En el primer sector de la etapa cruzaremos el río Paiva, tenido por uno de los más limpios del país, y su afluente el Paivô; lo haremos sobre unas piedras o poldras, prueba divertida si el terreno, que suele anegarse con las crecidas, no ofrece problemas de tránsito. En la segunda parte de la etapa toca subir por la sierra de Montemuro, que es una de las barreras más reconocibles del Camino Interior, pero el ascenso es suave y progresivo, sin grandes rampas o sobresaltos, por caminos antiguos delimitados por muretes de piedra seca y jalonados de puentes, capillas y cruceros.
Antes de llegar a la meta se encuentra la localidad de Mézio, con bonito caserío, disperso en barrios, de edificación tradicional; ofrece una excelente alternativa de alojamiento rural para quienes no quieran seguir a Bigorne, núcleo menor y más desangelado.