De Roncesvalles a Santiago, 2010
Una experiencia extraordinaria e inolvidable, de lo mejor que he vivido en mi vida, como me dijo Padre Ignacio Larrañaga sacerdote Español cuando le pregunté por el Camino,me dijo: ¨Hazlo hijo y cuando llegue tu hora de morir, será lo último que vas a recordar, y creo que no estuvo equivocado, ya que en todo momento evoco experiencias vividas en el Camino.
En lo general me pareció soportable, me asustaron mucho con la subida a O Cebreiro, claro que está muy pesada, pero me pareció más dura la subida al Alto del Poio y la subida de la cuesta que se llama Matajudíos.
Buena señalización por lo general, alguna perdidilla sin importancia, es cosa de ir muy atento.
Suficiente y la mayoría bueno, unos mejores que otros pero cuando llegas tan cansado agradeces cualquier cama y no le buscas mangas al chaleco (como decimos en México).
Muchos deseos de caminar, llevar un corazón de Niño para poder ver con asombro todas las bellezas naturales del camino y más importante la belleza de las personas (peregrinos) con los que te toca convivir algunas etapas... y se me olvidaba muy pocas cosas en la mochila y al final comprenderás que se puede gozar la vida sin tener que llevar tantas cosas cargando (materiales y emocionales).