Etapa 13: Albergaria-a-Velha - São João da Madeira | Al Loro
Hoy toca de nuevo una etapa larga, salvo para aquellos que la hayan recortado 6,5 km durmiendo en el albergue privado de Albergaria-a-Nova. Lo mejor será salir temprano para aprovechar las horas más frescas del día. | |
El primer tramo entre Albergaria-a-Velha y Albergaria-a-Nova se realiza por caminos de tierra a la sombra de los eucaliptos. Aunque sea un bosque de replantación, constituirá el entorno natural más agradable en toda la jornada. | |
La mayor parte de los bosques que atravesamos, ya sea por camino o por asfalto, están muy descuidados y con un sotobosque lleno de maleza, lo cual aumenta el riesgo de incendios forestales. | |
El camino atraviesa repetidamente la vía férrea del Vouga, casi siempre por pasos a nivel sin barreras. Aunque sólo hay un par de trenes al día en cada sentido, deberemos cruzar con precaución. | |
Resulta muy interesante la travesía del pequeño núcleo de Bemposta, anclado en el tiempo con sus casonas de piedra del siglo XVI y un antiguo pelourinho —una picota— en su plaza. | |
Hoy descubriremos, si no lo habíamos hecho ya, que éste es el país del azulejo. Y no sólo en iglesias o fuentes, sino también en chalés: muchos de ellos combinan en sus fachadas todo un repertorio de modelos y colores, en un popurrí de alicatados de dudoso gusto. | |
Muy cerca del ayuntamiento, a 50 metros del camino, tenemos una obra de juventud del gran arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira, una singular oficina bancaria construida en 1974. Aunque haya empleados y clientes se puede entrar a visitarla libremente, pero no permiten tomar fotos del interior. | |
En el centro de la población pasaremos ante un miliario de la época del emperador Tiberio —siglo I dC—. Los miliarios eran indicadores de distancia en las calzadas romanas; hay bastantes a lo largo de las rutas jacobeas, pues éstas aprovecharon las vías de comunicación preexistentes. | |
En los pueblos pequeños coincidiremos con furgonetas que son negocios sobre ruedas: además de las habituales de reparto del pan o de la prensa, veremos furgonetas-tienda donde se despacha carne o pescado, con mostrador y todo, y otras que albergan en su interior una peluquería andante o un completo centro de estética. | |
Aquí no hay un albergue propiamente dicho, sino un dormitorio compartido de 9 plazas dentro de la residencia de la Santa Casa da Misericórdia. En caso de necesidad, se amplían con colchones en el suelo. | |
Éste fue un gran centro fabril, y ahora promueve el turismo industrial. La mejor muestra es el museo de la Chapelaria, único en toda la península dedicado a la fabricación de sombreros; la visita puede completarse con el vecino museo del Calzado. | |
Las francesinhas son un tipo de sándwich contundente, muy popular entre los jóvenes de esta región. Está hecho con dos rebanadas de pan de molde, un relleno de carne o embutidos, gratinado al horno con queso y cubierto con salsa picante. Por si eran pocas calorías, es habitual acompañarlo con un huevo frito y patatas… fritas, por supuesto. |