Desde el punto donde hayamos pernoctado deberemos dirigirnos hacia la Rúa Urzáiz, arteria principal de la ciudad que todos los vigueses conocen.
Una vez en ésta sólo habrá que seguirla en sentido ascendente; superamos la plaza de Fernando el Católico, cruzamos una avenida (Rúa Pizarro) y seguimos de frente, atravesando en breve la Av. Alcalde Gregorio Espino y avanzando por la misma Rúa Urzáiz, ahora convertida en un bulevar peatonal que es el eje del barrio de O Calvario. Aquí tal vez veamos alguna flecha adhesiva en las farolas, pero no debemos agobiarnos buscándolas.
Tras pasar ante el mercado del Calvario superaremos tres calles y giraremos a la izquierda por la cuarta, la Rúa de Toledo. Esta esquina (Urzáiz-Toledo) es clave, pues aquí comienzan las flechas amarillas pintadas, que seguiremos hasta el final de la etapa. Enseguida cruzamos una avenida por el semáforo y llegamos junto a la iglesia de la Inmaculada Concepción, más conocida como iglesia de los Picos.
2,3 Iglesia de los Picos. Denominación popular que se debe a la silueta de su cubierta, una lámina en forma de macla de varios paraboloides hiperbólicos; sin duda debió ser el edificio más rompedor y controvertido del barrio en 1968, cuando fue construido. La superamos por la derecha en subida, siguiendo la Rúa Toledo; curiosamente ésta presenta poco después un giro a 90 grados, pese a lo cual mantiene su nombre, algo que resulta bastante insólito dentro de una ciudad. Finalmente la dejamos, tomando a la izquierda la Rúa Cantabria; por el semáforo cruzamos la carretera N-556 (Av. del Aeropuerto) y seguimos de frente, en subida y pasando junto a un centro vecinal y el edificio azul de Aqualia, compañía concesionaria de las aguas de la ciudad.
Seguimos durante 350 metros por la Rúa Cantabria, entre casitas bajas y algún bar con buenas tapas. Al pasar bajo un tendido eléctrico comienzan las vistas panorámicas de Vigo y su ría; ahora la calle pasa a llamarse Rúa da Pouleira, que asciende hasta la fuente da Pouleira.
1,7 Fuente da Pouleira. Aquí arranca un carril pintado en el asfalto con forma de línea ondulada verde y amarilla, que evidentemente seguimos. La línea sinuosa nos lleva a la izquierda por el Camiño do Poulo, asfaltado pero sin aceras, para continuar por el Camiño Pedrosa; éste llanea hasta bifurcarse en el Camiño da Traída das Augas, cuyo firme de asfalto atraviesa ahora un tramo boscoso. Caminaremos con precaución pues estamos en una carreterilla estrecha, utilizada a diario por los vecinos en sus coches o motos, además de ciclistas en fin de semana.
Seguimos avanzando entre casas, algunas sencillas, otras de diseño, pero todas con vistas fantásticas; llegamos a la Estrada –carretera– da Madroa y continuamos por calles con diferentes nombres (Camiño de Valerio, Subida da Traída, Camiño da Traída), pero siempre en idéntica dirección. En breve se acaba el asfalto y pasamos a un primer tramo de camino de tierra, por el que seguimos entre los árboles del bosque de ribera, con rincones muy bonitos y frescos, aunque en días de lluvia pueden estar un tanto encharcados. Se alternan tramos de tierra con otros de asfalto, y al cabo de 1 km llegamos ante una pequeña cascada que baja de un torrente (Rego Fondón), donde hay una mesa de piedra.
4,6 Cascada del Rego Fondón. Cruzamos una carretera y enfilamos en subida una pista asfaltada (Camiño da Fenteira); al cabo de 500 metros llegamos al punto más alto de la etapa, desde donde disfrutaremos de una vista magnífica sobre el estrecho de Rande, con su puente y la entrada a la bahía de San Simón, que aparece tanto en los libros de historia (por el hundimiento en 1702 de varios galeones españoles cargados de oro de América) como en las obras de Julio Verne (quien ambientó aquí un capítulo de su famosa novela 20.000 leguas de viaje submarino).
En este punto disponemos de un bar en un chalé de piedra, elevado sobre el camino, donde ofrecen sellarnos la credencial. Al cabo de 300 metros finaliza el asfalto y tomamos una pista de tierra por la que avanzaremos durante 2,2 km, en un tramo precioso y siempre bajo la sombra de los árboles.
Pasamos la fuente de la Mina do Conde y en 400 metros volvemos al asfalto, justo donde tenemos un giro a la izquierda de casi 180 grados, muy identificable porque hay un gran platanero; en este punto dejamos la Senda das Augas e iniciamos la bajada, muy pronunciada. Pasamos un par de contra-curvas y llegamos a un cruceiro con una fuente al lado, frente a la iglesia de San Andrés, en la parroquia de Cedeira.
5,5 Cedeira, iglesia de San Andrés.