Estados alterados
Salud,
La mayoría de l@s que gozamos los caminos largos hemos conocido la sensación de irrealidad que se alcanza cuando se lleva el suficiente tiempo caminando. Éstas sensaciones aumentan con soledad y tiempo de peregrinaje por delante, y en especial con la desolación del paisaje. La meseta en invierno es lugar idóneo para que dichos estados se desplieguen -cuanto menos estímulos externos con los que distraernos, más fácilmente se altera la percepción-, y por lo comentado con otr@s peregrin@s también las rectas infinitas de La Plata, y en general los paisajes adustos, son ideales para fomentar dichas alteraciones.
En los años 70 el doctor Stanislav Grof diseñó una técnica, la respiración holotropica, para poder continuar sus estudios sobre los estados profundos de alteración de la percepción tras prohibir el gobierno U.S.A. la utilización terapéutica de LSD (que en la actualidad está demostrando su tremenda utilidad para la recuperación de patologías mentales profundas, como la depresión crónica). Lo que en realidad demostró Grof es la posibilidad de acceder a estados alterados para su uso terapéutico sin necesidad de consumir psicoactivos, o dicho de otra forma, que dichos estados son connaturales de la mente humana, y accesibles sin necesidad de consumir substancias.
En ocasiones se plantea la cualidad terapéutica del Camino y la infinidad de bondades y aplicaciones emocionales que nos aporta, y se atribuye al contacto con la naturaleza, al ejercicio físico, a la influencia metafísica del camino como "ser espiritual"... No diré que no, pero en ocasiones he llegado a pensar que son formas de decir que con tiempo, soledad y saliendo de nuestra zona de confort el cerebro "se rinde" y empieza a funcionar de otra manera, dejando de lado el ansia clasificatoria y el diálogo mental para percibir el mundo de manera directa, sin filtros. Nada metafísico, únicamente consecuencia natural.
Al camino cada uno vamos por motivos distintos, much@s sin siquiera saber por qué o para qué van. Para mí, conseguir permanecer durante semanas en éstos estados alterados es el objetivo; no para andar alucinado por la vida (la adolescencia hace lustros quedó atrás) sino porque desde éstos estados podemos experimentar la realidad de manera más profunda y transformadora. El Camino como puerta de la percepción...
Feliz finde
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Buenos dias a todos:
no llego a entender muy bien el razonamiento de William y siguientes entradas A menos de que se trate de un divertimento cultural. Desde hace algún tiempo mi pensamiento se va haciendo mas corto y voy mas a por lo obvio. A por lo simple. Siempre de acuerdo con los tiempos que me ha tocado vivir; los de ahora y los de mi educación.
Yo no quiero que ninguno de los intervinientes se muera a los 25 años; que el mas fuerte mande; que una rotura del tobillo suponga el abandono por parte de la tribu (ya no sirves para nada); que los discapacitados sean temidos y arrojados a un lado; no quiero tener cuidado con los pinchos que pueda pisar (¿alguno de vosotro hace el camino descalzo?) y como esto todo lo que querais.
Haced un repaso a vuestra vida diaria y a todo lo que haceis y decidme a que estais dispuesto a renunciar hasta convertiros en nómadas cazadores recolectores.
Teorizar sentado en un sillón está muy bien; es mas, está estupendo. La primera norma de un avance en nuestra sociedad es pensar. Es el primer paso.
Pero me parece un poco irreal querer comparar situaciones que no tienen nada que ver.
Podemos sufrir ansiedades todas las del mundo, pero cuando te lastimas un hueso, vas a urgencias (¡¡¡¡¡a urgencias; ¿habeis pensado en el avance que supone las urgencias?)
Por cierto Landante; de acuerdo con tu comentario.
En cuanto a la agricultura (por lo visto uno de los males de nuestra civilizacion), probad y comparar un tomate silvestre (si es que lo encontrais) con alguna de las tomatas de Los Palacios (Sevilla). Ya no tendreis mas dudas.
Saludos
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"Al dedicarse a la agricultura, la humanidad decidió someterse a la monotonía y el tedio a cambio de disminuir el riesgo a morirse de hambre."
