, que nos invita a subir, pero que no hacemos ya que en menos de 40 minutos estamos en su localidad al lado del puente donde está el bar cerrado y donde suelen recoger los del grupo Don Pablo a los que así lo demandan.

Hemos utilizado 6h1 para unos 34/35 kmts, en su mayoría de carril bici o asfalto, pero planos y preciosos durante todo el día, que se hacen rápido, vamos que no es de esas veces que vas renegando del suelo, ya que el paisaje es digno de verlo, siendo las 15:30 de dicho lunes.

Adolfo nos lleva amablemente a la pensión-hostal Don Pablo, en donde estamos a las 15:40 y antes de subirnos a la habitación charlamos con él, ya que aparte de haberlo hecho anteriormente en distintas ocasiones, tenemos varias cosas que confirmar con él, sobre las etapas, sitios para dormir, personas con las que podemos contactar en días sucesivos, etc.

A las 17 horas tras un buen rato de charla, Adolfo se vuelve a su casa y nosotros procedemos a instalarnos en la habitación que con dos camas, 45 euros, nos han reservado y efectuamos la colada, tender, descansar, etc, así cómo anotar lo relatado por Adolfo y ver los planes para los próximos días.

Es importante indicar que en la página de www.elcaminoolvidado.com, se da cómo idea unas etapas más cortas y en un total de 18 etapas, mientras que nosotros por conveniencia y necesidades lo vamos a hacer en 14 días, ya que en mi caso el lunes 18 tengo que estar en Madrid por temas de médicos.

Tras descansar, recoger la ropa, etc, bajamos a cenar al hostal a las 20:30 que es cuando abren, tomando por 10,60 el menú del día, que es ensalada y filete para los dos, siendo en mi caso, cómo habréis imaginado sin sal.

En ese momento y tras sellar la credencial, hablamos con el atento señor que lleva el bar, la hora a la que nos podría dar un rápido desayuno y a continuación llevarnos de vuelta a Nava de Ordunte, por donde siguen las flechas y el camino.

Concretamos que a las 7:45 nos puede poner un café, ya que abre por sistema todos los días a las 8:30 y eso le da margen para llevarnos y volverse.

A las 22 horas mientras cae un chaparrón que llega incluso a “tirar la luz” tres o cuatro veces, nos metemos en la cama, bastantes satisfechos, porque hemos podido salvar lo del asfalto, aceras, de Bilbao, así como lo de poder arreglar lo de comenzar mañana pronto.

Esa tarde cenando, nos contó el señor que atendía el hostal que, el día anterior había llegado otro peregrino bastante cansado, sin decir nada tras pagar y que no bajo en toda la tarde, informándole por su parte que si quería no tendría que llevarle de vuelta a Nava, sí no que siguiendo por la carretera del valle de Mena, luego tendría una desviación a Bercedo y así entroncaría con el Camino Olvidado.

Por si alguien quiere consultarlo desde Bilbao hasta Balmaseda y Villasana de Mena, hay otro camino distinto que coincide con el nuestro que es el Camino del Valle de Mena, que sigue para “abajo” todo recto, pasando por Medina de Pomar, Osorno, Burgos, etc, lo cual podéis ver en el mapa que el Instituto Geográfico Nacional (IGN) tiene con todos los caminos de Santiago, oficialmente reconocidos en España, y que figura con el número 29 de camino, pintado sobre el mapa en color gris.

Es curioso resaltar que este otro Camino del Valle de Mena, coincide en Medina de Pomar o cerca de Frías con el otro ramal de este camino olvidado del cual aún no hemos conseguida mucha información.

En esta primera etapa resaltaría que es una pena que en Nava de Ordunte, los señores del bar que hoy estaba cerrado o alguien del pueblo, no se planteen abrir un pequeño albergue con cuatro camas y una ducha, ya que podría ser el punto más claro para poder “contar” a los que decidan hacer este camino y además evitaría que algunos partan la jornada sí así lo quieren y llegar hasta aquí.

Esto último lo comento porque “peregrina2000” la americana, creo que se llama Suzanne, que en octubre del año 14 hizo este camino, ando el primer día de Bilbao a Balmaseda y el segundo de Balmaseda a Nava de Ordunte más los 11 kmts de fuera del Olvidado hasta donde nosotros hemos dormido.

La estancia en el hostal y la noche fue fabulosa, nos repuso de maravilla, pero es que además al ser una localidad muy pequeña no se oyó ni un ruido en toda la noche y cómo habéis leído el gps, al menos en una ocasión, nos ha evitado el perdernos a 4 kmts de llegar a Nava. 

Etapa 2ª, martes 5 de mayo, Nava de Ordunte a Espinosa de los Monteros, 33/34 kmts en 6h15’

A las 7:45 desayunamos en el bar del hostal, y a los 10 minutos el señor del Don Pablo, nos lleva a Nava de Ordunte, de donde arrancamos a caminar a las 8:10 tocando los primeros quilómetros por asfalto en ligera subida con algo de manga larga que en menos de 15 minutos nos quitamos.

A los 20 minutos de empezar a caminar, cuando ya estamos en zona de caminos de tierra, toca bordear el pantano que surte de agua a Bilbao, y al poco vemos que el track del gps que se ha bajado Bienvenido así como las flechas no nos hacen subir por el desvió a Hornes, sí no que de frente y tras pasar un puente de color verde, llegamos a Ribota, y poco después tras un pequeño tramo de asfalto a Burceña, donde ya sin asfalto, y siguiendo las flechas nos toca uno de los momentos más bonitos del día.

Desde este punto hasta Arceo, vamos primero por camino que poco a poco se va estrechando y perdiendo, tocando ir, a la izquierda de una alambrada de espino, por zona poco transitada y en poco rato, además surge bajo nuestros pies una calzada romana que obliga a ir con cuidado y levantando de vez en cuando la cabeza pero evitando las zarzas, ramas, etc, que nos van golpeando, hasta que al llegar casi a una zona sin salida, una flecha nos hace subir una escalera de madera de cuatro peldaños con verja entre medias que obligan a poner atención para no pincharse.

Poco después de superar esta escalera, y tras más calzada romana, se accede a la localidad de Irús, y su cementerio que es una pared tremenda de unos 7 metros de alto que llevamos dos minutos a nuestra derecha, pasando después por la iglesia de San Pedro de factura románica, donde procedemos a hacer dos fotos y seguir en dirección al puerto del Cabrío.

Justo en este momento me llama Adolfo, para ver cómo vamos y al que le cuento donde estamos, relatándonos que ahora el camino va a la derecha de la carretera por donde nosotros vamos subiendo, pero que por la lluvia de ayer, estará mojado y sin limpiar, por lo que seguimos por la carretera hasta que nos toca pasar la vía del tren y por zona de grijó, llegamos a la parte del cementerio y entrada a Bercedo, en donde vamos a reponer fuerzas.

Al llegar a Bercedo son las 12:30 y llevamos 4h15, sin parar para unos 23 kmts, siendo los cinco o seis de calzada romana de esos que se notan bajo las botas, por lo que estimamos conveniente parar un poco.

Aunque al entrar en Bercedo vimos que, enseguida las flechas se van para la derecha, nos indican que el único bar del día está a la salida en la gasolinera y para allí que vamos cuando llegamos en el tiempo arriba indicado por lo que nos pedimos dos refrescos y dos pinchos de tortilla ya que nos indica tanto el gps cómo la descripción de la etapa que son 11-12 kmts más hasta Espinosa.

A las 12:55 continuamos de frente por la carretera hasta llegar al crucero de Montijo y girar a la derecha para pasar por; Leceña, Quintanilla de Sopeña, Villasante, y allí en lugar de cruzar el puente y el río Trueba, seguimos, y tras 4 kmts accedemos a la estación de tren y entrada de Espinosa de los Monteros, llegando a su plaza central, donde está el hostal, al que hemos llamado de Sancho García a las 14:45, tras 6h15’ para unos 33/34 kmts que algunos de los cuales han sido de ir más despacio por la vegetación y la calzada romana.

Al ser la hora que es, el señor del hostal, que es antiguo peregrino, de 81 años, nos indica que podemos pasar a comer, que tienen menú y luego hacemos todo lo demás, con lo cual le hacemos caso.

Entramos al restaurante que está casi lleno y en una mesa que ya han acabado nos instalamos, a disfrutar de la comida tras haber llegado a muy buena hora y con buena marca para lo andado.

Por 10,50 euros, Bienvenido se pide espárragos a dos salsas, más callos de segundo y tarta de postre, mientras a mí me ponen un pudín de cabracho (¡bien me he librado de una ensalada!), que la señora rubia “de peluquería” que sirve las mesas me indica lleva muy poca sal, y de segundo chuletas de cordero a la plancha, más cuajada de postre, todo ello con dos cafés, acabando de comer a las 15:35.

Cómo en ese momento está ya vacio el comedor, nos preguntan al ver las mochilas y nos cuentan las posibilidades de la etapa de mañana, ya que tenemos la intención, sí es posible de ir a ver la cueva de San Bernabe en Ojo Guareña, salvo que nos desvié mucho del Camino.

Subimos a la habitación con dos camas, mirador, mesa de observación, etc, vamos un palacio en el segundo piso, por 40 euros, y procedemos a las tareas habituales de lavar, tender, etc, y descansar, planificando la jornada de mañana.

A eso de las 17 horas llamamos al hostal de mañana en Soncillo y también al centro de interpretación de Ojo Guareña, donde nos informan que podríamos desviarnos muy ligeramente del camino según vamos, al salir del pueblo de Quisicedo, ya que precisamente mañana tienen una visita planificada a las 10:15 de un grupo de Bilbao, ya que sí no la cueva abre a las 11 y es a la hora que tendríamos que visitarla.

Viendo que nos puede dar tiempo, y ganaríamos tiempo por esa visita a primera hora de mañana, nos informa que son unos 40 minutos la visita y que luego no tendríamos que volver al punto del que nos hemos salido del camino si no tirar por uno de los lados del triángulo que nos devolvería a Entrambosríos, sin haber pasado por Villabáscones ni Quintanilla de Sotoscueva.

Teniendo planificada más o menos la jornada de mañana, vamos a dar una vuelta visitar las torres que tiene la villa, comprar en el Simply para cenar en la habitación ya que hemos comido de maravilla y también para charlar animadamente con el –mayo 2015- peregrino-dueño del hostal de 81 años, suegro de la rubia que nos atendió en la comida, que nos cuenta mil y una anécdotas de sus peregrinaciones con 72 y 74 años a Santiago por el camino francés.

A las 20 horas cenamos en la habitación, Bvdo, ensalada de pasta, más varias piezas de fruta, mientras yo me tomo york y queso sin sal, así como algo de fruta, con lo cual a las 21 horas estamos viendo la tele y a la media hora a dormir, ya que mañana toca andar muy deprisa a primera hora para poder visitar la cueva, ganar tiempo y llegar a buena hora a Soncillo.

Sobre el recorrido de hoy, yo lo dividiría en tres pares, la primera suave cerca del pantano, luego un tramo algo durillo por las ramas, calzada romana, etc, y luego desde Bercedo al ver Bienvenido que por el gps, las marcas retrocedían algo, hemos optado por la carretera y hemos llegado a buena hora y con tiempo para descansar, ya que nos suele gustar ir algo rápido, y parar poco, para poder dividir el día en tres partes, sí no surge ningún imprevisto, una de 8 horas entre andar, llevar las botas, etc, y comer, otras 8 de ocio, relax, visitar el pueblo de turno y por último las 7-8 de dormir.

Sobre esto último hay muchos tipos de peregrinos, ya que la mayoría, prefiere parar más, ir algo más suavemente y al final, acaban llegando sobre las 17 horas tras bastantes hora de sol, botas, etc, y se les suele juntar la ducha, lavar, tender, con la cena y poco descanso, aparte de no darse una pequeña vuelta al final de etapa.

Ahh, se me olvidaba, en este hotel nos indican que ayer paró también un peregrino, pero se subió nada más llegar y pagar y no volvieron a saber nada de él.

Etapa 3ª, miércoles 6 de mayo, Espinosa de los Monteros a Soncillo, 31 kmts en 5h47’

A las 7:30 salimos del hotel, y desayunamos en el bar al lado del hostal llamado El Esquí que ya está abierto, café y palmera glaseada o croissant, cada uno por 2,40 euros y a las 7:45 comenzamos a caminar.

Siguiendo el track y las flechas, en seguida se abandona la carretera cerca de la torre de los Velasco y se accede por un puente que pone Camino Olvidado en madera, a la localidad pegada a Espinosa de Santa Olalla y allí por corredoiras, cómo dirían en Galicia, entre subir, girar, bajar, etc, se va poco a poco avanzando, notando cómo se van mojando las botas y los bajos del pantalón, por la humedad de la lluvia y el rocío de la noche.

Cuando llegamos a la siguiente localidad, tras abrir y cerrar algún portón, pequeña que aparece por esa corredoira, llamada Pera, observamos que, siempre tenemos a menos de 50 metros abajo a nuestra izquierda la carretera, por lo cual para asegurarnos de llegar bien de hora a la visita de la cueva, Bienvenido, mira el gps, y ve que todo el rato, es idéntico, con lo cual por la primera opción que se nos presenta a la izquierda, descendemos a la carretera que es la BU-526.

Con escaso tráfico, se anda bien por la BU-526, y por ella a paso más rápido, vamos avanzando y en poco tiempo llegamos a Quintanilla del Rebollar, donde tienen el centro de interpretación de Ojo Guareña, que queda a la derecha, y en menos de media hora se llega a Quisicedo, cuando son las 9:50 para unos 14 kmts y llevamos 2h27 de caminar desde Espinosa.

Allí se tuerce a la izquierda por un camino marcado como de PR, y yendo por un camino entre pueblos, hacía una montaña que queda también a la izquierda, con antenas rojas y blancas en todo lo alto, se accede en poco tiempo a las cuatro casas que están cerca del Ojo Guareña y cueva de San Bernabe.

Esta montaña es fácilmente identificable desde Quisicedo, por las antenas rojas en lo alto, y a los 5 minutos llegamos a la zona de la Cueva de San Bernabe, precisamente a las 10:15, hora indicada por el guía, con el que ayer hable, para que el grupo de Bilbao comience su visita. En ese momento llevábamos 2h42 para unos 15 kmts.

Cómo en ese instante no vemos a nadie en la puerta, llamó por teléfono al número del guía pero no hay cobertura, aunque no tenemos mucho tiempo que esperar para oír una voz sobre nuestras cabezas que nos dice, “ehhh, ¿sois los peregrinos?, pues habéis llegado antes que el grupo de Bilbao que se va a retrasar 10 minutos.

Este guía, curiosidades de la vida, es sobrino de Adolfo de Miguel, el señor de Nava de Ordunte, así que mientras esperamos a los de Bilbao, nos indica por donde luego tendremos que tirar, para no retroceder a Quisicedo, por lo que no pasaremos por Valdebáscones, ni Quintanilla de Sotoscueva, sí no que directamente nos incorporaremos en la localidad de Entreambosríos, justo enfrente de una cuesta o flecha amarilla que cómo luego veréis, obviamos y seguimos por la carretera.

