Etapa 11: Poreta - Trevi | Al Loro

Distancia: 
12,3 km
Duración: 
3 h 30 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
3

La tienda de alimentación de la señora Rosa, en Poreta, nos puede proveer de lo que necesitemos, porque a lo largo de la etapa no hay nada, ni tiendas ni bares.

Los derrames de los montes Pradafitta, Serano y Martorello, con sus cumbres entre los 1.261 y 1.429 m de altura, aparecen cubiertos de bosques mediterráneos compuestos, sobre todo, por robles y pinos. El camino los bordea la mayor parte del tiempo, introduciéndose en ellos para subir al eremo delle Allodole. En este sector transitamos por el límite del Valle di Pettino, que forma parte de la Red Natura 2000.

La cantinela cotidiana: por la ladera de las colinas los caminos son poco aptos para las bicis, con sendas en ocasiones pedregosas y con fuertes desniveles. Así pues, de Poreta lo más lógico es bajar por Campello sul Clitunno hasta la Flaminia, y seguir por ella hasta encontrar el desvío a Bovara, desde donde ya se puede alcanzar el camino oficial para entrar en Trevi. Una ventaja: pasaréis ante las fuentes del río Clitunno y del pequeño templo lombardo sobre el Clitunno, Patrimonio Mundial de la Unesco.

La capilla de San Lorenzo, románica, acoge un ciclo de frescos del siglo XV.

De planta elíptica y 500 m de muros, la fortaleza feudal de los Capello, herederos del caballero francés Rovero di Champeaux (s. X), mantiene una poética y singular estampa con los edificios y la iglesia de San Donato construidos en su interior.

La comunidad laica ecuménica femenina de Sorella Maria (las ermitañas visten túnicas azules), creada en 1930 en el eremo franciscano delle Allodole —por entonces abandonado—, en la actualidad no acoge peregrinos, pero nos pueden ofrecer agua en caso de necesidad.

Dado que la etapa es corta, pasado Alvanischio, en La Croce di Bovara, es posible desviarse 800 m del camino hasta la iglesia de San Pietro di Bovara, lugar vinculado con la vida de San Francisco.

De la abadía benedictina de San Pietro di Bovara permanece la iglesia románica del s. XII, que reaprovechó un friso del s. V. En el lugar fue tentado San Francisco por el diablo. A 200 m de ella se localiza el olivo de Sant’Emiliano, el más longevo de Umbria, cuyo nombre alude al martirio del primer obispo de Trevi, atado al árbol para ser decapitado en 304 d.C. ¿Será el mismo olivo?

Es posible acogerse en el monasterio benedictino de Santa Luzia, la opción más peregrina, pero avisando con tiempo suficiente (hasta dos o tres días antes).

En pleno casco antiguo hay estupendos lugares para comer. Por ejemplo, la Osteria La Bigonza (Via Salvatore Zappelli, 10), tipo taberna tradicional con sus platos de Trevi y umbros, o en plena Piazza Mazzini La Cantina del Bartoccio, que prepara unas deliciosas super-pizzas rectangulares para dos, con terraza. En la misma plaza también recomendable La Vecchia Posta, que destaca por su pasta fresca casera al tartufo.

Para el desayuno o un café con vistas acompañado de un cornetto (croissant), el Caffè Roma (Piazza Mazzini).

Antes de entrar en la localidad el camino pasa muy cerca del Santuario della Madonna delle Lacrime. La advocación procede de las lágrimas de sangre que, en 1495 y en un pequeño oratorio, lloró la Virgen de una pintura en que también aparecía San Francisco, tapado para no restarle protagonismo a la jefa. Creció el fervor y se construyó el fastuoso templo actual (s. XVI), decorado con frescos del Perugino y lo Spagna.

Desde Piazza Mazzini, dominada por el Comune con su alta torre, lo más recomendable es perderse por las calles que contornean la colina de la Rocca, repletas de edificios antiguos, fragmentos de murallas y arcos, sugerentes vicolos o callejones con pasadizos, irregulares plazuelas, palacios y templos como los de San Francesco (s XIV) o Sant’Emiliano (del s. XIX, pero con la portada y cabecera románicas).

El aceite de Trevi, que forma parte de la DO Olio Umbria, es apreciado en toda Italia por su calidad. De ahí que la población sea una etapa clave del Sentiero degli ulivi, que va de Spoleto a Assisi. En su elaboración se utiliza un 80% de aceitunas Moraiolo. La regulación implica que no pueden pasar más de 12 horas entre la recogida del fruto y su tratamiento en el lagar. Probadlo aunque solo sea en una ensalada, aunque una botellita pequeña, para comer con pan al desayuno, ni ocupa ni pesa mucho en la mochila (además, durará poco).