Desde el monumento a San Francisco y el lobo, inmediato a la iglesia dedicada al santo, partimos de esta acogedora ciudad por la Porta degli Ortacci. Seguimos el arbolado Viale del Teatro Romano, con sus pinos de copa redonda, y antes de llegar al Antiquarium y al Caffè Teatro nos desviamos a la izquierda para rodear el área arqueológica del teatro (fuente) y, desde el aparcamiento, alcanzar el Viale Umberto Parruccini.
Lo dejamos junto al Instituto Cassata Gattapone para tomar la Via Alcuino de York y a continuación la dell’Arboreto, que supera dos rotondas y pasa al lado de un supermercado y de la pastelería MD. La calle se prolonga en la de Piero della Francesca, que pasa por encima de la SS219, y se aleja del casco urbano prolongándose por Via Ghirlandaio, otro pintor. Dejando de lado una pajarera, entre cultivos y robles dispersos llegamos al puente que cruza el arroyo de San Donato, donde existe un oratorio.
3,6 Cruce del Fosso San Donato. Vamos ahora, durante un buen trecho, por la Via delle Sette Strade, que pasa ante la Fonte dell Pellegrino, bien habilitada con su área de descanso en 2013.
Volvemos a pasar sobre la SS219 y, en vez de proseguir al frente hacia el vecino pueblo de Semonte, distante 700 m, vamos a la izquierda en paralelo a la carretera. De este modo llegamos a una segunda área de descanso con su fuente y un perfil, recortado en acero corten, de San Francisco (2017).
El valle se va cerrando y nuestro destino son las colinas que se sitúan al norte. La estrecha Via delle Sette Strade concluye, dando paso a un tramo terroso que se prolonga, entre chopos, hasta la vieja SS219. En el lugar de Raggio nos recibe una antigua casa de piedra, con sus merlones, que parece un castillo.
3,6 Raggio.