A las 10:30, llegan los de Bilbao y entramos todos con cascos que nos toca ponernos a visitar la cueva de San Bartolomé, (3,50 euros) así como ver un video explicativo y alguna explicación de unos 30 minutos, con lo que a las 11:15 acabamos la visita y tras despedirnos del guía-sobrino de Adolfo, cogemos el camino herboso que nos ha indicado y en tres quilómetros nos incorporamos a Entrambosríos, al Camino.

En ese instante hemos utilizado 3h12 para unos 17 kmts, según el gps, y toca de frente una buena subida, y a continuación según nos ha contado otro amigo que hizo este camino en octubre del 2013, llamado Valentín, así como lo relatado por la americana de “peregrina2000”, tras esa subida, es una bajada por una calzada romana en estado irregular o por una pista cercana a su izquierda que nos dejará en un vertiginoso descenso, cerca del túnel de la Engaña y la localidad de Pedrosa de Valdeporres saliendo a continuación a la BU-526 en Santelices.

Ese día nosotros ante el calor que ya se empezaba a notar, que pretendíamos llegar a Soncillo a comer, así cómo lo descrito por ambos predecesores, optamos por seguir por la BU-526 que en suave subida, nos lleva por enfrente de donde ellos debieron sudar la gota gorda, y sobre todo al alcanzar el punto más alto, de la carretera, bajamos “dulcemente”, viendo enfrente la calzada romana, la pista que va un poco más debajo de dicha calzada, hasta irnos incorporando al pasar enfrente de Pedrosa de Valdeporres, al pueblo de Santelices, con las flechas y el cartel anunciador de túnel de la Engaña.

En este pueblo de Pedrosa, en una casa rural, la americana y la sueca, pagaron 55 euros por una casa rural, que “tuvo el detalle” de no cobrarles toda la casa, sí no sólo una habitación.

Ya que sale el tema en este punto quiero advertir a los futuros peregrinos de este camino que mientras no se vayan incrementando los albergues, cuando la población final cuente con hostal o pensión, tanto sí se va solo, cómo acompañado, los precios serán relativamente normales, pero cuando toque o se planifique acabar en lugar donde sólo hay casa rural, OJO, porque lo más probable es que, sí esta casa rural, está operativa, sí abre, sí os quieren alojar, debéis negociar, sí os van a cobrar toda o algo menos, esto lo veréis más claramente cuando nos tocaron las etapas 11 y 12, en la zona de Omaña y Colinas del Campo.

Nosotros pasamos por Santelices a las 13:25 y en lugar de seguir otra vez las flechas que van a la izquierda por la vía verde o lo que es la continuación del tren que nunca funcionó de Santander-mediterráneo que debía haber utilizado el túnel de la Engaña, seguimos por la carretera y llegamos en unos 30 minutos tras atrochar un poco por un prado a San Martín de las Ollas.

Tras este pueblo en un leve descenso de otros 2 kmts, seguimos por enfrente de Soncillo, localidad a la que cómo vamos a pernoctar toca retroceder y entrar en ella, desde la rotonda a la que hemos accedido.

Son las 14:35 y llevamos 5h47 para 31 kmts, según el gps, con la visita, triángulo, recorte que hemos hecho y entramos en el Hostal Capricho de Clemente que es donde vamos a pernoctar.

Nos dan la habitación 107, que son 45 euros, y dejando la mochila, bajamos a tomar menú del día, para luego ya proceder a las tareas habituales de todo peregrino.

En el restaurante del hostal, sólo hay otra persona comiendo y en seguida nos sirven a nosotros, tomando Bienvenido menestra de verduras, pollo guisado, cuajada y para mí al pedir sin sal, me ponen unos macarrones “blancos”, ósea sin tomate, carne, etc, y de segundo filete a la plancha más helado de chocolate, café a ambos por 10 euros en total.

En el rato que hemos estado comiendo han entrado un padre y un hijo, alemanes, que lleva el más joven una mochila, pero deducimos que no están caminando.

A las 15:50 tras ducha, lavar, tender, procedemos a descansar y planificar la etapa de mañana en la que tenemos dudas con el final, y que hubo que improvisar sobre la marcha.

Tras un buen rato tumbados descansando por haber llegado pronto y “haber hecho los deberes de peregrino”, salimos a las 18 horas a dar una vuelta por la localidad que es de 135 habitantes y que se recorre en menos de 10 minutos.

Localizamos un sitio donde podremos cenar a una hora más o menos lógica para peregrinar, ya que en el hostal donde hemos comido hasta las 21:30 nada de nada, y para más inri, al haber sido mañana de mercadillo por la tarde todo el comercio cierra, con lo cual hemos quedado con el amable propietario del bar TJ, al lado del ayuntamiento que a las 20 horas nos hará un plato combinado, sin problemas.

Durante la tarde vamos llamando al posible final de mañana que es Valdearroyo (26 kmts), pero es un albergue que no funciona todo el año y que además el tema de la comida o cena, no lo asegura, con lo cual aunque nos indica que serán 19 euros cada uno, de momento no lo cerramos porque sobre la marcha veremos lo que podemos hacer.

Entre medias de Soncillo y las Rozas, está Arija, que suele ser final pero a nosotros no nos cuadra, ya que sólo serían 16 kmts, con lo cual iremos hasta Las Rozas y sí se da bien seguiremos hasta Retortillo donde tenemos localizada una casa rural a la que aunque hemos llamado 4 veces por la tarde no contestan.

A las 20 horas vamos al bar TJ y tomamos sendos platos combinados de huevos fritos, patatas y ensalada para mí sin sal y con algo de bacón y calamares para Bienvenido, más postres, agua y vino por 15 euros los dos, volviendo a las 21 horas al hostal, donde vivimos una situación algo absurda con la camarera bajita que está de servicio, ya que nos indica que hasta las 8 u 8:30 no abren el bar, y no se le ocurre nada para que desayunemos ni para dejar la llave.

A la “espabilada” que está de servicio la preguntamos, sí es posible que nos proporcionarán un café con leche en termo ahora y algún bollo para desayunar en la habitación antes de salir, pero nos indica que: “es la primera vez que oye algo parecido”, ante nuestra pregunta, ¿pero es que nadie que haya dormido aquí se ha ido antes de las 7 de la mañana o similar?, se encoge de hombros e indica que lo tendría que consultar con la dueña.

Dado lo sub-realista de la situación y las pocas luces del personal, le indicamos que no consulte nada, que a eso de las 7 nos iremos y dejaremos la llave, tras abrir la puerta de salida del hostal, detrás de una planta, y que ya nos apañaremos, es decir desayunar cuando lleguemos a algún pueblo que pillé de paso y esté abierto.

A las 21 horas nos acostamos y eso sí nos proporcionó, previo pago de un euro, a cada uno una naranja, ya que por lo del comercio cerrado no llevábamos nada más.

Sobre el recorrido de hoy, indicar que hemos atravesado tres Merindades, nos ha gustado bastante lo de la cueva, así como el trazado por el valle de Sotoscueva, y que nos hemos evitado por lo leído un rato duro para los pies por la calzada romana de bajar al túnel de la Engaña.

Etapa 4ª, jueves 7 de mayo, Soncillo a Retortillo, 36 km en 6h23’

A las 7:15 estamos saliendo del hostal, y dejando la llave en el mostrador-interior que concertamos con la señorita que atendía ayer y al estar todo cerrado, toca carretera y manta, vamos desayunar donde se pueda, cosa habitual cuando es una localidad pequeña que hasta las 8, no empieza a abrir la zona de Cajas, Bancos, comercios, etc., y llevando además la intriga de no saber aún donde dormiremos hoy.

En un primer momento, tras salir del pueblo por la rotonda de entrada de ayer, nos toca un quilómetro de asfalto, pero en seguida, se mete en camino de tierra que nos lleva a las inmediaciones de Quintanaentello y posteriormente Virtus, localidad, que no atravesamos, ya que la evitamos por abajo por el asfalto, llegando tras otros dos kmts, a Cilleruelo de Bezana, donde a la izquierda está el hostal el Escudo, el cual al ser las 8:45, vemos que está abierto y entramos a tomar café y croissant, que echábamos en falta al haber salido sin tomar nada.

Cuando estamos pagando vemos que bajan de dormir allí la pareja de padre e hijo (o así lo parecían) que han dormido allí, el hijo lleva una pequeña mochila, pero el padre lleva una bandolera con ordenador, por lo que colegimos que no son peregrinos, es decir ese que desde el primer día nos han dicho que nos llevaba un día de adelanto y que suponemos que alcanzaremos mañana en Aguilar de Campoo, aunque ya os anticipo que no lo vimos.

Salimos a las 9 de Cilleruelo y en la recta de salida, una señora en coche, muy amable, con acento extranjero, se brinda a llevarnos, pero al ver la concha y decirle que estamos peregrinando, nos desea buena jornada.

Seguimos caminando por las flechas y marcas que van por tierra, llegando a la entrada de Arija, por donde viene un señor montado en un burro que nos saluda, nosotros pasamos de largo la entrada a la parte de Arija de abajo, donde el hostal en el que durmió la americana que tenemos reseñado en su diario el octubre pasado y subimos a la parte de arriba, donde están la farmacia y un bar.

Hasta aquí hemos invertido 2h55’ para unos 15 kmts, la mayoría de asfalto, pero que se nos han hecho muy llevaderos.

Desde esta parte superior de Arija, que es una localidad al lado del pantano del Ebro, toca asfalto, sí o sí, (sí entráis en la descripción que hace la americana en su página, veréis una curiosa calificación para este tramo), y nosotros sabiendo que ahora es cuestión de mentalidad y fondo, ponemos velocidad de “tragar” quilómetros al lado del asfalto y yendo bordeando el agua.

Vamos poco a poco pasando las localidades de Bimón, Renedo, hasta que por fin tras fotografiar en las Rozas de Valdearroyos, el campanario de la iglesia que está sumergida, en otros dos quilómetros llegamos a Arroyo, que es donde está el final posible de esta jornada, según nuestros planes originales.

Este albergue que antes era llamado Ornitológico y ahora se llama Rumbo Ebro, es atendido por la chica que ayer nos contó lo de los 19 euros, pero que no era seguro lo de comer y/o cenar, y aparte de eso en esta localidad hay una Posada La Lobera, que parece cara pero a la que no hemos llamado.

Entramos en dicho albergue Rumbo Ebro, que tiene un barra de bar al lado que titula cómo BAR-macia, y donde pone se dan todo tipo de elixires, potingues, pócimas de 11 a 19 horas, pero de comer, picar, nada de nada.

En el momento de llegar que son las 12:35, llevamos 4h52 para unos 28 kmts y cuando nos saluda, nos pregunta sí estamos haciendo el Camino del Ebro o el Olvidado, ya que hace un rato, se ha ido un peregrino (el que nos lleva un día por delante, según nos comentan todos), haciendo el Olvidado.

Tras las oportunas explicaciones, tomamos un refresco y ante la corroboración que tendría que ser en una gran sala lo de alojarnos por 19 euros cada uno y que no tiene puesto el termo de agua caliente que es de unos 1.000 litros (ella está de arrendataria del albergue del ayuntamiento), nos planteamos descansar y seguir, ante lo cual ella nos da un teléfono de un hostal económico en Reinosa.

A las 13 horas tras un ratito de descanso, acometemos el último trozo de la etapa que de momento es hasta Villafría o Retortillo, viendo allí, sí logramos contactar con una casa rural que hay en dicho pueblo o tenemos que “inventar” algo al respecto.

A las 14:15 por asfalto nuevamente, todo el rato, llegamos a Villafría y justo cuando vemos un cártel que pone a Requejo, 1,5 y a Reinosa sin distancia, el camino gira a la izquierda por tierra y toca una breve subida hasta las ruinas de la antigua ciudad romana de Juliobriga a donde llegamos a las 14:25 tras 6h23 para unos 36 kmts de andar en su mayoría por asfalto.

Tras hacer las fotos de rigor, tanto a la ciudad romana cómo a una iglesia aledaña, nos informan por teléfono los de la casa rural, que “ellos no abren todo el año, y que el tema del ruralismo, lo están dejando”.

Por esto que os estoy relatando y lo que luego nos sucedió mañana a primera hora, creemos que el actual Camino Olvidado, aunque no siga fielmente el trazado original, aquí debería modificarse y desde Retortillo hacerlo bajar a Reinosa y al día siguiente por carretera enlazar hasta Cervatos, pero cuando leáis lo de mañana, tal vez lleguéis al mismo convencimiento.

Nosotros, en ese instante y más al ser la hora de comida, entre que hemos prolongado 8-9 kmts más el final, tenemos claro que hoy o conseguimos algo en esta localidad o ya tiene que ser en Reinosa, que la tenemos a nuestros pies a la vista, cómo a unos 5- 6 kmts.

Preguntamos a unos señores de una casa de allí en Retortillo y nos indican que en el pueblo no hay nada de nada, y que la casa rural, sólo abre en verano, que aquí todo es en Reinosa que está a 3 kmts tras llegar a Requejo.

Ante esta información, les solicito sí es posible el teléfono de algún taxi de Reinosa, y me dan amablemente el número de Agustín Cuevas que vive en Requejo a menos de dos quilómetros.

Por si alguien quiere anotarlo es el número 630 666 622, ya que parece ser que se lo han quitado de un tablón que había en el consultorio-fuente-centro del pueblo.

A los 5 minutos cuando estamos sentados en la fuente central de Retortillo aparece el taxista y por 6 euros nos deja en la puerta del Hostal San Roque de Reinosa, de tres estrellas que tiene menú y donde vamos de momento a comer y luego ver sí nos quedamos a dormir o vamos al que nos dio la señorita de Arroyo, llamado el hostal Abrego (vientos cálidos del sur).

Entramos en dicho hostal a las 14:45, tras haber quedado previamente para mañana con el taxista Agustín que nos recoja en este mismo sitio mañana a las 7:30 para devolvernos a Retortillo y seguir el Camino.

El menú del hotel de tres estrellas San Roque, que está “muy coqueto y pinturero”, es de 10 euros por lo cual pasamos sin problemas al comedor, donde Bienvenido se toma de primero judías blancas con morro, chorizo, etc, y de segundo lirios (pescado) rebozado más tarta de queso, mientras a mí me ponen espaguetis que para que sean sin sal, serán “en blanco” con ajo y de segundo merluza a la plancha más cuajada, siendo un gran menú por dicho precio con café incluido.

Al acabar, preguntamos el precio de la habitación con dos camas, y sí tienen tarifa algo reducida para peregrinos y nos sueltan que 61 euros con iva, por lo cual salimos a la calle y llamamos al Abrego que nos pide 40 euros por los dos, con lo que enfilamos para la dirección de este nuevo hostal, que está a 8 minutos andando en las cercanías de la estación de la Feve.

Este hostal Abrego, nos hizo perfectamente el servicio y cómo podéis sumar, al final son los 40 euros de dormir más los 12 de los dos taxis, que no se acercan a lo que luego podréis leer nos han pedido en algunas casas rurales, de más adelante.

Ya os he comentado que este camino es precioso y merece la pena hacerlo, pero convendría que hasta no haya más albergues, ir con tiento en lo de alojarse.

Llegamos al hostal Abrego y cuando llegamos a su recepción, nos están esperando para recibirnos tres personas, y se muestran muy sorprendidos de que estemos haciendo un Camino de Santiago, del camino de los Blendios, ni idea tienen.

