Etapa 48: Lausanne - Vevey | Recorrido

[Nota: en el mapa de la etapa y el track, el camino presentado es más directo y no pasa por el puerto de Ouchy.]

Para comenzar con buen pie la etapa, desde la catedral proponemos descender hasta el puerto y castillo de Ouchy (ver en Al Loro las alternativas). Fijamos la partida ante el gran cartel informativo de la ruta 70, que es la nuestra, donde se sitúa el reloj olímpico, aunque peregrinar ni es ni nunca será disciplina olímpica.

Ante el château d’Ouchy y el embarcadero comienza un encantador paseo al borde del lago, siempre frecuentado por deportistas, y también por gaviotas, cuervos, patos y cisnes.

A la altura del pabellón Thai, que forma parte del parque du Denantou, y de la torre Haldimand, el paseo urbano se convierte en el Sentier au bord du lac, camino estrecho de hormigón que une diversas zonas para el baño.

Pasamos por el puerto de esta localidad, cuyo casco antiguo queda 450 m al norte, y bordeamos su playa y piscina. Tras cruzar el río La Paudèce entramos en Paudex, con su pequeño puerto deportivo.

Antes de alcanzar Lutry transitamos por el puerto deportivo du Vieux-Stand. Quizá ya nos hemos sorprendido de ver tanto velero y yate despampanante solo para dar un paseo por el lago.

Desde el animado puerto de Lutry, con sus viejos edificios y cafés, divisamos en la orilla opuesta los picos franceses del macizo alpino, varios de ellos superando los 2.000 m de altura (la cima del Cornettes-de-Bisse llega a 2.432 m). Atención, entre las esculturas, a la que representa la Ciudad de los Monos.

Se suceden la playa de Curtinaux, que suele estar de bote en bote durante el verano como todas las del lago, y una estrecha senda que desemboca poco después en la carretera (Route 9).

Antes de llegar al centro de Villette, pasamos bajo la carretera y la vía del tren para ascender por el Chemin du Creux-Béchet y adentrarnos en el universo de los viñedos de Lavaux. Con los pueblos de postal, trenes circulando a nuestros pies, el lago y las montañas en derredor, tendremos la sensación de estar en medio una de esas maquetas ferroviarias tan del gusto centroeuropeo.

En bajada hemos llegado hasta la Place du Temple. Las parras de vid trepan por las fachadas en la Rue Davel, que nos deja de nuevo al borde del Lago, a la altura de un encantador jardín.

Tras bordear el camping y puerto deportivo de Moratel, nuevo ascenso a las terrazas vinateras de Lavaux, inscritas como Patrimonio Mundial de la Unesco. Sin llegar a Épesses tomamos el Chemin du Calamin por la ladera hasta los viñedos y bodega de Dézaley, con sus letras blancas bien visibles al estilo del Douro (Portugal) o Hollywood. Este fantástico trayecto concluye en un mirador con un puesto de venta de vino. Desde él tan solo resta bajar al bonito pueblo de Rivaz.

De nuevo en multitud de casas nos ofrecen vino. A lo lejos ya divisamos Vevey, pero todavía restan 2 h de marcha. Una carreterilla sigue bajando entre viñedos hasta el château de Glerólles-Saint-Saphorin, que precede al coqueto pueblo de Saint-Saphorin, con su centro en la Place du Peuplier.

Un último tramo del terruño vinícola se extiende más allá del Château de Burignon, desde donde una pista se aproxima a la aglomeración residencial de Corseaux.

Ante la Maison de Commune con sus jardines, y del funicular al Mont Pélerin, que por el título parece indicado para nosotros (nada que ver), bajamos definitivamente hacia Vevey. Nos recibe la gran factoría de Nestlé, que rodeamos para alcanzar los «Quai» que se suceden al borde del lago. Por tan sugerente paseo arbolado y florido llegaremos sin pérdida a la Grande-Place o Place du Marché.