El Camino Portugués Interior nos proporciona una digna partida desde el Adro da Sé, con la propia catedral, o la vecina Oficina de Turismo, para estampar el que quizá pueda ser nuestro primer sello. Aquí se sitúa un gran marco de piedra que señala la distancia a Santiago: 387 km, más o menos…
Por el Largo António José Ferreira, ante la Casa do Miradouro, del s. XVI y ahora museo arqueológico, descendemos por la Calçada Vigia, y luego a la izquierda por la Rúa Senhora do Postigo, y a la derecha por la Rua dos Loureiros, hasta el límite de lo que fue la cerca medieval.
Cruzando la Porta dos Cavaleiros (s. XV) junto al chafariz de São Francisco y el solar dos Albuquerques (s. XVII), tomamos la Rúa do Arrabalde (pastelerías, tienda), que desemboca en el paseo fluvial del Paiva. Cruzamos el río a la vista de la Casa da Ribeira (museo), con la opción de desviarnos 200 m para contemplar la estatua de Viriato, obra de Mariano Benlliure.
Si bien la señalización es pobre, la referencia es la gran rotonda do Arrabalde, donde la Rúa do Coval se dirige al norte. Sobre firme adoquinado, y entre muros y casas de piedra, aunque no lo percibamos estamos atravesando la Cava de Viriato, enorme recinto en su día ocupado por un campamento romano.
Donde concluye la rúa giramos a la derecha por la Av. Nova de Santiago, que cruza una carretera y sube a los núcleos fundidos de Esculca y Santiago, que formaban parte de la parroquia de Abraveses. Ante un antiguo chafariz o fuente cubierta, la Rúa do Cruzeiro nos deja ante la cruz que precede la moderna iglesia de Santiago.