A las 18 horas tras haber lavado, tendido, descansado, etc, salimos a dar una buena vuelta por la localidad, comprar para cenar en la habitación, etc, y poco más ya que mañana llegaremos a una “gran ciudad” en este Camino.

Encuentro pan sin sal en una panadería del centro llamada Pantortillas, una cadena de esta localidad, donde no me ponen pegas, ni el típico comentario de es por encargo o tenía que haber llamado antes, y tras comprar cosas para cenar sin sal en un Día de Reinosa, más lo que Bienvenido ha creído oportuno, cómo una ensalada de tarrina, fruta, etc, vamos a la habitación a cenar, bastante satisfechos por habernos “comido” sobre los planes iniciales una etapa.

Nuestra idea era hoy andar desde Soncillo a Arroyo y mañana de Arroyo a Olea, dejando para el siguiente lo de Aguilar, pero tal y como nos han ido cuadrando los quilómetros, más las “pegas” o circunstancias de lo de Arroyo y Retortillo, al final vamos a hacer esas tres en dos llegando en ambos casos como se verá a comer.

Sobre el recorrido de hoy, lo dicho, visualmente muy bonito siempre cerca del pantano y con buenas vistas sobre los Picos de Europa al fondo que tienen aún nieve, pero tal y como está descrito, “asfalto a tutiplén”, esto la americana dice “put your nose to the grind and walk with dirt shoulder”, que viene a ser más de lo mismo.

Etapa 5ª, viernes 8 de mayo, Retortillo a Aguilar de Campoo, 33 km en 6h16’

A las 7:10 estamos saliendo del hostal, y dejando la llave en la puerta y cuando vamos para el Pantortillas de al lado del hostal San Roque donde hemos quedado con el taxista, vemos que hasta las 8 no abren ni dan desayunos por lo que enfrente de la iglesia según nos dicen dos barrenderos, entramos en el bar Peñas Arriba (obra de José Mª. De Pereda), para tomar café y bollo por 2,20 cada uno.

A las 7:32, nos ha llamado el taxista al ver la cafetería cerrada, llegamos a donde está esperándonos y en 10 minutos nos deja en Retortillo por los convenidos 6 euros, empezando a caminar con aire y algo de fresco hacía un pinar por la calzada romana de Juliobriga.

A los 15 minutos de ir por una pista forestal bajo pinos, en un punto sin marcas el gps que trae grabado Bienvenido indica que para la izquierda justo en un punto que hay un canalón o conducción que alguien ha dejado y toca subir por un tramo que está con vegetación en el suelo, ramas de pinos, etc, que han desbrozado pero no recogido, probablemente los que han enterrado dicha canalización, aunque yo que iba delante me la he tragado y he seguido por la pista ancha del pinar unos 10 metros cuando me lo ha advertido.

En este punto, podéis consultar el diario de la americana que iba con gps, describe que se perdió, que fue difícil conseguir localizar llegar a un claro, saltar una alambrada de espino y más todavía el bajar hacía Cervatos, con niebla.

Nosotros con eso en la mente y delante de nuestros ojos, vamos siguiendo el gps, y tras un pequeño “callejeo”, sin marcas localizamos de sopetón a unos 50 metros sobre nuestras cabezas la verja o alambrada de espino de “cuatro pisos o alambres”.

Cómo no es posible localizar ningún punto de paso, vamos primero 50 metros a la derecha pero el gps le dice a Bienvenido que hay que pasar al otro lado y bajar en seguida por la otra vertiente, por lo que desandamos nuestros pasos hasta donde hemos aparecido y vamos otros 25 metros al otro lado, viendo que junto a unos carteles de “estas en Peña Cutral”, hay una parte que en su momento tendría paso fácil, pero han “realambrado” de espino con cuatro peldaños o pisos y es imposible pasar.

A unos 15 metros a la izquierda localizamos un medio mojón o piedra algo grande pegada a la alambrada y Bienvenido es el primero que se sube, pasa al otro lado, cómo puede y yo le tengo que desenganchar en dos ocasiones los bajos de los pantalones que le han rasgado algo los mismos.

Ahora me toca a mí, que además de ir en pantalón corto, tengo que tomar por problemas de corazón, sintrón, así que al “toro”.

Subo a la piedra, que sólo está por el lado que estamos, luego pongo un pie en lo que diríamos es el tercer alambre empezando por abajo, y con cuidado subo la otra pierna sobre el cuarto alambre y lo pongo justo en el tercero pero por el otro lado.

Cuando paso con cuidado la otra pierna al tercer alambre pero por el lado al que queremos pasar, flappppp, de repente se rompe dicho tercer alambre y según voy viéndome escurrir y bajar, se parte también el segundo y me quedo sobre el primero a 15 centímetros del suelo y con dos pinchos justo a ambos lados de las manos, a menos de 2 centímetros sobre la garganta, vamos que aunque estoy vacunado de antitetánica, con lo del sintron habría sido un destrozo importante.

Ufff!!!!!, ¡qué suerte he tenido!, no me he clavado nada, ni me he rasgado ni arañado, pero ha faltado el canto de un pelo, Bienvenido se ha quedado impotente viendo cómo me iba resbalando sin poder hacer nada.

Desde luego, espero que cuando esto y lo que ahora pondré, se lo lean, los señores de la Asociación de Vizcaya, unido a lo del alojamiento, se replanteen este tramo.

Con un poco de susto los dos en el cuerpo, por fin estamos al otro lado y al ser afortunadamente un día claro y despejado, más el gps, vemos que toca ir poco a poco bajando a media ladera hacía el pueblo que se ve al fondo que es hacía Cervatos, estando a la derecha nuevamente Reinosa, muy cerca.

Tras unos 15 minutos de una bajada algo incómoda, logramos llegar a la carretera y entrar por fin en Cervatos a las 9:12, tras 1h22 para sólo 6-7 kmts, algo arriesgados.

En nuestra opinión, ya que hay problemas en Villafría, Retortillo, Requejo, más el tema de la subida y pasada del alambre de espino, la bajada a Cervatos, creo que sería más atinado, que lo desviarán a Reinosa habiendo visitado las ruinas romanas y después por la carretera, ir a Cervatos, ya que es más o menos lo mismo.

Sí alguien no me cree, que vaya allí, lo vea y sobre todo se lea lo que pone la americana, ahhhh, y esto nos paso un día claro, con sol, no quiero ni pensar, lo que sería con lluvia, nubes, menos luz, etc, por supuesto, esto es sólo una sugerencia, yo desde luego a los cuatro o cinco amigos peregrinos a los que suelo mandar mis diarios que luego los usan en su recorrido, espero que esto les sirva y se eviten este trocito, ya que aunque no sea todo por tierra, por el otro lado se corre menos riesgos.

Entramos en Cervatos, yo al menos aún con un poco de susto en el cuerpo, y nos hacemos unas fotos delante de la colegiata de esta localidad que tiene un cartel de “llamar a Marisa, de tal a tal hora, los días tal y pascual”, para visitar la misma.

Nosotros seguimos caminando y de paso charlando sobre el momento pasado, cruzando al poco rato por un puente sobre la autovía, y bajo una nube que suelta algo de agua, llegamos al Alto del Bardal, a 1.080 metros de altitud, cuando llevamos 2 horas de caminar y en otros 21 minutos alcanzamos la localidad de Olea, donde entramos en un bar a tomar un café.

Allí nos atiende muy amablemente una señorita que tiene otro parroquiano “mudo” o poco educado leyendo el periódico que no nos saluda ni las dos veces que lo hemos hecho al entrar ni al irnos y tomamos un café, charlando con la chica que no sabe nada del peregrino que intuimos al ir delante habrá dormido aquí en Casa Miguel, que es el único punto posible en esta localidad (aldea) de 47 habitantes.

A los 10 minutos comenzamos de nuevo a andar, y yendo a ratos por asfalto a ratos por tierra, pasamos por Reinosilla, Casasola, y nada más girar por una carretera muy local a la derecha, nos tenemos que meter en una parada de bus de piedra con “chimenea” también de piedra, (es la tercera que vemos así en Cantabria), a esperar que escampe una nube que está a 500 metros ya que nosotros tenemos encima sol, pero llueve algo.

Tras ese leve chaparrón, toca un camino precioso de tierra para pasar por Las Quintanillas, más tarde las Henestrosas, con una torre cuadrada y una iglesia cerca de Bercedo, bastante bonitas y dignas de fotografiar.

Al salir de Bercedo, el camino empieza a tener más amplitud en los valles, y es de tierra medio rojiza, tocando pasar una vía del Feve y al pasar al otro lado, llegamos a Cuena, donde en la última casa un ciclista que viene embarrado por detrás, y está lavando la bici, nos cuenta que ahora recto a Nestar y luego Aguilar.

Efectivamente tras 1h30 por esa tierra medio rojiza en un ir y venir de fincas, pero sin cultivar, llegamos a un paso del río, en un puente romano, donde justo al otro lado pone Sumus Blendius.

Aquí han puesto una especie de centro con cinco o seis paneles con mapas, fotos, una copia de un miliario indicando que es el punto de unión con el camino de los Blendios que viene de Portus Blendius que ahora se llama Suances.

Este punto es cómo un oasis en medio de la llanura, y a menos de medio quilómetro a nuestra derecha está Nestar, es decir que desde Suances, Torrelavega, Los Corrales de Buelna, etc, por aquí pasa la ruta de los Blendios, que es según el mapa del Instituto Geográfico Nacional, el camino rotulado con el número 28 y que luego sigue para Herrera del Pisuerga y Carrión de los Condes, donde enlaza con el Francés.

Esto lo quisimos preguntar a la tarde en turismo de Aguilar de Campoo, pero en plena temporada ya de verano, un viernes cómo es hoy, turismo está cerrado a partir de las 18 horas con lo que nos quedamos con las ganas de preguntar.

Tras alguna foto en dicho punto “blendiano”, salimos a la carretera o arcén ciclista que han habilitado para andar los 5-6 kmts que nos restan hasta Aguilar de Campoo, llegando a la puerta del hostal Villa de Aguilar a las 14 horas tras 6h16 para 33 kmts que han sido entretenidos, salvo el punto que pudo ser negro de la alambrada al salir de Retortillo.

Dejamos las cosas en la habitación que serán 42 euros la doble, y procedemos a tomar el menú de 9,50 euros, que fue para Bienvenido pisto, carrilleras en salsa, pudin de café, y para mí puerros a la vinagreta, filete a la plancha sin sal, más cuajada, charlando durante un buen rato con el hijo de los dueños que nos atendió amabilísimamente en todo momento y nos estuvo preguntando por ese camino y otros ya que quería hacer varios.

A las 18 horas tras haber descansado, lavado, recogido la ropa, etc, salimos a dar una buena vuelta a esta gran localidad, y en todo el rato que fueron unas 2 horas y eso que encima estuvimos en una terraza tomando un refresco, no vimos al supuesto otro peregrino que nos había ido precediendo, yendo a comprar a continuación a un súper de la cadena Árbol, para picar algo en la habitación.

A eso de las 21 horas estamos acostados viendo la tele y satisfechos por haber reducido en una las etapas iniciales y sobre todo que la de mañana se prevé corta y suave hasta Cervera.

Es de resaltar, que en Aguilar vendría a ser cómo el final de la primera parte de este trozo del Camino Olvidado, y es la parte que más suelen tutelar y controlar desde Bilbao, el resto tal cómo se verá, tiene otros especialistas, aunque los señores de Bilbao, también “estén al loro”

Etapa 6ª, sábado 9 de mayo, Aguilar de Campoo a Cervera de Pisuerga, 26 km en 4h50’

A las 7:30 desayuno en el hotel, que se agradece sobre todo porque generalmente los sábados y domingos solemos estar más tirados que una “colilla” (¡que gente más agradable los de este hotel, muchas gracias desde aquí otra vez!).

Sobre las 7:45 con algo de nubes bajas, salimos por la zona cercana a la presa, pero en lugar de ir hacía ella, seguimos por la carretera, pasando cerca de Corvio, sin llegar a entrar, luego por Matamorisca, saliendo por la izquierda de dicha localidad, bordeando algo el pantano, aunque de lejos y más adelante dos poblaciones que llevan el toponímico de San Mamés.

Finalmente tras 2h50 y unos 15 kmts según el gps, llegamos a Salinas de Pisuerga donde paramos en el primer bar a la izquierda según se entra y donde tomamos café, ante la mirada atónita de una familia al vernos llegar en pantalón corto y manga corta así como la atención de la camarera que no ha visto a muchos peregrinos.

Tras unos 15 minutos de café, a las 11:50 arrancamos de nuevo, tras pasar el puente antiguo con arcos donde hay dos pescadores, y vamos por la otra margen del río Pisuerga hacía Cervera.

Este tramo, tal y cómo lo describe la americana en su pequeño diario, es precioso de unos 12 kmts al lado del río, con poca sombra, empezando a notarse el calor que desde ese momento y durante más de una semana nos empezó a castigar bastante en las horas más fuertes del día, a pesar de ser mayo.

Durante ese recorrido de unos 12 kmts, Bienvenido va viendo por el gps, que los dos tracks que lleva, van por donde nosotros, pero he de decir en honor a la verdad que no vimos casi ninguna flecha, por lo que entendemos que va por el otro lado del río o se han borrado.

A pesar de todo, el truco es ir siempre por la margen izquierda del río, sin hacer caso de ningún camino que nos salga a la derecha, por donde va al otro lado la carretera y tras unas 2 horas, hacemos entrada en Cervera de Pisuerga por la zona central del pueblo, justo enfrente de la calleja que se accede a la calle mayor y donde entramos en la oficina de Turismo a sellar.

Hoy al ser sábado hemos tenido problemas de encontrar sitio para dormir, y sólo lo hemos logrado en el tercer hostal, llamado Peñalabra que está hacía el otro extremo del pueblo, aunque cerca.

La chica de turismo que nos atiende amablemente, tiene que “buscarse la vida” en internet, con el Camino Olvidado, gracias a lo que le han contado los de Bilbao, pero de folletos, información, etc, no tiene nada de nada.

Charlando con ella, ya que hemos llegado antes de las 13:30, nos cuenta que del otro camino por el que la preguntamos de los Blendios o ruta del Besaya, lo único que tiene es dentro de un folleto de rutas en Palencia de hace 5 años, una hojita en la que cita lo de Nestar y poca cosa más.

Tras charlar otro poquito con ella, y que le hace ilusión que dos peregrinos, para ella los primeros en tres años, pasen por allí, nos dirigimos al hostal Peñalabra, donde nos va a costar la habitación con dos camas, lo que se está imponiendo, es decir 45 euros.

Llegamos a este hostal, tras 4h50 para unos 26,8 kmts, y 29 grados a las 13:55 a la recepción, procediendo a dejar la mochila e ir a comer al centro de la localidad.

Al ser sábado y localidad turística, hoy los menús van desde los 12 euros hasta los 18, habiendo más entorno a los 15 euros.

Nosotros entramos en el mesón-restaurante La Cazuelita, donde por 12 euros, Bienvenido se toma garbanzos en plan potaje de primero, churrasco de segundo, arroz con leche de postre y yo pido ensalada campera, por variar algo lo de sin sal, filete a la plancha y torrija de chocolate, que es una exoticidad de este sitio.

A las 15 estamos en la habitación y tras ducharse, lavar, tender, etc, salimos a dar una vuelta a la localidad, viendo que está todo cerrado y que las cenas, serán a partir de las 21:30.

