Etapa 6M: Encinas Reales - Lucena | Al Loro

Distancia: 
20,2 km
Duración: 
5 h 30 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
2

El recorrido, sin ninguna localidad intermedia, discurre entre olivares y algún viñedo, con desniveles moderados. Lo peor está al final, pues antes de entrar en Lucena hay que atravesar un polígono industrial; son casi tres kilómetros que se hacen largos.

Al principio de la etapa cruzaremos un vado sobre el cauce del río Anzur, gracias a una base de cemento que durante la mayor parte del año apenas presenta una lámina de agua; solo en ocasiones, en primavera o después de lluvias fuertes, el nivel en ese punto puede crecer a la altura del tobillo, lo cual obligaría a descalzarse.

La jornada está marcada de nuevo por las interminables hileras de olivos que se extienden formando ondulaciones hasta donde alcanza la vista. Esta serenidad del paisaje se quiebra al llegar al punto más alto de la etapa, dominado por las instalaciones de una planta de bioenergía con sus chimeneas humeantes.

Se puede sellar la credencial en la Oficina de Turismo situada en el palacio de los Condes de Santa Ana, donde hay un Centro de Interpretación de la ciudad cuya visita os recomendamos.

La iglesia de San Mateo, erigida en el siglo XVI sobre una mezquita que a su vez había substituido a la antigua sinagoga, destaca por su extraordinario retablo mayor, realizado entre los años 1572 y 1605, y por la capilla del Sagrario, toda una explosión del barroco dieciochesco.

Junto a dicha iglesia está el castillo del Moral, edificio del siglo XIV que alberga un pequeño museo histórico y arqueológico.

Entre los siglos IX y XII la al-Yussana andalusí acogió una floreciente comunidad judío-sefardita, de origen antiquísimo; tal fue su esplendor que los cronistas musulmanes de la época la calificaron como la Ciudad de los Judíos o —más poéticamente— la Perla de Sefarad, que era el nombre hebreo para designar la Península.

El nombre de la ciudad es fruto de la castellanización del árabe al-Yussana (que se pronunciaba al-yussena) y del arameo Eliossana o El Hoshanna, expresión utilizada en los salmos y en la liturgia judía que significa «Dios nos salve».

Durante varios siglos coexistió junto a la sinagoga una reputada academia talmúdica, la más importante del Occidente medieval, donde rabinos venidos de todo al-Ándalus y del norte de África instruían a sus alumnos en la interpretación de la Torá y del Talmud; tras la invasión almohade de 1148 la escuela fue clausurada, pasando a convertirse en una madrassa de inspiración coránica. La ciudad, que forma parte de la Red de Juderías de España, cuenta con la mayor necrópolis sefardí en el país, con más de 350 tumbas documentadas.

Entre las recetas propias de la comarca citaremos los bolos lucentinos, las naranjas con bacalao, las albóndigas de boquerones (que se consumían en Semana Santa), las papas en paseo o en ajopollo, el chomino (un potaje de garbanzos con bacalao seco) o la roña de habicholones (elaborada con las habichuelas sobrantes del potaje). Por lo que respecta a repostería, destacan los pestiños, las alegrías y las sopaipas.