De Roncesvalles a Santiago, 2010 y 2012
El camino no solo me ha gustado, sino que me ha enganchado, es una experiencia distinta en cada camino, que todo el mundo debería de vivir alguna vez en la vida.
A mí no me parece duro, porque soy senderista desde hace muchos años, pero reconozco que algunos "altos" se hacen pesados, como el alto del Perdón, el de Mostelares o el de la cruz de Ferro y de las antenas, pero con un poco de entrenamiento previo y tranquilidad se superan bien.
La señalización es buena (Camino Francés), pero algunos "especuladores" del camino terminarán por fastidiarla.
La red de albergues del Camino Francés es magnífica, hay albergues de sobra.
Que se informen mucho y bien antes de hacer el camino y que lo planifiquen según su preparación física, sin dejarse llevar por opiniones de gente más preparada que al intentar ayudar te pueden arruinar el viaje, el camino es algo muy personal y cada uno lo tiene que vivir a su ritmo.