Esa tarde, siguiendo las instrucciones de Adolfo de Nava de Ordunte, nos pusimos en contacto con otro de los especialistas de este camino y más concretamente de la zona en la que vamos a entrar que es Jacinto Prada, de Barrillo de las Arrimadas (un auténtico crack y no Mesi), pero que vive la mayor parte del año en Barberá del Vallés cerca de Barcelona.

Este señor, nos atiende amabilísimamente, y tras más de media hora de teléfono, y sobre todo quedar que iremos contactando periódicamente, re-planificamos la etapa de mañana, ya que en un primer momento teníamos la idea de hacer unos 28 kmts hasta Santibáñez de la Peña, pero tanto él, cómo el primer día en Vizcaya, ya Adolfo nos indicó que no tenía mucho misterio el “saltar” hasta Guardo, y así lo vamos a hacer.

Por todo lo anterior, llamamos a Guardo, que es un pueblo que al día siguiente nos dio aspecto de “venido a menos”, y que está en dos partes, llamando para dormir al hostal Edmundo que está en el barrio alto de Guardo, justo a la entrada.

Cómo esa tarde no había nada abierto y las cenas eran a unas horas que no nos convenían, tocó rebuscar en la mochila, y tomamos casi todo de lo que llevábamos para poder acostarnos a buena hora, ya que para mañana nos dan en la etapa entre 24 y 31 grados y en la zona centro y sur de España, debido a una masa de aire africano, se van a alcanzar los 39-41 grados.

Así que dicho y hecho, mañana a las 6:30 con las primeras luces, arriba, intentando desayunar de paso.

Sobre el recorrido de hoy, la parte final, es muy agradable al lado del río, y sobre la primera, la hemos alterado un poco, por evitar el calor y no hemos entrado en todos los pueblos que vienen detallados en la hoja de la etapa, tal y como he citado al inicio.

Etapa 7ª, domingo 10 de mayo, Cervera de Pisuerga a Guardo, 37 km en 6h27’

A las 6:30 arriba y a las 7 afortunadamente en el hostal Los Robles, donde no pillamos sitio al llamar antes de ayer, al estar abierta la cafetería, procedemos a desayunar, siendo en mi caso café con dos bollos por la poca cena de ayer, por un importe de 3,80 y Bienve, un bollo sólo con café, por 2,40.

A las 7:13 empezamos a caminar, en la etapa que va a ser una “ensalada” de pueblos del valle de la peña, sí miráis esta etapa, hay unos 9 pueblos entre Cervera y Guardo y siete tienen el “apellido” de la Peña.

Tratando de ir de prisa, a los 500 metros de salir de Cervera toca uno de los tramos más bonitos, bueno yo diría que el único, ya que las flechas nos meten a la derecha por un terreno de tierra negra de mina abandonada y subiendo poco a poco, dejando a la derecha el río Tosande, en seguida entramos por una zona sin nada de nada, que hay tejos, bosques de hayas, y en los que vemos al ser temprano, dos corzos que salen corriendo en cuanto nos oyen.

Tras unas 2 horas para unos 12 kmts, salimos a la carretera en lo que es la zona del Valle de la Peña, por el asfalto que va siempre entrando o saliendo de cada pequeño pueblo que no cuenta ninguno con más de 45 habitantes, avanzando todo lo deprisa que podemos.

En este punto, aunque no son más que las 9:30, se empieza a notar el calor, y aunque me pongo una buff en una manga para que no me queme el sol, y en la otra un manguito de corredor que llevo.

El calor de las nubes de polvo africano, se empieza a notar, aparte que está cómo medio amarillento o terroso y el sol hace “efecto lupa”, por lo que sacó el paraguas, que llevamos para casos de lluvia y camino, cosa que no he hecho en los otros más de 40 caminos que he andado, durante tres horas bajo el paraguas, notando el sofoco reinante y eso que estamos en el norte de Palencia y a más de 900 metros de altitud.

Pasamos cerca de la peña del Valle, que tiene 1996 metros de altitud a nuestra derecha, Castrejón de la peña, km 14 de la etapa en 2h42, luego Tarilonte y el camino nos lleva ahora hacía una zona de tierra roja, cerca de la estación del Feve de Valverde-Tarilonte, desde donde nos tocan dos o tres repechos que con el calor, paraguas, tierra roja, etc, se hacen largos.

Cuando pasamos por Aviñante, nos lavamos los dos la cara y la cabeza en una fuente y a eso de las 12 aparecemos en la que iba a ser nuestro final, antes de hablar con Jacinto, que es Santibáñez de la Peña, donde no hay nada de nada abierto y en la localidad siguiente que es Las Heras de la Peña, vemos un bar abierto con sombra y allí que nos paramos.

Cierro el paraguas, compro pan sin sal, que no me cobran por ser de ayer, ya que hoy domingo no hacen y mientras Bienvenido se toma una cocacola con pincho de tortilla, yo me tomo dos bollos que he comprado en la panadería con chocolate.

Allí charlamos con un señor que ha peregrinado el francés, y se ha quedado de piedra al saber que por aquí va otro camino y a eso de las 12:35, volvemos a caminar, bajo un solecito que pega de verdad.

Desde allí, Bienvenido, opta por cruzar al otro lado de la vía del tren e ir por el camino, yo por quitarme antes del calor, sigo por la carretera que va a unos 100 metros a la derecha del camino, al que luego saldrá Bienve en el segundo pueblo.

Los 9 kmts que nos restaban desde las Heras hasta Guardo, notando el calor, me pongo a darle deprisa a las piernas y llego a Guardo a las 14:10, es decir 1h35 para dicha distancia con lo que cuando llego espero en la puerta del hostal tanto a los dueños que no viven allí, (40 euros la habitación), como a mi compañero que llega a los 10 minutos.

Íbamos aleccionados sobre el coste de esta localidad, y por eso lo del Edmundo, donde también paró, el otro conocido que lo hizo hace dos años, llamado Valentín, ya que la americana que iba ya sola desde Aguilar, le costó en el hostal Real al otro lado de Guardo, 50 euros la habitación simple, ¿?, ojo al alojamiento futuros peregrinos, sí vais solos.

Dejamos las mochilas y ya que no tenemos nada de comida, y es domingo bajamos a la parte central del pueblo y localizamos en la zona medio-abandonada del centro el restaurante Jay, donde tienen menú del día, por 14 euros cada uno.

El restaurante Jay, ya que el hostal está abandonado, cerrado, es en la parte del cruce central de Guardo, y hay que tener ganas de encontrarlo, porque no está muy visible, así que una vez lo hemos localizado, entramos y por los 14 euros, Bienvenido se come de segundo churrasco y yo filete a la plancha sin sal, ya que de primero tomamos los dos ensaladilla rusa, “algo extraña”, ya que es de esas que de tanto picar la patata y una mahonesa distinta, parece batida, en lugar de para masticar.

De postre cuajada y bombón helado, siendo atendidos por dos camareros que se iban alternando, uno sesentón, que pasaba de todo y otro cincuentón, que tenía un cabreo, que sí te acercabas a él, te quemabas (me recordó al del Guateque, peli de Peter Sellers).

A las 16 horas volvemos al barrio alto de Guardo o zona de San Juan, donde está el Edmundo y toca lo habitual, de lavar, tender, descansar, etc, hasta que a las 18 horas volvemos a visitar la zona baja de la ciudad y localizamos un restaurante para picar algo a la hora de la cena, ya que no se puede comprar nada de nada al ser domingo, para hacerlo en la habitación.

Entramos a las 20 horas en una pizzería, llamada Il Italiano, donde un cubano, nos pone plato combinado de huevos fritos, filete de pollo a la plancha y patatas, todo ello para mí sin sal, mientras a Bienvenido, una hamburguesa con patatas y ensalada, pagando cada uno más o menos 8 euros con la bebida y postre.

Aunque es un italiano, le “pega” a todo, incluso al lado tiene una zona de churrería, chocolatería, en la que desayunaremos mañana temprano.

A las 21 horas estamos en la habitación preparando lo de mañana que también es larga y según las notas tanto de Valentín, cómo de la americana, aunque tiene zonas preciosas se puede uno perder en algún punto.

Sobre el recorrido de hoy, lo dicho, es una etapa que tiene más parte de asfalto que de tierra, sí se opta cómo nosotros por no entrar en los pueblos del Valle de la Peña y que aunque sea larga conviene hacerla hasta Guardo, ya que sí no van a quedar dos pequeñas que será difícil luego unir (ver las 2 etapas de 11-15 kmts que hizo la americana en su blog). 

Etapa 8ª, lunes 11 de mayo, Guardo a Cistierna, 37 km en 6h44’

A las 7:05 estamos en el italiano, pero en la zona de la chocolatería, desayunando, aunque aún no tenían churros, ni chocolate, sí no sólo café con algún bollo industrial, tomando en mi caso, pan sin sal, con el café, mientras Bienve, acompaña con un donuts.

Toca una salida en cuesta por el otro lado de la ciudad de Guardo, justo donde está el hotel Real, y por donde avisó que no hay en unos 2 kmts ninguna señal, ósea que hay que saber hacía que pueblo, siguiente, se va a andar.

Tras coronar una cuesta de unos 2 kmts, se van las marcas a la derecha para pasar por una ermita y a los 10 minutos de nuevo volvemos a salir a la carretera, con lo cual en resumen, se podría seguir todo el rato por la citada vía, para pasar después por La Espina, que tiene una iglesia y campanario curioso y más adelante, se llega a Puente de Almuhey, en donde estamos a las 9:45, tras 2h40 de suave andar, comprando un plátano, naranja, etc, en un Spar que está abriendo en ese instante.

Nada más salir de Puente de Almuhey que es donde parten esta etapa, y sí el día anterior se hubieran quedado en Santibáñez de la Peña, es a donde llegan algunos, el camino da dos opciones.

La primera que es toda por asfalto, es seguir de frente por la carretera que traíamos y en unos 17-18 kmts se llega a Cistierna, pero nosotros siguiendo las flechas y los tracks, justo al final del pueblo, giramos a la derecha para el valle donde al final, está justo cómo final de carretera La Mata de Monteagudo.

El primer pueblo que se ha de pasar tras ese giro es Taranilla, luego el camino te lleva por praderas y caminos hasta pasar cerca de una laguna, y se sale a San Martín de Vldetuejar, cómo en esa parte final, al ser primavera, la hierba está muy alta, húmeda y sin huellas, al pisar el asfalto, optamos por seguir nuevamente por él, ya que la vereda por donde van las marcas, está también un poco embarrada y oculta.

Siguiendo en ligera subida por una carretera de media montaña, pasamos Renedo y en los 3 kmts finales del valle, está el desvío de frente a La Mata de Monteagudo, a donde no hay que llegar, y a la izquierda cuando faltaban 500 metros, hacía el Santuario de la Velilla, que está omnipresente sobre nuestras cabezas.

En la subida al santuario, se pasa por la casa rural, que teníamos como opción de final, pero que está cerrada a cal y canto, (lunes no temporada alta), donde durmió la americana, y llegamos a la entrada del santuario, donde paramos a hacernos unas fotos y picar algo, ya que llevamos 4 horas y hemos andado 23 kmts siendo las 11:25 del día y notando calor por el polvo africano en suspensión.

Tras un descansito de quince minutos, ya que hay muy pocas marcas, buscar un gran árbol que está enfrente del cartel del Santuario, o si no coger la pista que enseguida asciende hacía la montaña que se ve encima.

Esta montaña, es la que desde Puente Almuhey, hemos ido viendo en todo momento, es Peñacorada, muy famosa en la zona, y que ahora estamos en lo que podríamos llamar uno de sus “hombros” o collado lateral, y según subimos por una parte empinada que nos recuerda a una zona en el Lebaniego entre Fuente Dé y Pandetrave, nos topamos con dos rurales, o vigilantes de la zona en su todo terreno con su “conjunto verde-campaña”, que al lado del vehículo se están dando crema solar, por el día que empieza a hacer.

No nos llegan a pedir la documentación, o tomar nota de nuestros nombres, cómo me paso en otra ocasión en otro camino, pero alucinan al vernos, sobre todo al saber que por allí va un camino de Santiago y que nos toca bajar a Cistierna, llegando uno incluso a decirnos, “no sabéis la que os espera”, ¿sé lo decimos o no?, igual deberíais retroceder para ir por el otro lado a Cistierna, por aquí es “muy largo”.

Sin hacer mucho caso, ya que por gps y por los papeles de la etapa sabemos que son 11-12 kmts, seguimos ascendiendo y cuando llegamos al collado superior, 12:30, toca serpentear y bajar poco a poco por una gran pista, con carteles de “paso de las legiones”.

En los papeles de la etapa, se hace un especial hincapié en que al pasar una gran nave de piedra ganadera hay que seguir, no por la pista de la derecha que nos bajaría a un pueblo llamado Fuentes de Peñacorada”, sí no de frente, cosa que hacemos.

A los tres o cuatro minutos siguientes, cuando has bajado dos curvas que hace la pista, vuelves a tener una disyuntiva que en realidad no se ve claramente y es que yo, que voy delante, al ver que la pista sigue bajando suavemente y abajo se vislumbra un gran pueblo, teniendo a la derecha a lo lejos el de Fuentes, sigo adelante, bajado y NO, NO HAY QUE TIRAR DE FRENTE YA QUE SE PODRÍA LLEGAR A SABERO.

En ese instante no lo sabía, y al ir unos 25 metros por delante de Bienvenido, sigo bajando de frente, creyendo que el pueblo de abajo es Cistierna, aunque ya os digo que es hacía Sabero, y cuando Bienvenido pasa por ese “cruce nada claro”, me dice, ehhhhh, quieto que es a la izquierda.

¿A la izquierda?, pregunto yo, ¿Pero sí no se ve ningún camino?, y efectivamente, debido a la primavera, vegetación alta, etc, cuando retrocedemos dichos 25 metros y giramos a la izquierda, es verdad que totalmente oculta en el suelo hay una piedra medio grande que tiene una flecha amarilla.

Flecha y piedra, que no se veían en absoluto, y tras pasar esa piedra, viene una segunda, tan tumbada y oculta cómo la anterior, al menos ese día, marcada y después se entra por un senderito estrecho y unos árboles, cerca, marcado en el tercero de ellos, que, en lugar de pensar en bajar, toca remontar en subida y siempre girando a la izquierda.

Este tramo de unos 2-2,5 kmts, con alguna marca amarilla dispersa en piedras, que con nieve se ocultarán, es siempre por una trocha estrecha, con piedras, subiendo y bajando más propia de Picos de Europa, o La Pedriza, que de este camino y sobre todo cuando hemos llegado hasta allí por una buena pista y bajaba de frente otra muy buena.

Tras esos 25-30 minutos de ir siguiendo el gps, y tener cuidado con los tobillos, se topa uno de frente con una gran masa de pinos muy altos y una valla con alambre que se puede quitar, y allí reaparecen las flechas amarillas, a mitad de tronco de grandes pinos, para en una vertiginosa bajada, de unos 2-3 kmts en los que pasamos carteles a Las Rejas, etc, llegar a Cistierna por la parte alta del pueblo, cerca de un centro de la tercera edad y el tanatorio que está justo al lado del albergue en el que dormí en el Camino Vadiniense.