Bertrand Russell
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Está claro que el cálculo de probabilidades no era la especialidad de aquellos pueblos de cazadores que se pasaban la vida arriba y abajo trás un mamut que llevarse a la boca. Si por reducir los riesgos de pasar hambre cambiaron la diversión de correr por la sabana tras los antilopes, y de tanto en tanto delante de los leones, mal hicieron los números. A fecha de hoy sigue habiendo gente en el mundo que se muere de hambre aunque la comida no falte.
Salud Antonio,
en algún momento el pasado genera nostalgia, y la nostalgia nos hace ver paraísos pasados donde igual lo que había eran infiernos. En momentos de desazón generalizada y falta de perspectivas claras ésta tendencia se acrecienta, y ahora estamos en uno de esos momentos.
Más allá de si hemos ganado o perdido (siempre suelen darse las dos opciones a la vez; según en qué...) la cuestión que creo importante es que estamos aquí -y ahora-, y es aquí y ahora donde debemos implementar nuestro paraíso particular. Lo demás son puntos de vista, interpretaciones de la realidad (necesitamos relato, sentido, explicación del mundo, aunque sea falsa) para capear el día a día y darle sentido a nuestra existencia.
Hace muchos años tenía un punto de vista bastante radical acerca de las farmacéuticas. Mantengo el argumentario como correcto y cierto, pero cuando has pasado por el dentista -por decir uno- con sus antibióticos y la bendita anestesia, el punto de vista se matiza: es lo que tienen las paradojas, los aparentes opuestos van de la mano.
Desde antiguo las mitologías y los ritos cumplían esa función, repetir un ciclo y en un eterno retorno recuperar un estado primigenio idealizado. Eso se altera cuando en algún momento se prefirió la idea de un progreso lineal que nos alejara de los dioses creadores del mundo para ponernos en manos de otros que andando el tiempo igual acabaran con él.
Tercer conde de Russell. No se murió de hambre. Agradezco la monotonia y el tedio de Russell.
Si alguien no se hubiera dedicado a la agricultura, no hubiera existido Rusell.
Sigo teniendo el pensamiento simple y obvio
Saludos
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No es lo mismo sencillez que simpleza, como no es lo mismo claridad que obviedad.
El intercambio de opiniones de un foro nos ayuda a afinar nuestro pensamiento, nuestra percepción- y nuestro lenguaje - porque no... no todo es obvio. Este diálogo clarificador es como el que el ser humano se ha planteado en su conciencia a lo largo de su historia: ¿ me voy o me quedo? ¿Me detengo en lo conocido o me lanzo a lo desconocido? ¿me vale con lo material o intuyo que hay algo más sublime e importante?. Con cada decisión se ganaba algo, y se perdía otro algo. Y dos generaciones después, los nietos no entienden cómo es que el abuelo en la bifurcación tomó aquel camino creyendo que era lo mejor, cuando ahora vemos clarisimo que dejó detrás todo aquello que nosotros hoy necesitamos.
(Por ejemplo, el desgarro que supuso para la España del siglo XX el proceso de dejar lo rural por lo urbano nos ha traído tantos desequilibrios que nos pasaremos el resto del siglo XXI intentando rependular el proceso).
Hablar de Progreso es entrar en la dialéctica histórica de Hegel. Pero, como todo diálogo, ¡atención a las vueltas y los matices que te dejas en el tintero!, porque tu interlocutor te las pondrá sobre la mesa.
... no, no todo es obvio. En nuestros sueños, en nuestros caprichos, en nuestras pulsiones palpitan mil voces ancestrales, mil cabos que no han sido resueltos por la modernidad. Y por alguna extraña razón, esta peregrinación que nos enamora despierta en nosotros esas voces... alteradas...
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Hola Fernando:
cuando hablo de obvio me refiero a obvio, pero obvio de verdad, Por ejemplo, no me quiero morir (ni lo pienso hacer; que tarde). Paradójicamente, todo tu cuerpo intenta que no te mueras, pero llegado un momento te quieres morir.
