Etapa 25: Saint-Just-Ibarre - Saint-Jean-Pied-de-Port | Al Loro

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Estamos ante otra etapa exigente, en la que destacan los 10 kilómetros centrales que discurren por solitarios paisajes de montaña. Dicho tramo comienza con una ascensión durísima de casi 400 metros de desnivel a la salida de Ibarrole, cuyos primeros repechos por camino de tierra estarían en el TOP 10 de las cuestas de los caminos jacobeos… nada que deba asustar a estas alturas a los peregrinos ya curtidos en esta ruta del Piamonte.

Durante el tramo por monte encontraremos numerosas vacas, ovejas, algunos pottokas (una raza de caballos enanos propia del Pirineo vasco), buitres sobrevolando nuestras cabezas y, probablemente, perros pastor cuidando de sus rebaños. Nuestra actitud ante todos ellos debe ser prudente; por lo tanto, lo mejor será ignorarlos.

En caso de mal tiempo o niebla muy espesa lo más prudente será tomar la ruta alternativa dibujada a trazos en nuestro mapa, siguiendo la carretera local D120 desde Ibarrolle hasta Bussunarits, pues el GR transcurre por lugares solitarios en los que nos podríamos extraviar.

La alternativa por la carretera D120, que asciende de forma más suave por el fondo del valle hacia el Col de Gamia, es también la que deberían seguir las bicicletas.

Salvo un bar-panadería a 1,4 km de Saint-Just-Ibarre (que suele abrir a las 8:00), no encontraremos servicios a pie de camino hasta Saint-Jean-le-Vieux, lo que nos obligará a llevar una buena provisión de agua y algo para comer. En el Col de Gamia hay un bar-restaurante, a 500 metros fuera del camino.

Hoy nuestro Camino del Piamonte se incorpora a la ruta jacobea más importante de Francia, el Camino de Le Puy (GR-65), en un cruce situado a poco más de un kilómetro antes de Bussunarits.

En Saint-Jean-le-Vieux es habitual que los peregrinos se despisten y sigan la calle principal (D2933) hacia el oeste. El GR, sin embargo, sale discretamente tras el Bar Sotua, y poco después circula dos veces bajo la D933.

La acogida e información de los peregrinos es realizada por los esforzados miembros de la Asociación de Amigos del Camino de Pyrénées Atlantiques, que tienen trabajo de sobra toda la temporada (39 rue de la Citadelle, telf. +33 559 370 509); hacen el registro del albergue público y expiden la credencial. No veremos nada similar hasta Santiago.

La parte espiritual se limita a la misa diaria en la iglesia de l’Assomption (antigua Notre-Dame-du-Bout-du-Pont), a las 19:00 de lunes a jueves, una hora menos en invierno, con bendición de peregrinos. El domingo a las 8:30 en vasco y a las 11:00 en francés.

Muy animados y concurridos, cada lunes, resultan los mercados, distribuidos en la place des Remparts, que dispone de una estructura cubierta para los productores de la zona, y otra en la place Charles De Gaulle (ropa, artesanía, etc).

Las tiendas de alimentación no se encuentran en el centro, reservado a los productos gourmet y naturales, con la excepción de un pequeño supermercado en el 12 de la rue d’Espagne. Más surtido, pero a 600 m del casco antiguo, el Carrefour Market (av. du Jai Alai, de 9:00 a 19:30, domingo de 9:30 a 12:00). Aún más lejos el Intermarché.

La Citadelle o ciudadela es un singular complejo defensivo que corona la colina de Mendiguren, donde antes estuvo el castillo medieval de los reyes navarros. Fue levantada en el s. XVII con trazas de Antoine de Ville, y reformada por el célebre ingeniero militar Vauban. Mantuvo su función militar hasta 1920, y ahora acoge instalaciones universitarias. Se puede acceder a ella junto a la Porte Saint-Jacques (Patrimonio de la Humanidad), o por una escalera que parte del río.

Entre los productos vascos y bearneses que se pueden adquirir sin problema en Saint-Jean-Pied-de-Port, uno destaca sobremanera: el queso de Ossau-Iraty (AOC). Elaborado con leche de oveja, solo de las razas manech (de cabeza negra) y vasco-bearnesa, es de pasta prensada e intenso sabor en concordancia con su alto precio, en torno a los 30 €/kg.

El vino Irouleguy, elaborado en la zona y con larga historia (fueron las órdenes monásticas de Roncesvalles sus primeros impulsores en el siglo XII), es un preciado vino de montaña con fama creciente.