Antes de pasar al desarrollo de lo siguiente de ese día, quiero resaltar que esa tarde volvimos a hablar con Jacinto de Barrillo de las Arrimadas, que es el especialista de esta zona y al comentarle este punto, para nosotros negro y de fácil perdida, cómo le paso a Valentín en octubre del 2013, nos indica que efectivamente tampoco a él, le convence mucho.

Jacinto se está planteando poner en ese cruce alguna/s estaca/s, para indicar bien ese desvío, sobre todo porque con lluvia, nieve, niebla, o sin gps, “te lo tragas”, pero en realidad igual no es necesario, ya que nos comenta que sí se sigue de frente en bajada por donde había tirado, se llegaría a la carretera (que desde allí debe tener enfrente algún desvío para Santa Olalla o Sabero), y girando a la izquierda son 2 kmts de asfalto a Cistierna.

Sea lo uno o lo otro, el caso es que este punto es de lo poco que en el Camino Olvidado deben mejorar, así como lo indicado en etapas anteriores de no ir por Retortillo a Cervatos, sí no por Reinosa o lo que expondré en la etapa penúltima de Bembibre y luego no ir a Columbrianos.

Nosotros felices por haber hecho caso del gps y “salvar” la perdida, que tuvo Valentín, vamos al hostal Moderno en el centro de Cistierna donde comí hace dos años cuando hice el Vadiniense en su primer piso menú, que ahora cuesta 9 euros.

Son las 14:25 cuando estamos sentados a comer, tras 37 kmts con calor algún rato y en 6h44, “pedorreta para los forestales que quisieron asustarnos o hacernos retroceder”.

Esta segunda parte de la etapa, de La Velilla a Cistierna, Suzanne la americana en su blog, indica que es un trozo de muchos ohhhhhh, ahhhhh, y algún ehhhhhh, por los parajes y paisajes, intuyo que el ehhhh, es que debía girar en ese cruce delicado que casi nos pasamos, pero la etapa ha tenido un gran sabor y es magnífica, sobre todo con buen tiempo por la parte de Peñacorada.

Los que desde Puente de Almuhey hayan cogido por la carretera, se habrán perdido una de las partes más bonitas de este Camino, cómo las de las tres últimas etapas.

Pedimos ensalada campera y macarrones carbonara, de entrada, escalopines con queso azul y otro de lo mismo pero sin sal ni queso, de segundo, más helado de chocolate, pastel de mango, café, etc, y procediendo a irnos a la hora cuando hemos acabado, para alojarnos en el hostal El Cruce, ya que nos parece más moderno y mejor precio que en el que hemos comido que además la americana, no lo pone especialmente bien.

Vamos hacía el hostal el Cruce que está a la izquierda del pueblo a la salida de la etapa de mañana, donde son 48 euros la doble con el desayuno de mañana, es decir la media de estos días, entre 40-45 sin desayuno y tras hacer las tareas típicas, saldremos a las 18 horas a dar una vuelta a Cistierna.

Antes de salir a dar una vuelta, OJO ESTO ES MUY IMPORTANTE PARA FUTURAS ETAPAS, hemos hablado con Jacinto Prada al que le hemos indicado lo del cruce de Peñacorada, y también hemos tenido que ponernos a la tarea de los días siguientes, ya que el viernes 15 es festivo en media España, y patrono de agricultores, entre ellos en Madrid y es susceptible que nos pisen algún destino de donde sólo tenemos el tema de dormir en casas rurales.

La tarde es farragosa en llamadas, ya para mañana a Boñar y pasado a La Robla, el asunto está claro, pero luego nos tocaría final de etapa tras 32 kmts en Pandorado que es un puerto de montaña en un sitio sin nada, donde sólo hay una casa rural que a la americana siendo sólo una persona le cobraron en octubre del 2014, 60 euros, y llamado allí (casa Resty), además nos indica que no tiene menú y que la comida y cena es “a la carta”, añadido a lo anterior, el día siguiente, 34kmts, algunos duros, nos tocaría Colinas del Campo, donde también es en casa rural y esto es una problemática complicada que a lo mejor no se cree, pero no es nada barato.

Ver relación de pueblos para comprender un poco mejor lo que relato a continuación, ya que sí no es una ensalada de nombres.

Al recibir los mensajes de lo que nos va a costar lo de Pandorado, empezamos a valorar lo de llamar a dos kmts más adelante, pero es el valle de Omaña, y allí aunque hay casa en La Omañuela o en Guisatecha, en una para el jueves 14, nos indican que no suben desde León, sólo para dos, en otra que la casa entera que son 6 plazas, en la de Guisatecha que son 12 plazas y “o todo o nada”, ante esa tesitura, cerramos de momento lo de Resty en Pandorado pero nada convencidos.

Dado lo del jueves 14, llamamos al que sería el final del día 15, en Colinas del Campo Martín Moro Toledano y las dos primeras casas nos dicen algo similar o incluso peor, ya que por ejemplo en Igüeña, en una casa rural, donde a Valentín hace dos octubres le pidieron 25 euros por toda la casa a nosotros nos indican que son 4 plazas, para fin de semana romántico y que son 120 euros, pero que al ser sólo dos y peregrinos pues en plan favor, alaaaaaaaaaaaaaaaa, 60 euros y no se hable más, me dice el dueño.

Viendo el panorama, llamamos a otra teléfono de otra persona, donde me atiende un señor genial, llamado Carlos de Colinas, el cual además al charlar con él, me indica que ha sido peregrino de varios caminos y que no nos preocupemos que él se encarga y que nos cobrará, algo simbólico, ya que sabe lo que sucede y que desde luego así con lo que nos han contestado los otros, no se llama al turismo, al menos de peregrinaje, así se le echa.

Este fantástico personaje de Carlos, además es amigo de Jacinto y junto con él, quienes han pintando las flechas en mucha de esta parte, con lo cual entiende perfectamente la situación.

Teniendo más o menos salvado el viernes 15 en Colinas, reorientamos nuevamente nuestros esfuerzos a lo del jueves 14 y teniendo, como ya he relatado medio cerrado lo de Pandorado, hacemos un último esfuerzo con el siguiente pueblo que es El Castillo, donde nos atiende otra persona genial, llamada Jorge, el cual comprende nuestra situación y nos indica que le llamemos dentro de 2-3 días, porque sí no ha alquilado la casa, intentará ver la forma de hacernos algún favor.

Tras esa hora u hora y media de llamadas y más llamadas, nuevamente Jacinto nos indica que sí no estaría la opción de bien Riello antes de Pandorado (casas rurales, que también querían alquilarme todo a precio del Titanic) y para después lo de Fasgar, donde está la Casa de la Montaña que tutela una señora llamada Modesta.

Algo cansados mentalmente por lo de las llamadas y más llamadas, salimos a comprar para la cena en el restaurante La Familia de al lado, así como ver sí podemos comprar billete de vuelta para el domingo 17 de Ponferrada a Madrid, final del puente, pero no hay oficina de Alsa, así que ante la posibilidad de que se acaben en el que nos conviene de las 12:30 lo compramos por internet.

A las 20 horas estamos cenando ambos en la habitación, aún un poco preocupados porque no tenemos claro lo del 14 y vemos pocas opciones, salvo pagar la “primada” del Resty.

Sobre el recorrido de hoy, que igual os habéis perdido por lo del tema de la logística, una vez más precioso, sobre todo desde Puente Almuhey hasta Cistierna, vamos no tiene nada que ver con la entrada menos vistosa del Camino Vadiniense cuando se accede a Cistierna, donde por cierto los señores de la localidad nos dijeron dos de ellos que el albergue estaba cerrado en la actualidad.

Etapa 9ª, martes 12 de mayo, Cistierna a Boñar, 26 km en 4h34’

A las 7:15, dado que la etapa va a ser corta, aunque pronostican mucho calor, nos ponemos a desayunar, en el hostal El Cruce, donde recomiendo pernoctar y además os indico que tienen menú del día, tanto de día y de noche, fines de semana y los demás días.

A las 7:35 empezamos a caminar, siendo los 5 primeros quilómetros los mismos que por el Vadiniense, pasando por la cruz y el monumento del Molino, el puente del Mercadillo y a los 300 metros, en lugar de seguir por el asfalto que llevaría a Gradefes, se gira a la derecha por un camino forestal, bastante bonito, en sombra y con leve subida, hasta llegar en 45 minutos más a Yugueros, tras pasar bajo la vía del tren de Feve, total 1h25’.

Después de Yugueros, por una intránsitada carretera local, se llega a La Ercina a las 9:35 en 1h57 y en otro rato, pasamos por Acisa de las Arrimadas.

El siguiente pueblo es Barrillo de las Arrimadas, patria natal de Jacinto, en 3h1 para 18 kmts, al que le mandamos una foto desde la iglesia que está en todo lo alto y después toca por el Cordal de la Varga, es decir una especie de cañada agropecuaria, accediendo a la Devesa de Boñar y tras una recta de tierra, en la que se nota calor, los 4 kmts finales a Boñar a donde llegamos a las 12:35 tras 4h34 para 26 kmts.

En la entrada a Boñar, vemos el hostal Nisi, en el que nos ha gestionado Jacinto la doble, por 35 euros con desayuno, y en el centro del pueblo también está el hostal Inés, donde durmieron Valentín y la americana a dónde iremos más tarde a comer.

Cómo es temprano y hace mucho calor, (32 grados), mientras Bienve se sube a ducharse, lavar y tender, me busco sitio en alguna de las tres peluquerías y en la tercera a las 13 horas me dan un pelado, del 3 de máquina que me va a dejar fresquito el coco para lo que nos queda, yendo después a comer al citado hostal-restaurante Inés, en el centro de la plaza.

A las 13:30 nos atiende la cocinera, que nos dice es de Marruecos y que el camarero está en una gestión. Tomamos de menú ensalada de pollo ambos, y Bienve de segundo codillo y para mí solomillo a la plancha con espárragos porque las patatas están todas con sal ¿?, más cuajada y pastel de plátano de postre por 10 euros con café de puchero.

A las 14:30 vamos para la habitación y tras lavarnos, ducha, etc, descansamos un buen rato para salir a eso de las 18 horas a dar un garbeo por Boñar, que es pequeño, comprar pan sin sal, comestibles para mañana y la cena.

El punto fuerte de Boñar, imagino que alguno lo conoceréis, son unos bollos típicos, que se llaman “nicanores”, con lo cual vamos a la fábrica que nos indica que a las 19 ó 19:30 sale la producción del día y nos puede vender algún Nicanor, ya que del tema de cajas que contienen varios, yendo con mochila, pues………., no es lo más aconsejable.

A las 19:30 tras un refresco en la plaza del pueblo y concretar lo de La Robla, y ratificar por internet lo del billete de Alsa para el domingo, vamos a la fábrica de los bollos, donde nos regalan a cada uno un Nicanor, recién hecho que está de maravilla.

Muchas gracias al chaval moreno, delgadito, tan atento que nos busco uno, especialmente azucarado, grande, etc, para que pudiéramos andar mañana. Ante ese detalle le dejamos 1,50 que es lo que llevo suelto y nos vamos comiendo el Nicanor, para empalmar en la habitación con el pavo sin sal y queso, fruta, ensalada en el caso de Bienve, etc., y echarnos a dormir.

Sobre el recorrido de hoy, muy agradable, suave y bonito hasta Barrillo de las Arrimadas y luego aunque no ha estado mal, con algo de asfalto, ya es menos bonito.

Hemos visto por el tema del gps, que incluso los que no quieran entrar en Boñar, podrían acortar para tirar hacía La Robla, pero tendrán que estudiar bien donde parar en la etapa que haremos mañana.

Etapa 10ª, miércoles 13 de mayo, Boñar a La Robla, 31/32 kmt en 5h41’

A las 7, hora pactada con las dos señoras, muy, muy, muy mayores que llevan el hostal Nisi, bajamos al salón de desayuno, donde nos abren dos operarios de una compañía de la luz que llevan 15 días allí alojados y tienen llave del comedor.

En un termo, nos han dejado café para los cuatro, así como numerosos bollos tipo sobaos pasiegos y alguna magdalena.

A las 7:20 salimos a caminar, yendo para la parte de Barrio de las Ollas, luego por carretera se llega a Otero de Cureño y desde allí comienza una serie de sucesión de pueblos que la americana califica de trail o gimkana de pueblos, y es que hay 10 pueblos que pasar entre este y La Robla, con lo cual cada dos quilómetros toca uno.

En este día, dado que al igual que ayer va a hacer mucho calor, optamos por no entrar y salir de cada pueblo e ir a tiro hecho por la carretera para poder llegar pronto que mañana puede ser larga o muy larga la etapa y convendrá descansar lo máximo posible.

Llegamos a La Vecilla, 9 kmts en 1h38, luego Campohermoso, Robles, de la Valcueva, Robledo de Fenar, más adelante Solana de Fenar que cómo cosa anecdótica tiene unas 100 cabañas de madera a la derecha de la carretera para alquilar o vender, más tarde Candanedo de Fenar, otro más acabado en Fenar, y desde allí por fin se opta por ir a la izquierda fuera la carretera por una pista con suelo negro de carbón prensado durante 11 kmts hasta casi la entrada de La Robla.

En este ir por esa pista, falta una señal al final, justo cuando se llega a una fábrica y grandes chimeneas que recordaba de cuando viniendo desde León se hace el Camino del Salvador, antes de entrar en La Robla.

Allí en ese cruce que no hay marca, nos toca retroceder ya que nos lo indica un paisano, justo enfrente de un taller de chapa y reparación llamado Rafa, saliendo otra vez carretera.

Se puede entrar por el barrio que queda a la derecha o por el puente elevado en la parte sur de La Robla, donde están los mojones puestos por Ender (José Antonio, promotor del camino del Salvador), a las 13:25 tras 5h41 para 31/32 kmts y en los que nos ha faltado una señal en donde hemos señalado.

Allí aunque hay un magnífico albergue de peregrinos, ya que no llevamos saco, optamos por ir a la pensión Mundo, pero esta completa, por lo que vamos al hostal Ordoñez de Celis, que lleva una señora mayor, donde la doble son sólo 30 euros y nos acomodamos en la primera planta.

Antes de lavar, y con 32 grados en los termómetros de la plaza, nos vamos a comer a la plaza central a La Bogadera, sitio que recomiendo y que conocemos todos los que hacemos el del Salvador, ya que aparte de tener un rincón del peregrino, nos miman, y donde nos atiende una chica joven algo llenita, simpatiquísima, que nos ofrece el menú del día que es; macarrones para ambos, más pollo para Bienvenido y churrasco para mí, junto con una cuajada y mousse de limón, que con café, son 10 euros.

A la salida, charlamos con el dueño que nos ha hecho firmar en el libro de peregrinos donde el primero es Ender, y le comentamos la movida que tenemos para mañana en Pandorado o la Omañuela o el Castillo y la del día siguiente en Colinas, y así queda la cosa, aunque una persona que está allí y que regenta la floristería de la plaza, nos da el teléfono de otro posible sitio en la zona.

Subimos a la habitación donde hacemos la “lingerie”, típica del peregrino, y a la sesión de llamadas para concretar algo de lo de mañana.

Aunque tenemos concertado para mañana lo Pandorado en casa Resty, hacemos un último intento, tal y cómo nos dijo, Jorge el propietario de una casa rural de El Castillo de Omañuela, para saber sí le han llamado para reservarles una familia la casa entera o no.

