La primera parte de la etapa discurre plácidamente por una pista agraria asfaltada, sin apenas tráfico; tras superar dos autovías viene un tramo por camino de tierra, ancho y rectilíneo, que conduce en suave ascenso hasta la pedanía de Cartaojal. 4,9 km después afrontamos una fuerte subida entre campos de olivos y la posterior bajada con un par de tramos de gran pendiente, que se puede complicar si llueve o hay barro. Tras superar la cantera de áridos del Barranco del Agua una pista nos lleva, de nuevo por terreno llano, a Villanueva de Algaidas.
Etapa 4M: Antequera - Villanueva de Algaidas | Al Loro
Saldremos de Antequera pasando bajo el arco de la Puerta de Granada, uno de los accesos de la antigua muralla medieval; más adelante bordearemos el recinto arqueológico de los Dólmenes, donde abandonamos el casco urbano. | |
Hoy abandonamos la vega de Antequera para adentrarnos en un territorio ondulado, dominado por una sucesión infinita de hileras de olivos que se extienden por las laderas de los montes; es un anticipo del paisaje que nos espera durante los próximos días o semanas. | |
En Cartaojal hay un bar-restaurante, una tienda-panadería y un alojamiento rural situado a las afueras; Villanueva de Algaidas es una localidad grande, donde disponemos de albergue de peregrinos, un hostal, varias tiendas, bares y restaurantes. | |
El nombre viene del árabe al-gaydah, que designaba un lugar pantanoso con vegetación tupida, como la que antiguamente cubría la zona. | |
A un kilómetro del pueblo, siguiendo el trazado de la próxima etapa, tenemos los restos de una ermita rupestre de origen mozárabe (siglo IX) que está junto a las ruinas del convento de franciscanos de Nuestra Señora de la Consolación, del siglo XVI, así como el puente medieval del arroyo del Bebedero, un rincón bucólico y sombreado. | |
Además de las parpuchas (tortillitas de espárragos o de bacalao), la carne cortijera (un estofado a base de carne de cerdo) y la porra cruda (similar al salmorejo), destacaremos el relleno de Carnaval, embutido casero hecho con pan rallado, huevos, pavo, jamón y panceta. | |
Entre los dulces tradicionales de la localidad tenemos los borrachuelos, los piñonates, típicos de Semana Santa, y los huesos de santo, rollitos cilíndricos con forma de fémur donde el hueso sería mazapán y su tuétano un relleno de yema; estos últimos suelen consumirse en la festividad de Todos los Santos, como celebración —un tanto irreverente— del Día de Difuntos. |