Etapa 2J: Martos - Alcaudete | Al Loro

Distancia: 
22,9 km
Duración: 
6 h
Dificultad: 
3
Paisaje: 
2

La etapa, mucho más exigente de lo que en principio puede parecer, no presenta apenas sombra; tampoco veremos fuentes a pie del camino, por lo que será imprescindible llevar suficiente provisión de agua y un gorro que nos proteja del sol.

Una parte del recorrido discurre por la Vía Verde del Aceite, itinerario habilitado para ciclistas que recupera el trazado y los viaductos del antiguo Tren del Aceite.

Esta línea de ferrocarril, construida entre los años 1876 y 1893, unía Linares (Jaén) y Puente Genil (Córdoba), en un trazado de 175 km cuyo tráfico era mayoritariamente de mercancías, en especial minerales y aceite; disponía de quince estaciones, decenas de viaductos metálicos y tres túneles. El declive de la línea comenzó a mediados de la década de 1970, hasta ser desmantelada en 1984.

El paisaje de hoy está marcado por las interminables hileras de olivos: se calcula que, solo en la provincia de Jaén, hay más de 60 millones de ejemplares. Cobran aquí sentido aquellos famosos versos del poeta Miguel Hernández (1910-1942), cuando escribía «Andaluces de Jaén, aceituneros altivos…».

En el tramo final, tras dejar la Vía Verde, se baja al cauce del río Vívoras que cruzaremos por un puente medieval; aquí comienza una cuesta durísima (son 320 metros de desnivel en apenas cuatro kilómetros) para acto seguido descender a Alcaudete.

Los ciclistas que así lo deseen pueden, en lugar de seguir el camino oficial, continuar de frente por la Vía Verde, sin pérdida posible, hacia Baena; en total serían unos 29 km desde la bifurcación hasta la villa de Baena.

Hemos fijado el final del recorrido en la plaza del ayuntamiento, donde nos sellarán la credencial; una vez allí podemos aprovechar para visitar el castillo y la iglesia de Santa María, todos ellos en lo alto del casco antiguo.

El Ayuntamiento suele ceder a los peregrinos que lo solicitan (al menos antes de la Covid-19) un vestuario del polideportivo municipal, con una colchoneta en el suelo y duchas colectivas. Donativo. Tel. +34 629 558 078 (Policía Local). En caso de pernoctar durante el fin de semana, llamar para avisar el viernes antes de las 15:00.

Los árabes la conocían como Hisn al-Qabdaqcastillo del manantial, en referencia a una de las numerosas fuentes de la zona, junto a la cual fue construida la fortaleza en época califal; ésta sería reformada durante el siglo XIII cuando pasó a manos de los caballeros de la Orden de Calatrava, monjes-guerreros que compaginaban la vida conventual (sala capitular, oratorio, claustro) y la militar (plaza de armas, foso, cuerpo de guardia, caballerizas, etc.). Aunque llevemos ya varios días viendo castillos, vale la pena visitar éste, donde hay un Centro de interpretación de la Orden de Calatrava.

En el año 1091 llegaron ante las murallas de Alcaudete el Cid Campeador y el rey leonés Alfonso VI durante una incursión contra tierras granadinas, al más puro estilo Almanzor. Del siglo XI al XIII la villa cambió de manos, entre musulmanes y castellanos, en siete ocasiones, lo cual demuestra su condición de tierra de frontera.

Al hilo de dicho episodio histórico, una empresa confitera de la localidad decidió bautizar sus especialidades navideñas con el nombre de Doña Jimena, en honor a la esposa del Cid Campeador, creando un verdadero emporio con sus cajas y surtidos de mantecados, almendras rellenas, hojaldres y polvorones. Pero no fueron los únicos: unas décadas antes Carlos Mata, otro empresario local, había creado las famosas hojaldrinas, pastelillos con vino y aroma a naranja que pronto se convirtieron en producto habitual de la sobremesa durante las fiestas.