Acaso para que no nos olvidemos nunca más de ella, la N2 hace acto de presencia y nos obliga a seguirla, desde la rotonda que marca el inicio del área urbana de Chaves, los últimos 2 km. Por una larga recta que parece no tener fin, jalonada por talleres, churrasquerías y restaurantes de menú barato, casas con su jardín, almacenes y hasta un supermercado Leclerc, alcanzamos la ciudad.
El acceso a su parte antigua se halla precedido de plataneros, pero el Camino hace mal en no cruzar el singular Parque Público, prefiriendo rendir tributo a esa nacional procedente de Faro, en el Algarve, que aquí tiene su p.k. 0 para hacerse la foto.
A nosotros nos interesará más tomar a la izquierda la Rúa Cândido Sotto Mayor y atravesar el río Tâmega por un monumental puente, ahora sí genuinamente romano. Tal y como rezan las dos columnas conmemorativas dispuestas en el centro, fue mandado levantar por el emperador Trajano a comienzos del siglo II de nuestra era.
La Rúa da Ponte, de pintoresco caserío con balconadas de madera, nos conduce al Largo do Arrabalde, y aquí comienza el casco medieval en su día murado, que recorremos por la Rúa Direita hasta la Praça da República, con el pelourinho y la iglesia matriz. Enlaza con la inmediata y monumental Praça de Camões, presidida por el autor de Os Lusíadas y enmarcada por la matriz, la Misericórdia, el Museo da Região Flaviense (Oficina de Turismo), tras el que se asoma la torre de homenaje del castillo, y la Câmara Municipal. ¡Mejor bienvenida imposible!