Etapa 51: Saint-Maurice (Valais) - Martigny | Recorrido

La VF deja la localidad junto a la gare, pasando poco después sobre la vía férrea a la vista de la capilla rupestre de Scex, al oeste, y del singular pico rocoso serrado conocido como Dent de Morcles, al este. Avanzamos por la zona residencial de Vérolliez, en una de cuyas encrucijadas fue dispuesto un vitral-escultórico sobre la vida de San Mauricio.

Al lado de la capilla de Vérolliez o de los Mártires, levantada en el supuesto lugar en que habrían sido decapitados San Mauricio y sus compañeros (en el interior permanece la losa de la ejecución), y del edificio de la Maison de la Famille (antiguo convento-orfanato), tomamos la senda que nos lleva a Épinassey (bar).

Siempre en línea recta recorremos una extensión del Bois-Noir, cruzando por una pasarela el torrente de Saint-Barthelémy, que se precipita con ímpetu. El camino prosigue hasta la aldea de Les Preises, y continúa en descenso hasta la Place Centrale de Evionnaz, donde se yerguen la iglesia y el ayuntamiento.

Al lado del estadio superamos lo que fue una línea defensiva anticarro y nos adentramos en un valle más abierto, con presencia de algunas fábricas, generado por la confluencia del Trient con el Ródano. Las choperas nos acompañan hasta La Balmaz.

Desembocamos en la Route 21, por la que no queda más remedio que transitar, en paralelo a la vía del tren y la autopista, hasta Miéville.

Tras el paso por el pequeño núcleo regresamos un instante a la carretera, pero la dejamos para acercarnos por un bosquete a la base de la soberbia cascada de la Pissevache, que veníamos contemplando desde La Balmaz.

Tras disfrutar del salto de agua proseguimos por el bosque, repleto de rocas grises fruto de las avalanchas. En el monte frontero es posible contemplar el paso del Mont-Blanc Express, vertiginoso ferrocarril que de Martigny se dirige a la estación invernal francesa de Chamonix. La VF, después de discurrir junto a una central eléctrica, evita el paso por el centro de Vernayaz, localidad que circundamos con su iglesia a la vista hasta alcanzar la Route 21.

Cruzamos el río Trient y retomamos un camino herboso paralelo a la carretera, que se va apartando de ella para introducirse en el bosque de la Bienvenue, sugerente topónimo. Nos sorprende por la presencia de viñas salvajes que trepan por los árboles (vitis sylvestris), gratificándonos con una fuente de agua siempre fresca.

Por un hayedo desembocamos, a la vista del pico Tête du Portail (2.335 m), de perfil cónico, en una zona cubierta de manzanos. Una nueva central hidroeléctrica precede al arrabal de Le Bâtiaz, dominado por un castillo.

Cruzamos el Dranse, otro afluente del Le Rhône, por un característico puente cubierto de madera. Primero al borde del río, luego por la Rue de la Dranse, arribamos hasta la Place Centrale y la iglesia de Notre-Dame de la Visitation, en el corazón de Martigny.