Etapa 4: Marinhas - Viana do Castelo | Al Loro

Distancia: 
20,8 km
Duración: 
5 h 15 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
3

La jornada de hoy es la primera en que no pisaremos ninguna playa. Los puntos de mayor interés serán el paso de dos ríos, el Neiva y el Lima, la visita a la iglesia de São Tiago de Castelo do Neiva, con once siglos de historia, y la bonita ciudad de Viana do Castelo.

El sendero de bajada hacia el cauce del río Neiva es uno de los tramos más bellos de este Camino Portugués de la Costa. Se atraviesa un bosque de ribera que en otoño, con los tonos ocres y rojizos de las hojas, resulta espectacular. Lástima que sea un tramo muy breve, si bien abajo nos espera otro lugar especial y que recordaremos: el paso del río.

El paso del río Neiva, por lo general bastante caudaloso, se realiza por una pontella o plataforma de losas de granito, sin barandilla, como debía hacerse ya en épocas romanas y medievales.

Nuestra ruta pasa por la iglesia de São Tiago, que data del siglo IX y tal vez sea la primera dedicada al apóstol de toda la península, después del templo primitivo de Compostela. En su interior, cerca de la entrada, podemos ver la lápida labrada donde consta la consagración de la iglesia al santo en el año 862 por parte del obispo de Coímbra, reproducida en un bonito sello que podemos estampar en la credencial.

El antiguo monasterio benedictino de São Romão data del siglo XI, si bien de éste sólo queda el recuerdo, pues fue reconstruido íntegramente en el s. XVII. De esta época se conserva la iglesia, con fachada barroca y decorada con molduras curvas, volutas, pináculos y expresivas formas vegetales. En su interior, de nave única, destaca el retablo mayor, fechado en 1665 y que fue trasladado desde otro monasterio cercano a Braga; también es interesante el claustro neoclásico, de dos pisos y en orden toscano.

Entramos en Viana cruzando el río Lima por el puente Eiffel, de 560 metros de longitud; fue construido por el famoso ingeniero francés en 1878, diez años antes de la torre Eiffel en París. Por su tablero superior circulan coches y peatones, mientras que el inferior es para los trenes. Hasta entonces el paso del río se hacía con barcas.

En la Praça da República destacan una gran fontana, el edificio medieval del ayuntamiento y la manierista Casa das Varandas –iglesia da Misericórdia–, con una fachada ornamentada mediante curiosas figuras de atlantes y cariátides. Muy cerca podemos visitar la Sé-catedral gótica, cuyas torres almenadas le dan aspecto de fortaleza.

Desde el monte de Santa Luzia, al que se sube mediante un funicular, gozaremos de la mejor vista de la ciudad. En lo más alto se levanta la basílica del Sagrado Corazón, construida entre 1899 y 1943 en un popurrí de estilos historicistas, siguiendo la moda de otros templos como el Sacré-Coeur en el Montmartre parisino, o el Sagrat Cor en la cumbre del Tibidabo de Barcelona, todos diseñados en la misma época.

Junto al río podemos visitar la biblioteca municipal, un interesante edificio de 2007 del arquitecto Álvaro Siza Vieira, y el buque Gil Eannes, que en su día funcionó como barco-hospital, después como albergue juvenil y ahora es un museo muy entretenido (más información: Fundação Gil Eannes).

Uno de los restaurantes más populares en el centro de Viana es Casa Primavera-Taberna Soares (Rua Góis Pinto, 57), con menú muy barato al mediodía y excelsas raciones de bacalhau y de polvo (pulpo). El único inconveniente es que suele estar abarrotado.

Los más golosos no pueden perderse los manjericos de la pastelería Ze Natário (Avenida dos Combatentes, 23) o las bolas de Berlim de la histórica confitería Manuel Natário (Rua Manuel Espregueira, 37). También es interesante visitar el museo dedicado al cacao y al chocolate dentro del lujoso hotel Fábrica do Chocolate, que cuenta con tienda, restaurante temático y tratamientos de chocoterapia.