El Camino del Salvador de León a Oviedo, 2013
Tres días bien aprovechados; el camino me ha encantado, especialmente el tramo central, más de montaña, entre Buiza y Arbás, aunque podría ampliarlo sin problemas hasta Campomanes. No obstante, en el resto de la ruta hay también senderos y bosques por los que merece la pena caminar, aunque también recorridos por asfalto mucho menos gratificantes. Es una ruta muy atractiva para quienes tienen alguna experiencia en senderismo, y les gusta la montaña y los paisajes agrestes; también para aquellos que disfrutan de la soledad o que al menos no les molesta, ya que es bastante probable encontrar a poca gente haciendo este recorrido.
Ha resultado exactamente como esperaba. Este camino tiene fama de ser más exigente que otros (el Francés, por ejemplo), pero tras documentarme en internet suponía lo que me podía esperar. En mi caso, al recorrido se añadió una temperatura atípica para el mes de septiembre, ya que se superaron los 30º los tres días de la ruta. Lo que sí puedo decir es que para gente no muy acostumbrada a caminar, o no muy en forma, puede ser duro en algún tramo de montaña (Coito, Tusa...), sobre todo si se incluye en una etapa demasiado larga, por lo que se deberían planificar las etapas de forma realista teniendo en cuenta las capacidades personales, para disfrutar del camino y no sufrir en exceso.
Es buena, en general. Es muy difícil hacerla perfecta, a prueba de despistes o de cansancio... Yo me “colé” el primer día en Cabanillas, después de la iglesia, pues no vi un mojón de Cuatro Valles que lleva a un camino a la derecha y eso me llevó a “regalar” kilómetro y medio; el segundo día entre Herías y Campomanes me salté un mojón de cemento que dirigía a un camino a la derecha, y “regalé” casi otro kilómetro; y por último, el tercer día, fue una locura salir de Pola de Lena entre la mala o nula señalización urbana y las indicaciones erróneas que me dio gente del pueblo, lo que me hizo perder aproximadamente 45 minutos.
En cambio, no tuve problema alguno en la montaña... puede que uno vaya más atento dado lo agreste del terreno, pero no tuve problemas en ese tramo central.
No obstante, y aún reiterando que la señalización es buena, creo que debería repasarse alguna señal que se va deteriorando o cuya visibilidad se dificulta por vegetación, así como reforzar alguna otra señal que se sepa que supone problemas para los peregrinos; concretamente, los lapsus que yo he indicado arriba que tuve los dos primeros días de ruta los tuvo también otro peregrino con el que coincidí, de manera que -aún reconociendo que las señales estaban ahí- tal vez no sean todo lo visibles que deberían. En algún caso, con una flecha amarilla en el lado opuesto del camino señalando apropiadamente, ya sería suficiente para que viéramos la señal principal.
Para mí han sido más que suficientes. Al hacer etapas tan largas, me “sobraron” albergues, pero creo que los que hay están bien para una planificación convencional de la ruta en un total de entre 4 y 6 días. Sólo he pernoctado en los de Poladura de la Tercia, Pola de Lena y Oviedo. El mejor de estos tres, con diferencia, el de Pola de Lena, en cuanto a espacio e instalaciones de aseo, pero en cambio no dispone de cocina. El de Poladura de la Tercia es modesto, pero con todos los servicios, incluso una televisión para pasar el rato. El de Oviedo, para estar en la capital, no dispone de unas instalaciones muy convenientes: dos plantas, pero sólo en una de ellas hay cocina/comedor/zona de estar, y en esa planta sólo hay dos plazas de alojamiento... el resto de peregrinos se alojan en la planta superior que no tiene nada de eso (no puedes desayunar, por ejemplo, al levantarte, salvo que lo hagas en el dormitorio o de pie en el pasillo). En la planta en que estuve sólo había un baño “accesible”, ya que el otro estaba dentro de un dormitorio y sus ocupantes cerraron la puerta del dormitorio desde dentro...
Mi principal recomendación es hacer cuidadosamente la recopilación de la información disponible, la planificación previa de las etapas. Creo que fundamental para disfrutar de éste o cualquier camino es conocerse bien, asumir las propias limitaciones, y ajustarse a ellas. No intentar apurar en exceso las horas de luz ni hacer etapas excesivamente largas porque el cansancio acumulado favorece despistes, sustos y lesiones. Saber a qué ritmos podemos caminar de forma sostenida y en base a ello organizar las etapas, las comidas y los albergues.
Por otra parte, considero que este camino debe incrementar enormemente su dificultad en condiciones meteorológicas adversas. Si ya lo has hecho anteriormente varias veces, y estás seguro de que lo conoces bien (casi “de memoria”), puede tener un “pase” hacerlo en época invernal (y aún así, seguro que no es nada fácil y precisa de equipo bien adaptado). Pero si es tu primera vez, y sobre todo si no eres un habitual de la media montaña, escoge una época más apropiada como finales de la primavera o inicios del otoño; pongamos que entre mayo/junio o en septiembre, porque en pleno rigor veraniego algunas zonas por las que se pasa pueden ser todavía más agotadoras. Si puedes elegir sin restricciones, yo escogería principios de junio.
No olvidar nunca que el agua es el elemento principal que nunca nos debe faltar: mejor cargar con menos comida y con más agua. Hay fuentes, pero no siempre están donde las necesitamos.
Mucha suerte, y buen camino! :-)