De Saint Jean Pied de Port a Finisterre, 2014
Una experiencia única, totalmente recomendable. Lo valoro como una de las mejores experiencias de mi vida. Algo que cuesta explicar. El Camino me ha gustado por la variedad de poblaciones por las que transcurre, por sus amables y hospitalarias gentes. Por la gente que he conocido a los que considero amigos para siempre y por otras experiencias que jamás me hubiera imaginado y que supongo cada peregrino tendrá, de una forma u otra.
Dado que soy la persona más urbanita y sedentaria del mundo me ha parecido bastante duro, sobretodo al principio. Estuve a punto de abandonar durante los diez primeros días aunque a partir de ahí, con el paso de los días, cada vez me fui sintiendo más fuerte por lo que valió la pena sufrir y aguantar el dolor en algunas etapas. Hay etapas más duras que otras, Pirineos, Montes de León y O Cebreiro sobretodo aunque el secreto reside en no hacer más de lo que tu cuerpo puede hacer aunque no es tan fácil como parece pues cuando sociabilizas con el resto de peregrinos, quieres continuar con ellos y no perder su senda.
La señalización es perfecta. En cada cruce de caminos hay una señalización. Hay que llevar cuidado, eso sí, cuando se camina de noche pues podemos obviar algunas señales.
Al hacerlo en octubre no he tenido los problemas de masificación que sí tienen los peregrinos veraniegos. Albergues hay de todo tipo pero no debemos ser exigentes pues todos cumplen su función básica que es la de darnos un techo donde pasar la noche.
Que dispongan de tiempo suficiente para disfrutar de las etapas o, en caso contrario, acorten su ruta y la hagan en varios años. Vale la pena pararse, contemplar y respirar los diferentes sitios que se atraviesan. Creo que si solo se camina, se perderán muchas sensaciones.
Todos mis consejos y experiencias los he recogido en un blog personal: www.peregrinfreak.blogspot.es