Un corto tramo asfaltado da paso a una nueva pista de tierra que sube hasta el doble desvío a Laburgade —primero una pista de tierra, y poco después la D10— con un área de descanso en la encrucijada.
2,7 Cruce de la D10. Entre campos de trigo y prados, con una gariotte a la vista, volvemos al bosque en una zona con árboles de mayor porte, bajando a la húmeda vaguada de la Fontaine d’Outriols.
El paisaje cambia, y las tierras blancas dan paso a otras rojas. Divisando en lo alto el château de Cieurac, proseguimos por el encajado valle que forma el arroyo del mismo nombre; en este sector hay hasta cuatro albergues, aunque ninguno en el mismo Camino. Una caseta abierta puede servir de refugio. El denso corredor verde fluvial no impide que cada vez sea más perceptible el rumor generado por una autopista, bajo la que pasamos por un túnel.
3,4 Paso bajo la A20. Principia aquí un tramo exigente, por una senda empinada e incluso con escalones, que tras discurrir un tramo junto a la autopista vuelve a estrecharse y ascender zigzagueando hasta Le Gariat.
Cuando parece que la situación se ha calmado, nos metemos por un bosque en otro trecho complicado, con una dura rampa de 300 m hasta un molino de viento arruinado. Llegamos así a una meseta, en la que se localiza el campo de fútbol de Flaujac-Poujols con su espacio de picnic.
2,7 Estadio y área recreativa. Evitando el núcleo de Flaujac-Poujols, en la bajada pasamos al lado de dos nuevos gariotte, alcanzando una hondonada a resguardo del viento. En vez de confluir con la D22, nos vamos alejando de ella para entrar en un denso y hermoso bosque (caseta refugio), que recorremos por una senda convertida en túnel vegetal. Cuesta arriba bordeamos la propiedad de La Quintarde.
3,7 El GR coincide un instante con la D6. La deja primero por el Chemin de la Marchande y la cruza por el Chemin de Cabridelle (casas dispersas). Antes de divisar Cahors hemos de cruzar un descampado pedregoso en el que las sendas se desdoblan entre plantas espinosas y coníferas de pequeño porte, testigos de recientes incendios.
A partir de una antena de telecomunicaciones por fin hace acto de presencia la ciudad, y por medio de una pista asfaltada descendemos precipitadamente a ella entre lo que en el pasado eran sus terrazas vinateras, que no pudieron superar el desastre de la filoxera. Después de circular bajo la vía férrea, cruzaremos el Lot por el puente Louis-Philippe para dirigirnos al centro histórico, dominado por la catedral.
5,7 Cahors, catedral.