Etapa 23: Pontevedra - Caldas de Reis | Al Loro

Distancia: 
21,1 km
Duración: 
5 h 15 min
Dificultad: 
1
Paisaje: 
2

Etapa corta, fácil y de muy escasos desniveles; sigue el eje de la N-550 y avanza siempre por cómodas pistas de asfalto o tierra.

Hoy hay múltiples opciones para aquellos que prefieran evitar los finales de etapa clásicos: el tranquilo albergue de A Portela, ideal para quienes salgan de Pontevedra por la tarde; el albergue de Briallos, también alejado de núcleos urbanos, cerca de Caldas de Reis, y, por último, podemos alargar fácilmente la etapa hasta el albergue de O Pino, en Valga, y llegar a Santiago al día siguiente.

Sin duda merece la pena el desvío de 400 metros para visitar las Cascadas del Río Barosa, dentro del Parque Natural Ría Barosa (bar-restaurante); hay un conjunto de molinos (muiños en gallego), algunos rehabilitados. El acceso es muy fácil; entre A Portela y Briallos, justo donde el camino contacta con la nacional, hemos de cruzar ésta para tomar la carretera de acceso a las cascadas (está señalizado).

En 2012 se señalizó una variante, conocida como Variante Espiritual, entre Pontevedra y Pontecesures que, en su último tramo, rememora la “Translatio”; el trayecto que, según la tradición, siguieron los restos del Apóstol Santiago hacia Compostela. Son tres etapas, la última de la cuales puede hacerse por tierra o remontando el río Ulla en una embarcación.

Hoy encontramos menos servicios a pie de camino que en las etapas precedentes; en Alba hay varios bares-restaurante a pie de la N-550, a 200 metros del camino, y un local de autoservicio a la salida, a pie de camino; hay dos bares en el alto de San Amaro, orientados a los peregrinos, y otro algo más adelante; un bar-restaurante a pie de camino 1,2 km después de A Portela, y, por último, junto a la nacional, hay una pequeña tienda-bar en A Seca (2 km antes de Briallos).

Aquí confluyen los ríos Bermaña y Umia. La localidad es conocida por sus balnearios de aguas termales; hay dos hoteles-balneario (el Acuña, de precio alto, y el Dávila, de precio medio) y una pequeña fuente termal pública (Fonte das Burgas).

Oculto aun en pleno centro, el hotel-balneario Dávila alberga un singular secreto: un exótico cañaveral de bambú negro. Plantado a principios del siglo XX por la familia propietaria del hotel a raíz de un viaje a Filipinas, se considera un bosque único en Europa por sus características. Podemos disfrutar de este remanso de paz en la terraza-jardín de la cafetería, abierta al público todos los días.

Al tratarse de una etapa corta, recomendamos aprovechar para visitar la espectacular fervenza (cascada) de Segade, a apenas 2 km del pueblo por un bellísimo paseo fluvial. La ruta dos muiños, bien señalizada, empieza en el mismo puente, en dirección al jardín botánico (declarado Paraje Pintoresco y Jardín Histórico, así como Bien de Interés Cultural) y la espléndida carballeira, y nos conduce por el margen izquierdo del río pasando por antiguos molinos de piedra hasta la cascada.

A la vera del río Umia, justo pasado el puente, se encuentra la mítica taberna O Muiño, abierta en 1947 y que sigue tal cual; merece la pena una visita, aunque sólo sea para tomar un Albariño (vino de la cercana Ría de Arousa) o alguna tapa (no son baratas).

El río Umia, que atraviesa la localidad, provee algunos de los productos más destacados de la población, como las truchas o la lamprea. Esta última, que también podíamos encontrar en las etapas anteriores, es muy común en formato empanada.

En las panaderías, además de la empanada de lamprea y otras como la de sardinas o zamburiñas, también podemos encontrar el pan de maíz con mantequilla, famoso en la localidad, o el roscón, si peregrinamos en Semana Santa.