A las 19 horas cuando hablamos con él, se brinda amablemente a alojarnos en su casa rural, ya que cuando ha hablado con los posibles visitantes del puente, le han fallado, por lo cual, accede a instalarnos en una habitación de su casa y cobrarnos lo que vengamos pagando de media, es decir, una persona que no intenta cómo los otros con los que habíamos charlado, el cobrarnos 8 ó 10 plazas.

Hay que decir, que otras ocasiones que en otros caminos nos ha salido un caso parecido, hemos logrado salvarlo, cogiendo por ejemplo habitación en alguna pensión u hostal a 25 ó 30 kmts más delante de nuestro final, eso sí no había albergue típico de peregrinos, mediante taxi y luego al día siguiente volver a dicho punto con otro taxi.

En esos casos se anda dicha etapa sin peso, ya que se acabaría en donde habríamos pasado la primera noche, pero en este caso no es posible, primero porque o bien el coste es parecido o por estar el segundo pueblo al otro lado de grandes montañas y la vuelta que se da es mayor que andando.

Una vez hemos concretado con Jorge que le iremos avisando por sms, de donde andamos, y que el precio será 40 euros por dormir, llamamos al hostal de Pandorado para anular la reserva, de lo cual no se extrañan.

Estos señores del hostal de Pandorado, antes también recogían a gente en Fasgar y la volvían a llevar a dicho punto al día siguiente, pero por lo visto en internet, han debido empezar a cobrar y cobrar, y la gente ya no es “tonta”.

Tras tener concertados los dos días, procedemos a cenar de lo que hemos comprado, en el súper del Árbol en el hostal, y cuando nos estamos acostando, nos facilita Jacinto el teléfono de Ender, José Antonio, toda una institución en la zona, que es casi el artífice del actual camino del Salvador, que vive cerca de La Robla con el cual charlamos y quedamos, sí es posible en vernos mañana.

Para concretar un poco el tema del viernes 15, le mandamos un sms a Carlos de Colinas del Campo, para ratificarle que llegaremos dicho día, y que trataremos de hacerlo pronto, ya que se ha brindado para bajarnos, nada más lleguemos a comer al siguiente pueblo (Igüeña), y luego retornarnos a su casa en Colinas.

Sobre el recorrido de hoy, lo descrito, es una etapa que se calificaría de transición, entre lo precioso que hemos andado y lo espectacular que nos espera para mañana y pasado, ahora bien, sugiero que la “ensalada de pueblos” se haga por la recta de la carretera y los últimos 8-10, por la tierra, con carbón prensado, antes de La Robla, pueblo que cómo siempre acoge de maravilla, especial mención para los señores de La Bogadera.

Etapa 11ª, jueves 14 de mayo, La Robla a El Castillo de Omaña, 38 km en 6h34’

A las 6:55 estamos saliendo del hostal, y entramos junto con los obreros de una compañía de la luz que están por la zona, a desayunar en el bar que está al lado y que abre pronto, en el cual tomamos café con croissant, y a las 7:10 comenzamos a andar, en un día que prevemos largo, ya que “tendremos que perder tiempo”, para comer y comprar en un pueblo intermedio llamado Riello.

A la salida, ya se nota que no hace nada de frío, por lo que optamos nuevamente por, en los dos primeros pueblos que son Llanos de Alba y Oleros de Alba, verlos desde la carretera por la que vamos andando, entrando al poco en el siguiente que es Otero de las Dueñas, en ligera cuesta, en esta ocasión por hormigón armado, que evita una gran curva de la BU-626, y tras un pequeño tramo de tierra, volver a salir a la “general” de esta zona que es la citada carretera.

Tras esta salida a la carretera, seguimos por el arcén de la misma y vamos derechos sin desviarnos con las flechas a La Magdalena, pueblo al que llegamos a las 9:50, tras 2h45 para unos 15 kmts, donde paramos cinco minutos a tomar café, en un bar a la derecha que ponen como “tapa”, dos churros.

A las 10 volvemos a caminar, pasando a la salida de La Magdalena, por el centro de recursos del Valle de Omaña, un edificio grandísimo y multifuncional a la izquierda de dicho pueblo, y toca poco a poco subir por la carretera hacía Bobia, luego Soto y Amio, pueblos a los que las flechas amarillas nos harían ir, pero viendo que es el típico caso de evitar la carretera pero para salir enseguida, hemos optado por aligerar por el asfalto.

Tras pasar estos dos últimos llegamos a Riello, a las 12:25, donde sabemos que podremos comprar, ya que ayer llamamos a un supermercado Álvarez que me aseguro que tenía muchas cosas naturales y sin sal, y también para comer, ya que pensamos que a El Castillo llegaremos tarde, sí hubiera algo abierto y a los señores de Pandorado, que “tan barato ponen todo”, no les vamos a pagar dos comidas a la carta.

Preguntamos en los dos bares de Riello a qué hora dan las comidas y quedamos en entrar en el primero que será a las 13 horas o 13:15, ya que el segundo hasta las 13:45 o 14 horas, no dan comidas.

Cómo veis, nuestra intención que era casi pasar de tapadillo y llegar lo antes posible a El Castillo con el peso de lo que compremos, pues no ha sido posible, así que vamos para el Súper Álvarez, en el cual Bienvenido, encuentra cosas fáciles para comprar, y yo cómo me imaginaba, no encuentro casi nada de nada, motivo por el cual vengo acarreando con una lata de sardinas bajas en sal desde Cistierna que compre ayer.

Ya lo he contado en otras ocasiones, pero cuando tú indicas que tienes que comer todo sin sal, la mayoría de la gente interpreta que sólo es sin sal, pero no piensa en lo que ponga sodio, o que lo que es natural, sí lleva sal, dicho de otro modo es más fácil ahora ser celiaco, lactosico, diabético, etc, que tener problemas de corazón y tener que prescindir de la sal.

Así que tal y como indicaba, cojo un par de piezas de fruta y un queso tipo de burgos, que ese sí es sin sal, ya que todo lo demás que pensaban que al ser bio, o light o natural, lleva muchos gramos de sal y no me sirven.

Con la compra hecha, volvemos al bar llamado el Rincón de Manolo, donde atiende una chica joven, algo llenita, “que es un desastre, para todo”, que no sabe donde tiene la mano derecha ni izquierda, ni un sello, ni cuál es el menú.

aahhhh!, espera que eso lo lleva mi madre, ahora la llamo, “ese ahora la llamo”, es a los 10 minutos cuando se lo repetimos, etc, etc., y por fin a las 13:15 podemos pasar al comedor, que, se acaba de dar cuenta, tenía “la desastre, sin barrer desde anoche”, a comer.

Cómo menú, que es fluctuante, ya que según vamos viendo a las 6 mesas que al final, llenan, van cambiándolo conforme se acaban las “sobras de otros días”, nos ofrecen paella, para ambos, (bueno eso es un insulto a la paella, no se le puede llamar paella, sólo arroz medio amarillo con cuatro tropezones).

De segundo, yo ya no me atrevo mucho y pido un churrasco a la plancha pero Bienvenido que ha confiado en las bondades de la cocinera, ve presentarse ante sus ojos una caldereta de cordero, que en principio lo primero que destaca es el color súper-rojizo del “manguerazo” de pimentón que le han atizado.

Según se lo va tomando, entre que el cordero no es ni lechal, ni recental (sí el cordero tuviera calificación cómo los electrodomésticos, este sería pascual plus, plus, plus), tiene que ir combatiendo el sabor y salitre del plato con bastante agua y vino, ya que el “platito”, según sus palabras se las traía, dejando la mitad de lo que le han puesto.

Mientras nos vamos tomando el postre, que fue un helado en mi caso y brazo gitano para Bienvenido, los de la mesa de al lado, una pareja mayor de la zona, le “devuelven”, un plato de pulpo y nos garbanzos con callos, y piden mejor un simple churrasco para ambos, mientras tanto la “desastre” de la barra del bar, es decir la hija de la cocinera, va entrando y vacilando con algunos agricultores o trabajadores de la zona, pero de servir o atender, nada, de nada, vamos, para no recomendarlo.

Tras pagar los 9 euros del menú, arrancamos por fin, para mí fue una pesadilla que no parecía acabar nunca, el irme de este pueblo, a las 14:25, no sabiendo aún que no hubiera sido necesario ya que en El Castillo a la tarde vimos que había bar abierto y que daba menús más cenas sí se precisaban.

En la salida-subida de Riello, cuando Bienvenido va por delante mirando el gps, para ver sí es conveniente seguir las flechas o por la carretera, veo de frente bajar a una “paisana” de Riello, de unos 65-70 años, que va con unas mayas cortas negras ajustadas, que la quedaban ufffffff, cómo la quedaban, una camiseta color pistacho y una visera fucsia, tipo “Carmen Lomana”, la cual al verme con la mochila, y sin mediar palabra, me “espeta”:

¿Ande va?, ehh, pues hacía Santiago, ¿eonde viene?, pues hoy desde La Robla, pero hemos comenzado en Bilbao, luego ha pasau ¿por Mansilla, no?, pues no, la verdad que no he pasado por Mansilla, sino por La Robla, a lo cual remata la conversación con un, “pues entonces, sí no a pasau por Mansilla, no va a Santiago”.

Bueno, pues nada, ya lo sabéis todos aquellos que leáis este párrafo, el centro de los caminos a Santiago es Mansilla, así aunque hagáis el mozárabe, vía de la plata, etc, cómo no paséis por Mansilla, hummm, no sé si os va a valer cómo Camino.

Una vez se va esta “peculiar espontanea” que aún me hace dudar de sí lo he vivido o soñado, alcanzo a Bienvenido que me espera en una curva para indicarme que vamos mejor por la carretera y que se sorprende cuando le cuento lo de la conversación con la “fashion-victim” de Riello.

Nosotros en 32 minutos desde Riello, llegamos al Alto de Pandorado, el cual para haceros una idea os diré que tiene son dos casas una a la derecha que es un mesónrestaurante, cerrado y a la izquierda el mencionado Resty, con un “palacio” u hotelazo de cuatro estrellas con piedra por fuera, detrás, al lado de las casa rurales, que nos ofreció por 65 euros por ser sólo dos peregrinos.

Cómo son las 15 horas y no tenemos ya que pararnos, llevando 5h30 para 31 kmts, giramos por donde las flechas a la izquierda hacía el valle de Omaña, y aquí comienza lo más bonito de todo el día.

En primer lugar bajamos hacía la Omañuela, pueblo de cuento, pasando al lado de las casas rurales, que no quisieron ni subir desde León, para “dos peleles”, y luego tomando un precioso camino llamado allí de los pescadores, una trocha o camino al lado del río de unos 3 kmts, espectacular, con los robles y hayas, llenos de moho, musgo, etc, vamos digno del Señor de Los Anillos.

Hay que decir que este valle es precioso, tiene vegetación exuberante por todas partes, y el agua discurre por todos los lados, habiendo muy pocas casas, escasa cobertura de móvil, por sí os fuera relevante el dato, hasta que salimos a Guisatecha, tras haber tenido que andar por una finca-granja, pisando la vegetación que en un año no ha pisado nadie.

En Guisatecha, donde tampoco nos fue posible reservar, ya salimos a la carretera y en menos de un quilómetro entramos en el Castillo de Omañuela, población que recomiendo muy vivamente cómo final de etapa, así como la siguiente, sí contará con algo, cómo es Vegarienza.

A la entrada del Castillo, a donde hemos llegado a las 15:55, tras 6h34 para 38kmts y notando menos calor al estar en zona de pre-monte, nos recibe a la entrada un chico joven de aspecto muy deportivo que se identifica cómo Jorge y que sabía que estábamos al llegar, ya que desde Riello le había mandado un sms, contándole, por sí no había cobertura, donde estábamos.

Jorge que nos hizo un gran favor dicho día, nos aloja en la casa El Corral de Sandalio (buscarlo en google, porque merece la pena), y tras indicarnos todas las cosas que tiene, nos deja allí, para que pasemos la noche.

Tras pagarle los 40 euros que habíamos concertado, nos cuenta donde está el bar, momento en el que sabemos que podríamos habernos evitado el rato perdido, la comida y la compra de Riello y charlamos sobre la conveniencia que se dirija bien a Carlos de Colinas o a Jacinto de Barrillos, para ver sí sería conveniente la instalación de un lugar de acogida en dicho pueblo, ya que nos cuenta que en verano él abre un bar, y tendría posibilidades, de hacerlo más tiempo, además, Jorge ha peregrinado y comprende lo poco que necesita un peregrino, pero no “un atraco” cómo lo que algunos intentan.

A eso de las 18 horas una vez estamos, divinamente instalados, en ese oasis de paz y belleza que es este valle, nos llama José Antonio (Ender, en la red), que viene desde La Robla para conocernos, con el cual estamos un par de horas muy agradables de animada charla, y en la que queda que hablará con Jacinto Prada, por sí puede de alguna manera ayudar a la difusión de este Camino Olvidado que puede tener un buen incremento de caminantes.

A las 20 horas, cenamos de lo que traíamos en la cocina de la casa rural, y tras repasar los apuntes y opciones para mañana, a eso de las 21 horas nos acostamos, con la certeza de haber salvado un 50% de los problemas al haber llegado hoy hasta aquí, en cuanto al alojamiento.

Al margen de lo anterior, indicar que sí hoy hubiéramos hecho 32 kmts hasta Pandorado, esos 5-6 siguientes los habríamos tenido que “pegar” a la etapa de mañana que tiene cómo se leerá, un final exigente y duro para los pies y tobillos.

Sobre el recorrido de hoy, reiterar lo descrito, la primera parte hasta La Magdalena, sin nada del otro jueves, y luego poco a poco ha ido mejorando y siendo los últimos quilómetros preciosos, desde luego, recomiendo a cualquiera, que aunque vaya con gps, y pueda tener, cómo nosotros hemos hecho alguna vez la tentación de en Pandorado, seguir por la carretera, olvidarla y seguir las flechas, ya que la entrada al valle del río Gordo o Valle de Omaña, es inolvidable, y en otoño debe ser la “re-leche”. 

Etapa 12ª, viernes 15 de mayo, El Castillo de O. a Colinas del Campo de Martin Moro Toledano, 32 km en 6h6’

A las 7:15 desayunando de lo que habíamos traído y previsto, porque el bar no abre tan pronto, arrancamos a las 7:33 por un precioso sendero a la izquierda de la carretera y por el otro lado del río Gordo, por una senda de la que salen espantados dos corzos que han bajado a comer a primera hora del día, y es que hoy, según todos los papeles, puede ser el gran día de ver animales, ya que en esta zona y la que luego pasaremos entre Fasgar y Colinas, es el área en el que se localizan osos, corzos, zorros, algún lobo, etc, lo dicho una reserva natural.

Tras 3 kmts por el otro lado del río Gordo, el camino nos lleva a la carretera que discurre por todo el valle de Omaña, entrando en Vegarienza, localidad de unas 4-5 casas, que enseguida se queda atrás.

Viendo constantemente indicaciones de a Villablino, y Fasgar en los carteles, poco a poco vamos avanzando y pasando pueblos de este precioso valle, enfilando para el final del valle que se ve omnipresente a media altura sobre nuestras cabezas.

