Bordeamos la Universidad Católica Sacro Cuore pasando entre la Scuola Nazario Saurio y la iglesia de San Francesco di Assisi a Montemario, con su plaza ajardinada y una fuente pública.
Siempre por la Via Trionfale, al llegar al Largo Cervinia giramos ahora 90º a la izquierda por Via Egea, justo hasta la Piazza Walter Rossi.
Otro giro de 90º, ahora a la derecha y junto al muro del convento Madre della Divina Provvidenza y del respectivo del Centro Don Orione, nos conduce por la Via della Camilluccia, y luego bajando por Via Edmondo de Amicis, hasta la puerta del parque del Monte Mario.
Un camino de tierra sube al borde de un barranco y luego corona una segunda cota desde la que primero divisamos el Foro Itálico con su Estadio Olímpico, el Ponte Milvio y el Tíber.
Por la Via del Parco della Vittoria, junto a un campo de fútbol y al parque Mellini, descendemos de nuevo a la Via Trionfale, pero pocos metros después la dejamos para ascender por escaleras hasta la Passeggiata Massimo Cimino. ¡Desde este panorámico y concurrido mirador por fin, en el monte del gozo de la Francígena, contemplamos el célebre cuppolone de San Pietro!
Nuevos miradores van proporcionando diversas panorámicas de la ciudad por el paseo de la Geodesia, situado al pie del observatorio astronómico. Desde él ya solo resta bajar por un recorrido en zigzag empedrado hasta la puerta del parque.
Cruzando el desangelado Piazzale Maresciallio Giardino, se alcanza por fin la Via Angelico, que toda derecha conduce sin pérdida a la Piazza del Risorgimento, y ya como Via di Porta Angélica entra por este paso al recinto del Vaticano. Es así como llegamos a la monumental y siempre deslumbrante Piazza di San Pietro, cuya columnata berninesca acoge a la multitud de peregrinos, cierto que muy pocos llegados desde lejos a pie, encaminándonos hacia la basílica di San Pietro in Vaticano.
El camino ha concluido, Roma nos espera.
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