De Oviedo a Santiago por el Camino Primitivo, verano de 2014
Fue mi primer camino, y encontré absolutamente todo lo que pretendía encontrar. Naturaleza, amigos, techo, comida, paz, paz y paz, eso sí, hasta Melide. A partir de aquí, ya no es lo mismo. Las gentes de Asturias, impresionante. Siempre una sonrisa en sus caras, sonrisas que casi no contemplarás en Galicia, pues ya están hartos y acostumbrados al peregrino.
Si buscas un camino competitivo físicamente, tranquilo y bien equipado, este te garantiza las tres cosas.
Si haces deporte habitualmente, no tendrás problema. Si no, creo que tampoco. Pero seas o no deportista, tu bienestar estriba en tus pies y el peso. No necesitas mucho material si no es época invernal o primaveral. Cuidar los pies es primordial, pues sufres mucho con las bajadas, sobre todo al descender El Palo tras los Hospitales, etapa que no puedes perderte. Si consigues mantener los pies sanos, está hecho.
Todo el mundo puede hacer este camino, con más o menos tiempo. Solo con lo que vas a disfrutar, te sobra.
Todos magníficos, quizá contrastando con otras opiniones, soy un tipo austero en ese sentido. Agradezco un techo sin más, luego me llenan las buenas conversaciones. Mi primera etapa dormí en Cabruñana, debo decir que alargué porque busqué estar solo, y me ocurrió que allí conocí los que serán amigos para siempre. En Villapañada no me quedé pues tuve suerte de ser la fiesta mayor del pueblo, y fui agasajado como peregrino con cervezas, sidra y bocatas de lomo. Simplemente suerte. Alex en Bodenaya, consiguió hacer piña de un numeroso grupo de peregrinos, y eso que yo no quería pernoctar allí. Nuri en albergue Os Chaos en Fonsagrada, una mami amiga. En la Mesa tuve suerte de dormir. Los mejores macarrones del camino. Muy agusto solitos.
OJO CON LOS QUE NO CAMINAN, Y LLEGAN ANTES QUE TU, Y TIENEN CAMA. A partir de Melide, no corras........vuela! Como llevas días de montaña, adelantarás a cientos de peregrinos, pero te perderás la magia de observar la naturaleza. No soy ducho en "caminos", pero es atroz meterte en la autopista del Francés.
LLeva bota baja, pies ligeros, mímalos, lo agradecerás. Sé amable. Piensa mucho, pues se acaba enseguida. Comparte la vivencia, te hará sentir más humano. Túmbate a menudo, a contemplar el paisaje, la nube, el arbusto o la vaca. Come bien, que allí se puede. Emociónate sin pudor cuando escuches al gaitero en la plaza, eso es que has llegado sano. No te rindas. NO LO OLVIDES NUNCA.
ULTREIA PEREGRINO.