Entre los pueblos que llevan el “apellido” de Omaña, pasamos Cirujales, Villaverde, Marzán, Barrio de la Puente, Vegapujín, desde donde pongo el último sms a Carlos para indicarle dónde estamos y cómo vamos, ya que me previno que enseguida no habría cobertura y que nos esperaría en su casa de Colinas, (luego veréis que de sorpresas).

Por último tras otro poquito de asfalto, casi como desde la salida, se accede a Fasgar, donde está, casi como portera del pueblo (dicho con el mayor de los cariños), Modesta, que es la persona que ya Suzanne, la americana citaba en su crónica que la acogió en Fasgar y la persona de referencia que Jacinto nos había dado por sí parábamos allí.

Esta amable señora, Modesta, tutela, la casa de la montaña, donde acoge a los peregrinos que por allí caen, llegando incluso a comer y cenar con ella en su casa, cosa que nos ofrece y nos relata, así como las peripecias que paso la americana a su paso en octubre del año pasado que, en un día bastante feo a la mañana siguiente, salió con una niebla espantosa, según su relato.

Cómo son las 11:05 y llevamos 3h30 para 19 kmts entramos en el bar que acaba de abrir en Fasgar que se llama La Fasgarecha y que más que un bar que podría esperarse en un pueblo de 68 habitantes, es un bar-pub, digno del mejor barrio de alguna gran capital, lo dicho, una sorpresa preciosa y agradabilísima todo el personal y las cosas de este pueblo, “culo de saco” del valle de Omaña.

Desde este pueblo de Fasgar hasta nuestro siguiente objetivo que es Colinas, son 11- 12 kmts por el monte y por carretera, cerca de 75 kmts con lo cual podéis haceros una idea.

Entramos en La Fasgarecha y tanto una parroquiana que está tomando café, como la madrileña que atiende el bar, que vive en un pueblo de abajo, nos relatan que nos han visto subir y que llevábamos un buen ritmo, así que no se extrañan que vayamos hasta Colinas.

Tomamos un café, con un bizcocho casero que hace ella, por 2,40 euros y a las 11:30 comenzamos de nuevo a caminar, hacía lo más precioso y espectacular de todo el día, y casi diría de todo el camino y eso que este Camino tiene rincones bonitos, pero este puede que se lleve la medalla de oro.

La primera parte de salida del pueblo, es un repechón, camino, pista en constante subida, que en todo momento vamos viendo a la derecha las flores rosas del brezo, las amarillas de la genista, las chillonas hojas del comienzo de la primavera de las hayas, vamos un lujo para la vista, aunque eso sí de vez en cuando toca ver las botas del delante, porque es empinado.

Tras 45 minutos de subida constante, habiendo pasado por la fuente del Abedul, llegamos al collado que está a 1.641 metros y que da acceso a la bajada al Campo de Santiago.

Esta parte “peregrino.bat”, lo vivió en marzo del 2014 con nieve hasta la cintura y recomiendo ver su blog, para intentar comprender algo de lo que puede ser en época no estival, así como las fotos que lo ilustran de los puentes que tendremos que pasar después.

Nosotros nos hacemos unas pocas fotos en el alto y al lado de los carteles que relatan la batalla entre los bandos moros y cristianos, y comenzamos de nuevo la bajada hacía el otro lado.

En dicha bajada, se ve la mano del hombre hace poco, porque es una suave pista que ha sido “desbarbada” de piedras, ramas, etc, que encima va bien indicada con unas bandas plásticas de color azul y blancas, probablemente de alguna carrera, trail, o similar, ya que por lo que detectamos en la zona, hay mucho turismo y deporte activo entre Fasgar, Campo de Santiago, Colinas del Campo, Igüeña, y el monte que preside toda esta zona que es el Pico Tombarón y /o Catoute en la sierra de Gistredo.

Tras una breve bajada de menos de 20 minutos, se llega al Campo de Santiago y a su iglesia, donde sí se pasa en verano, alguien podría vivaquear, y a la zona de nacimiento del río Boeza, ese que pasa luego por Ponferrada y por donde el camino de Invierno.

En la llegada a la capilla de Santiago, enseguida las flechas te llevan a la izquierda, sin necesidad de tener que atravesar aún el río, y cómo el paraje es precioso, aunque no hayamos visto a los osos, paramos para hacernos fotos, comer algo de fruta y disfrutar de ese circo glaciar que está cubierto en donde no quedan aún neveros, por brezos con su llamativa flor de color rosa.

Llevamos 4h30 para unos 22 kmts más o menos, cuando decidimos acometer el tramo final que deben ser unos 7-8 kmts del desfiladero o angosta cañada, en la que vamos dejando atrás el escenario, donde debieron luchar las huestes de Almanzor, al mando del emir Martín Moro Toledano, contra los cristianos de Ramiro II de León, según citan las crónicas.

Durante ese tiempo de bajada de ese desfiladero el suelo es de constante piedra, alguna de ellas sueltas, que se notan al pasar, tramo en el que agradecen las botas, y asimismo toca en tres ocasiones saltar a uno y otro lado del río, siendo en alguna ocasión por puentes de madera, que parecen algo precarios (pasar de uno en uno), y en otros momentos por encima de troncos de árboles caídos y colocados estratégicamente así como alguna piedra que salva donde no hay madera.

En nuestro caso invertimos desde Fasgar hasta Colinas del Campo Martín Moro Toledano, cómo se llama esta localidad, unos 11-12 kmts, 2h40, y parcelando desde la ermita del Campo de Santiago hasta Colinas, en 1h36, sin haber parado ni un instante, más que volvernos de vez en cuando por ir viendo o las cascadas que forma el río Boeza, o la belleza tan tremenda de la montaña que vamos dejando a nuestras espaldas con un tapiz de colores que sí ahora es impresionante, en otoño, debe ser inigualable.

A las 14:20 tras 6h6 desde el inicio, y 32 kmts en las botas, llegamos al precioso y monumental pueblo de Colinas (lo reduciré, para no poner las 36 letras del toponímico), y ohhhh!!!, sorpresa de las sorpresas, cuando llegamos al primer metro llano y asfaltado del pueblo de Colinas, un chico joven de unos 30/32 años, que creemos en dicho momento es Carlos, nos dice, ¡hombre, los peregrinos que me habían dicho, seáis muy bienvenidos a Colinas!.

Nuestra cara debió ser de extrañeza total, ya que primero, creíamos que era Carlos y en su lugar, aparece este atento señor, que sabe perfectamente que dos peregrinos íbamos a pasar y llegar, sobre qué hora, que habíamos tenido problemas de alojamiento y búsqueda, etc, por lo que decide deshacer el misterio y se presenta cómo Antonio Alider Presa, alcalde del pueblo de más abajo de Igüeña, y que venía para darnos alojamiento digno a sus primeros peregrinos por este camino que iban a pernoctar allí.

Nuestra sorpresa va en aumento, porque aunque sabemos que Jacinto Prada, cómo sí fuera el “ojo de Sauron” en el señor de los anillos, nos iba allanando el camino, o Carlos se lo hubiera comentado, nunca, nunca en nuestros más de 40 caminos que llevamos cada uno, nos han hecho un recibimiento así, máxime cuando eres alcalde de 7 pueblos, y sube a esperar y esperar a unos hipotéticos clientes, en plena época de elecciones con mítines por celebrar y contactos que hacer en los distintos rincones de su jurisdicción.

El caso es que por lo que fuera, nos da la bienvenida y nos comenta que sí nos parece bien nos va a enseñar una sala multiusos que tienen, donde nos van a poner unas colchonetas y nos va a llevar a un sitio para ducharnos.

Nuestra extrañeza, va en aumento y es cuando le comentamos que no sabemos cómo ha podido enterarse, pero que en principio hemos quedado con Carlos que tuteló en su momento una casa rural llamada La Corte, y que cómo peregrino veterano que es, al saber que veníamos y lo que nos habían “intentado sablear” por ahí atrás, él nos iba a alojar en su casa.

Para mayor “descoloque” con la situación el Alcalde, nos dice ¿ah Carlos, sabía que veníais, pues no me lo ha dicho y eso que nos hemos visto ayer y hoy en un pleno?.

Parece ser que Carlos al que vamos a conocer a los cinco minutos está en la oposición de su grupo en la Alcaldía de Igüeña, pero aquí no es como en las grandes ciudades, se puede ser rivales, pero impera el sentido común, que no suele ser el más común de los sentidos.

El propio alcalde, un pelín contrariado por no podernos atender cómo indica que nos merecemos, nos lleva a casa de Carlos y nos deja con él, momento en el que nos despedimos y le agradecemos notablemente el gran detalle de estar pendiente de nosotros, indicándonos que se lo han dicho de hace dos o tres días, más atrás.

Echando cuentas, pudo ser el día que en La Robla, en la Bogadera, bien el dueño o la chica de la floristería, dijo que eso no podía ser, que nos cobrarán esa burrada, que eso era echar a peregrinos y turistas y debió contactar con este señor o sí no, no entendemos mucho de lo sucedido.

Nos quedamos con Carlos y su amable señora que han venido a recibirnos y tras dejar las mochilas en su casa de la que nos dan la llave, nos bajan rápidamente a Igüeña, justo enfrente del ayuntamiento a comer en el único bar del pueblo que tienen menú y está abierto que es el bar-restaurante La Playa, donde el menú fue espaguetis para mí y champiñón para Bienvenido y de segundo filete y churrasco, más peras al vino y tiramisú que ¡sorpresa!!!!!, no nos dejan pagar, porque ha llamado el Alcalde y ha dicho que corre de cuenta del consistorio.

Una vez más muchas gracias al alcalde Antonio Alider, así como al pueblo de Igüeña, que por cierto aunque lo pasaremos mañana andando, está también enclavado en una zona bonita, y a las 16 horas Carlos y señora nos suben de nuevo a Colinas para dejarnos allí instalados.

Pagamos a Carlos y señora lo que simbólicamente han estimado conveniente que les demos, y aún sorprendidos por tantas atenciones, probablemente por ser de los primeros peregrinos en pasar y pernoctar allí, procedemos a las tareas habituales de todas las tardes peregrinas, es decir, ducha, lavar, tender, descansar, etc., y planificar la etapa de mañana que también vamos a alterar ya que es sábado y lo de las casas rurales, máxime habiendo romerías isidriles, es complicado.

A las 18 horas damos una vuelta por este pueblo de pizarra, bellísimo, declarado por la Unesco Conjunto de Interés Cultural, que es de nacimiento (ver en internet), e incluso en una de esas vueltas, una vecina nos facilita un litro de leche para que podamos desayunar, ya que mañana será complicado aquí y en el siguiente pueblo.

Este pueblo de Colinas, ya nos lo había advertido Carlos, aunque tiene dos bares, uno no abre más que en verano y el otro sólo los fines de semana, motivo por el cual, él nos espero para bajarnos a Igüeña a comer y si fuera necesario a comprar, aunque Bienvenido se subió un bocadillo para la cena y yo tenía cosas aún sin sal, más fruta, por lo cual hemos vuelto pronto de Igüeña.

Son numerosos los grupos que en fin de semana, vienen a Igüeña o a Colinas donde para el bus en el que les traen y o bien van hasta el Campo de Santiago por donde nosotros hemos bajado o hacen montañismo subiendo a los montes indicados.

Por tal motivo, el alcalde de Igüeña, cosa que nos corrobora tanto Carlos cómo Jacinto, están pensando en hacer un albergue en alguno de esos dos pueblos, lo único que en Colinas, no hay telefonía, con lo cual sí llega un peregrino cómo nosotros, aunque se aloje allí, no podría llamar por teléfono, salvo que le dejen en algún fijo, para que le suban la comida o cena, cómo se hace en otros caminos (ver camino primitivo entre Lugo y Melide, o en el Sanabrés, en Castro-Dozón).

Una vez andado este Camino y aunque cada uno plantea las etapas cómo puede y a veces se lo rectifican a uno, es fundamental, salvo que se encuentre un “hadamadrina” como ha sido en nuestro caso, tanto Jorge en Castillo, cómo Carlos en Colinas, el que se intente al salir de La Robla, pensar bien estos dos trozos, ya que cómo luego leeréis en la siguiente etapa, tampoco es fácil.

Por ejemplo, sí “se es de pierna larga” y no asustan los quilómetros Fasgar es un sitio que entre la señora Modesta y que tiene bar, puede ser un buen final, por tanto luego serían 11-12 kmts hasta Colinas y 7 más hasta Igüeña, pero aquí está el caso de la casa rural que te pretenden cobrar entera o media pero nada barata, salvo que abran el albergue.

En el tramo previo, desde La Robla, hay posibilidad en un hostal en La Magdalena, pero igual es poco y entonces el otro final tendría que ser Riello, donde también es casa rural, y puede ser una problemática parecida a la descrita, así que lo dicho, estas etapas, salvo que se vaya “con el bolsillo abierto y la visa a tope”, hay que planificarlas bien.

Por último, cómo al final de cada etapa, aunque aquí hare un agradecimiento especial a todos los que nos hicieron este día genial y fácil, relatar que ha sido de una belleza “in crescendo”, que no sabría indicar que paraje es más bonito, desde luego la tranquilidad y magnificencia del Campo de Santiago es apabullante.

Cada 25 de julio en tiendas de campaña, pernoctan muchas gentes de Colinas y Fasgar, para festejar en ese circo el día del Apóstol (ver en internet). 

Etapa 13ª, sábado 16 de mayo, Colinas del Campo M.M.T. a Bembibre, 35 km en 6h12’

Bueno, aquí comienza otro día sin un final concreto, ya que aunque teníamos planificado llegar hasta Losada o Rodanillo, el tema de las casas rurales, el puente, las romerías, etc, pues vinieron a alterarlo todo.

A las 7:25, tras tomarnos un café, y leche con bollos en la casa que tan amablemente nos abrieron Carlos y señora, arrancamos por un camino y sendero precioso al otro lado de la carretera, que está muy bien marcado, llevándonos en un sin sentir de 1h12 hasta Igüeña, donde no tenemos la suerte al llegar de pillar ningún bar abierto cómo ya previmos.

A la entrada vemos un bus, que no sabemos sí serán los 25 ó 30 que nos contó la señora de Carlos que iban a hacer este fin de semana la etapa de Colinas a Congosto o no.

Nosotros seguimos caminando y a los 300 metros de pasar Igüeña, el camino te saca de la carretera y nos lleva por unos montes que hay a la derecha, hacía Fuseros, pasando enseguida por donde se ubica la colocación de una cruz que fue predecesora de la Cruz de Ferro del camino francés, llamada la Cruz Cercenada (ver todo lo relativo a historia y datos de esta etapa en lo que indica la Asociación de Bilbao que está muy bien documentado, tal y cómo luego nos corroboró un personaje especial que conocimos a la tarde gracias a Jacinto, llamado Ovidio).

Esta parte es una sucesión continuos cruces para ir dejando una pista y seguir por unos posibles cortafuegos, hasta que más adelante vuelve a ser unos senderos más o menos fáciles, hasta que se desciende a Quintana de Fuseros, donde cómo a la tarde nos informarán, mana el agua del suelo, lo cual en una bajada, hace que demos los dos con nuestros huesos en el suelo, debido a lo resbaladizo y al poco dibujo que llevo en las botas bestard-cami, que tras más de 1.800 kmts por cuatro caminos, están casi sin resaltes.

