Para algunos es aquí, en la Valle Santa, donde comienza realmente la vía franciscana, desde ahora jalonada por conventos, santuarios y capillas, y con gran presencia, asimismo, de los bosques. Pronto lo comprobaremos, al salir de Rieti, al pasar por La Foresta, primer testimonio de la vida de Francisco. A mitad de camino nos topamos con un pueblo medieval espectacular: Cantalice. Entre sus edificios, colgados de la ladera, descendemos por una interminable escalinata. La imagen de Poggio Bustone, con el convento franciscano de San Giacomo en lo alto, reproduce a lo grande la estampa de los borgos medievales acastillados. En el margen opuesto del valle, en cuyo lecho divisamos algunas lagunas (reserva natural), se localizan los santuarios franciscanos de Fonte Colombo y Greccio, integrados en una variante mayor.