Funcionamiento de los Albergues de Peregrinos
La mayor parte de los albergues son para uso exclusivo de los peregrinos que van a pie, en bicicleta o a caballo, y es necesario presentar la credencial del peregrino para tener acceso a ellos. Podemos distinguir básicamente entre dos tipos de albergues: los albergues públicos y los albergues privados. Los albergues públicos son aquellos cuya titularidad pertenece a una administración pública (ayuntamiento, comunidad autónoma...), o bien a una entidad religiosa (parroquia, comunidad...), o bien son administrados por alguna asociación, junta vecinal, etc. Los albergues privados son aquellos cuya titularidad pertenece a un particular. Cada albergue, tanto si es público como privado, tiene sus peculiaridades, características y normativas de funcionamiento propias.
Por regla general, las plazas se asignan por orden de llegada, con preferencia para los que van a pie. En principio, sólo se permite pernoctar una noche, aunque se hacen excepciones en casos justificados. Los albergues públicos no admiten reserva, al contrario que la mayor parte de los albergues privados. En algunos albergues públicos sólo se pide un donativo voluntario, el cual se destina a cubrir los gastos de limpieza y mantenimiento, mientras que en los otros el precio suele situarse entre los 5 y los 8 euros. En los albergues privados el precio habitual suele estar entre los 8 y los 12 euros.
Casi todos los albergues disponen de lavabos, duchas con agua caliente y espacios para lavar la ropa y tenderla. Algunos tienen una cocina con enseres a disposición de los peregrinos. Cada día es más frecuente que también dispongan de lavadora y secadora (servicios de pago), y de acceso a internet. Hay albergues bastante modestos, pero debemos tener presente que son el fruto del trabajo desinteresado de muchas personas con el único objetivo de servir y dar descanso a los peregrinos.
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