Con barro por las piernas, mochila, etc, entramos en Fuseros y nos dirigimos a la plaza donde hay dos bares, por cierto cerrados a pesar de ser las 10:30, para lavarnos en una fuente e incluso yo cambiarme los pantalones cortos porque van aparte de embarrados, empapados, con lo cual me pongo los otros y esos recién lavados con cuatro pinzas a la parte de atrás de la mochila y ya os anticipo que llegaron al final, no secos, sino resecos.

Tras esa parada accidental, en Fuseros, salimos del pueblo y toca subir por una pista que hay enfrente hacia el Campo de la Mora, viendo en dos ocasiones otra referencia a Fuente del Campo de la Mora.

Este tramo es algo aéreo, nos va dando el sol, entre los servales, robles y hayas de vez en cuando y por último tras un giro inesperado de 90 grados a la izquierda en la que vamos teniendo el sol de frente, vemos a nuestra derecha al fondo Bembibre, que cada vez va ganando más enteros para ser final de etapa, y bajando por dicho robledal a Lebaniegos.

Llegamos a Lebániegos, que son cuatro casas, dos de ellas rurales, pero que no tienen pinta de haber abierto aún la temporada de alquiler, y al ver que por donde van las flechas es un camino que hace años no se ha limpiado y va con barro, agua, zarzas, etc, seguimos por la carretera, pasando tras dos quilómetros de asfalto por el centro de Arlanza, con su calle en bajada y justo cuando vemos que el camino indica a la derecha hacía Losada a 2 kmts, nos paramos a replantear la estrategia, ya que son las 13 horas.

Sí optamos por seguir las flechas a Losada, serían los 29 kmts previstos, pero con la particularidad de que sólo cuenta con una casa rural, sí no tendría que ser 3 más a Rodanillo, de donde no tenemos ningún dato y sí no otros 7 kmts más hasta Congosto, es decir a los 28 kmts que llevamos habría que sumarles otros 10/12 para “caer” cómo en el juego de la oca en otra casa rural en Congosto y teniendo Ponferrada ya a tiro de piedra, así que para no liarnos y llegar un día antes o no andar dicho día final, ya que tenemos los billetes para el domingo, decidimos ir hacía Bembibre.

Desde antes de Arlanza, hemos contactado con Valentín un amigo de otro camino que hace dos octubres hizo algo parecido y nos ha dado el teléfono del hostal El Carmen en Bembibre, al que llamamos y nos piden por la doble 40 euros con lo cual reservamos para dormir y decidimos seguir por el tramo que nos indican más corto, que es hacia Viñales.

Los dos quilómetros de Arlanza a Viñales, son por asfalto, rápidos y sin complicaciones y cuando se llega a una casa-cruce, donde pone a la derecha San Martiño o algo así, es a la izquierda, pasando un puente con una barandilla de metal, y luego en una zona de chalets, giro a la derecha, aunque ya aparece acera y va indicando que es para Bembibre.

A las 14 horas tras 4 kmts desde Viñales hasta la entrada por Bembibre, habiendo pasando previamente tras la autovía, se hacen cortas, ya que aún podríamos estar dirimiendo, sí parábamos en ese o aquel otro pueblo de los que cité anteriormente.

A las 14:05, tras 6h12 para 35 kmts de gps, hacemos entrada en Bembibre, a la hora del aperitivo y donde al no ser paso habitual de peregrinos, nos miran como marcianos o vaca que mira al tren, de hecho uno hasta me pregunta por la nieve al verme con los bastones.

Localizamos el hostal El Carmen, y tras dejar las mochilas, nos vamos a un bar que nos recomiendan por tener menú, enfrente del teatro municipal, llamado Toní, donde atiende una familia de Caboverdianos, estando al frente de las mesas del comedor, las dos hermanas, una larga y la otra corta al servir, se ve que una va a 220 voltios y la otra a menos de 125.

La que va a 220, nos endilga a la menos rápida, pero azuzándola, y al menos en una hora, logramos tomarnos el menú del día que fue ensalada de pasta y churrasco para ambos, aunque a mí fue sin sal.

La que va a “125”, cuando ha acabado de servir las mesas, le toca atender a la barra, y sólo le tarda 40 minutos para preparar a tres moteros un bocadillo de jamón serrano, que han llegado cuando nosotros acabábamos de empezar el primer plato, viendo cómo algunos clientes protestan en otras mesas por la tardanza.

Tras lavar, tender, etc, hablamos con Jacinto y cómo último contacto del periplo nos da el nombre de un tal Ovidio, (ver Fuseros.org), por sí queremos saber más cosas del camino, así como agradecerle nuevamente el habernos tenido “bajo su ojo”, todo el recorrido y nos pregunta cómo vamos a hacer mañana para rectificar al recorrido original.

En este punto, y es algo que ya he descrito, el camino aunque no sea el original, podría desviarse por aquí, ¿Por qué digo esto?, muy fácil, el Camino Olvidado en su origen y cómo a la tarde nos contará Ovidio, desde Fuseros a su paso por Rodanillo, seguía por la pista que mañana recorreremos pero luego al no haber el pantano que ahora existe, iba acortando y salía a Cacabelos al actual camino francés.

Cómo ahora está ese pantano, hay que rodearlo bien previamente, lo que aún no se ha planteado, ya que saldría mucho más arriba de Cacabelos o por abajo, es decir desde Congosto, por la presa del pantano, luego rodear la cabecera del pantano y salir a Columbrianos, ósea pasados 4 ó 5 kmts de Ponferrada.

Por todo lo anterior, hasta Rodanillo y Congosto es el trazado original, que evitaba también Bembibre, pero sí lo que se pretende es que se haga, cómo es nuestro caso, los tramos de distintos Caminos pero evitando o huyendo “en mi caso” el francés, lo más prudente sería desviarlo cómo vamos a hacer nosotros y llegar a Ponferrada para dar por finalizado este camino.

A esas horas de la tarde, teníamos dos opciones, una era volver bien en taxi o andando a Rodanillo, ya que Losada quedaba muy atrás, y desde allí hacer el trazado actual, pero al llegar a poca distancia de Ponferrada, en un punto que en la siguiente etapa relataré, desviarnos para la ciudad en lugar de seguir las flechas, y la otra opción era la de yendo por la antigua nacional, pasar por San Miguel y llegar a Ponferrada, ya que la distancia es de 18 kmts.

A las 19 horas quedamos con Ovidio en un bar enfrente del hostal El Carmen, llamado Coruña, donde ya informó que tenían menú pero no lo sabíamos y dan bien de comer.

Este peculiar, especial, inolvidable, inigualable Ovidio, (es incalificable), es cómo una google con patas o lo que otros llamarían un erudito de la zona, vamos dicho en roman paladino, un tío muy puesto en 10 kmts antes de Bembibre y 5 kmts más al otro lado, pero con él que no han contado para trazar el actual Camino.

Bueno el caso es que tras escucharle pacientemente, desde un punto de vista matemático, desde otro cartesiano, explicar y en algún momento hasta rebatir, sobre el trazado existente, se marca uno de los órdagos de la jornada y a las 20 horas nos dice, “ala, vámonos a mi todo terreno y vamos a hacer la etapa de mañana”.

Y efectivamente, dicho y hecho, nos sube al Range-rover de hace 25 años, nos sentamos los dos y nos enfila directamente para Rodanillo que está a 3 kmts de Bembibre, después al indicarle Bienvenido que el gps, va por ahí a la derecha, ¡por supuesto por donde va a ir, por ahí es el trazado original de Vías Novas, por donde accedieron los romanos!, y ala, jeeep, para allí, con lo cual atrás a ir botando, saltando, procurando no dar con la cabeza en el techo del coche.

Tras esos 8 kmts hasta Congosto, no se amilana, y nos lleva el siguiente trozo hasta la presa y aunque ya le indicamos que sí desde ahí se desciende fácil y rápido por donde el Hotel Azul a Ponferrada, que no iremos por el otro lado, a él, no le cabe en la cabeza que nos perdamos el actual trazado y nos lleva otros 3 kmts por el otro lado, hasta que ya por fin vuelve y pasando por donde el hotel azul, nos retrocede por la autovía a Bembibre, al bar Coruña, donde nos tocó otros dos vinitos con él, para hacerle la charla amena.

La verdad es que nos vino bien, pero desde luego, sí esto lo hace un peregrino solitario, dudo que a estas alturas, no esté aún con el tal Ovidio charlando.

A título de última frase que nos lanza Ovidio de despedida, fue que sí mañana queríamos, cómo él duerme cuatro o cinco horas, que a las cinco estaba arriba, le llamemos para acercarnos o llevarnos donde fuera necesario.

A las 22 horas, tras varias copas con Ovidio, subimos a la habitación cenamos deprisa y corriendo porque es tarde.

Sobre el recorrido de hoy, lo dicho, es un poco invento, pero para nosotros fue lo más práctico, sobre todo porque cómo no vamos a Santiago, nuestra intención ahora es ir haciendo los tramos nuevos o marcados que no hemos hecho, así que lo dicho. 

Etapa 14ª, domingo 17 de mayo, Bembibre a Ponferrada, 23 km en 3h33’

A las 7:05 tras salir del hostal e intentar en dos sitios desayunar, cosa que no logramos, enfilamos para Rodanillo, pasando por el tanatorio de Bembibre, donde entro a preguntar sí nos dan un café, pero no es posible, con lo cual comenzamos sin nada caliente en el estómago.

Nada más salir a la avenida que nos lleva a Rodanillo, ¿a qué no adivináis quien aparece?, ¡premio para el que lo haya acertado!, Ovidio, con su todo-terreno de los 80 que en 5 minutos nos deja en la iglesia de Rodanillo, aunque se brinda a llevarnos a donde queramos.

Muchas gracias Ovidio, pero ufff, a ver sí ya no le vemos en lo que queda de jornada, aunque aún no las tenemos todas con nosotros.

Hacemos la distancia hasta Congosto y Cobrana, donde ya se acaba la tierra y después es un trazado asfaltado que siendo en la primera parte coincidente con lo marcado, nos lleva por donde el campo de golf, cerca del pantano, luego una carretera recta hasta que a la altura de una empresa cementera llamada MARINI (retener este dato), en lugar de girar a la derecha con las flechas amarillas, giramos a la izquierda o de frente hacía el hotel Azul, a donde llegamos a las 10:05, tras 2h25 desde que nos dejo Ovidio, y ahhhh, no nos estaba esperando con el Range-rover en marcha.

Entramos a desayunar y en 15 minutos arrancamos haciendo los 5 kmts que nos quedan al centro o barrio moderno de Ponferrada a buen paso, llegando a la misma a las 11 y teniendo aún una hora y media hasta nuestro autobús.

Vamos a la estación de buses, viendo a más de 100 peregrinos que están pasando por el francés, y una vez en la estación procedemos a cambiarnos de ropa y adecentarnos un poco para el trayecto.

El autobús que viene de Coruña, llega diez minutos tarde y aunque para en Villalpando para comer, a pesar de ser domingo vuelta de puente, llegamos a la estación sur de autobuses antes de las 18 horas tras un precioso recorrido.

Durante el tiempo que hemos estado en Ponferrada en la estación le hemos mandado un sms a Ovidio, agradeciéndole sus detalles.

El recorrido de hoy, ya os digo nos lo hemos adaptado a nuestras necesidades y eso mismo tendrían que hacer aquellos que decidan empalmar este Camino Olvidado con el Camino de Invierno, con lo cual “huirían de la marabunta que es el francés”.

Conclusiones Finales y resumen

Bueno si has aguantado hasta aquí leyendo, gracias y pedirte disculpas si te he aburrido, si empiezas aquí debes leer un poquito de la introducción previa y este final.

Sí alguien que lee este documento en la red, y/o, no se siente bien retratado o algo es erróneo, no es mi intención ya que este presente documento suele ser de uso interno para los cuatro o cinco que habitualmente me lo demandan para luego poder hacer ellos similar recorrido, cuando pueden, y la intención última, es que no se me olviden cosas de todo lo vivido.

Aparte de las páginas, relatos, que he citado en el inicio y en otros puntos, podríais consultar www.gronze.com, www.jacobeo.net, www.caminodesantiago.consumer.es, pero más bien para este Camino específico, las varias veces mencionadas: www.viejocaminodesantiago.com y www.elcaminoolvidado.com.

Es un Camino apto para gente algo experta y un poquito dura, que no quiera bullicios ni tener que correr para encontrar plaza, porque no hay casi nada de ambiente desde Bilbao hasta Ponferrada, recomiendo hacerlo con calzado con buena suela y salvo el tramo del Campo de Santiago a Colinas, podría no ser necesarias botas, para lo que no hemos andado pero que nos conocemos de memoria desde Ponferrada a Santiago, puede valer hasta playeras, así que, vosotros mismos.

Sí se pretende llegar a Santiago, desde Bilbao, sin encontrarse la “marabunta” del francés, podría ser valido entroncar en Ponferrada con el Camino de Invierno, que no cuenta con muchos albergues y “sale” al Sanabrés en estación de Lalín-Laxe.

Caso que se haga este recorrido en época con tiempo algo cambiante, ojo con el tema del calzado, nieblas, pero sobre todo sí fuera época de nevadas en las etapas del Valle de Omaña, del río Gordo, Colinas, etc.

Es fundamental, ir avisando o reservando con antelación, tipo caminos de Santiago en Francia, ya que el tema del alojamiento sobre todo en épocas no fin de semana ni estivales, puede ser complicado.

Sobre el Camino, precioso, es una pena que no sé conozca más, está aceptablemente marcado, ya que aparte de darle un pequeño retoque a lo que hemos expuesto a la altura de Retortillo, tal vez el paso por Bembibre, y lo de Congosto hacía Ponferrada, sí lo estiman conveniente, el resto está bastante bien trazado, aunque cómo se puede leer en cada etapa, lleva más asfalto que tierra, cómo en muchos Caminos de Santiago.

Este Camino Olvidado, sí se popularizará más y tuviera algunos albergues más, serviría para descongestionar en algunas ocasiones el de la Costa o del Norte, no obstante recomiendo mucho hacer este Camino.

Sobre la gente, un 10 en todo, no sólo en tratar de entendernos, comprendernos, sino en solicitud, ganas de agradar, seguimiento, cariño, etc, incluso se acercaban más a nosotros al saber lo que estábamos andando y en los hostales nos preguntaban, por cómo lo habíamos encontrado, aparte de pitarnos mucho en las carreteras.

Aunque en cada etapa los he ido citando, quiero agradecer nuevamente a los señores de la Asociación de Bilbao-Vizcaya, especialmente Adolfo de Miguel, así como a Jacinto Prada de Barrillo de las Arrimadas (aunque no siempre está allí), y a Carlos de Colinas del Campo, así como a Jorge de El Castillo de Omaña, Ovidio de Bembibre, Ender (José Antonio de La Robla), los detalles, favores, explicaciones, sugerencias, contactos, trucos, etc, que nos fueron facilitando.

Por último un agradecimiento extraordinario, no sólo a los que con sms o llamadas nos han ido acompañando a ambos, sino por supuesto a mi amigo Bienvenido, que se “ha pegado una buena paliza informática” para bajarse los tracks, y hacer de este camino aún más fácil por su gps, que sí no lo hubiéramos tenido.