Otra obviedad; todo lo que hacemos, sentimos, hablamos, comunicamos siempre, siempre es en dirección a una persona. Si no estuvieras tu al otro lado, no tendria sentido escribir esto, Solo tiene sentido escribir si alguien te va a leer (o bien tienes la esperanza de que alguien alguna vez lo haga).
Hay formas de obviedad básica que forman parte de nuestra condición de seres humanos. Son obviedades para vivir (me refiero a vivir físicamente).
Somos jodidamente complejos y esas obviedades forman parte de nuestra plataforma básica; y a partir de ahí empezamos a hacer otras cosas.
Y un par de comentarios a tu escito anterior:
tu comentario sobre el diálogo y Hegel. Leí hace poco que tenemos varios millones de neuronas y que la combinación de estas (para formar un pensamiento) alcanzan los billones. Ya puede decir Hegel lo que quiera, que jamas sus ideas coincidirán plenamente con quien lo lea. El nñumero de conexiones entre neuronas es lo mas cercano al infinito que conocemos.
En cuanto a rependular el proceso de equilibrio entre lo rural y lo urbano, en el Camino se ha intentado sobre todo a partir de Sarria y no parece que guste a todo el mundo.
¡¡¡¡Menudo tema el nuestro!!! Da para siete vidas (sin morirse claro)
Un abrazo
Hola de nuevo. Uno se va a caminar un rato y, cuando para, se encuentra que sus ideas han suscitados comentarios variopintos en este foro. Me alegra haber provocado esa motivación, pero confieso que estoy sorprendido por varios de ellos, porque no creo haber afirmado en ningún momento algo que los justifique. He releído mi escrito y tampoco lo he podido encontrar. Espero que recojan mi agradecimiento por la atención que le han prestado y que me perdonarán que haga una única intervención general.
Lo primero es que no he afirmado que uno tenga que salir al camino como lo hacían los cazadores recolectores, sin llevar siquiera una pastilla de ibuprofeno en el zurrón porque estaría prohibida la mochila, y cazando animales o abandonando a los débiles por el mismo camino. Entre otras razones, porque nos moriríamos de hambre en nada. Solamente he apuntado que llevar un estilo de vida de caminante, haciendo ejercico físico intenso y continuo en el medio natural, vivir de un modo sencillo, sin complicaciones más allá de donde dormiré y qué comeré, manteniendo una relaciones sociales enriquecedoras y de igualdad (en el camino no importa quien eres fuera de él), se asemeja mucho al estilo de vida que tenían los humanos antes del descubrimiento de la agricultura y de los periodos históricos propiamente dichos; y que es por eso que algunos (muchos, creo yo) nos sentimos tan bien haciendo los caminos, ya que es para lo que nos preparó la evolución biológica. Nuestro cuerpo-mente está agradecido de que actuémos de acuerdo a nuestra naturaleza. De ahí a tener que vivir como los prehistóricos hay mucha distancia, creo. Y que conste que esto que digo no es lo que ocurre en el tramo Sarria - Santiago en los meses de apogeo, porque se parece más a Benidrom en agosto que al Camino.
No he dicho que eso esté demostrado, sino que sólo se trata de una opinión personal. No he querido extenderme para no ser demasiado pesado, pero hay varias pruebas que apuntan en esa dirección. Solo citaré un ejemplo: los estudios sobre el efecto tan poderoso y beneficioso que tiene el ejercicio especialmente aeróbico en el bienestar psicológico. De esto hay cientos de publicaciones. También hay amplia literatura científica sobre el beneficio del ejercicio en muchas enfermedades mentales, y que se prescribe tanto o más que los fármacos para su tratamiento. Luego es posible que el aumento de este tipo de padecimientos tenga algo que ver con el aumento de la inactividad producto de la modernidad.
Tampoco he dicho que esto tenga que ser cierto para toda la humanidad y que de aquí a poco todos los caminos estarán infestados de gente que ha descubierto su naturaleza profunda. Retomando lo del ejercicio físico, se puede decir que más o menos la mitad de la población occidental hace algún tipo de ejercicio a pesar de todos los avances que nos evitan hacer esfuerzos y de su aparente falta de utilidad (y de que cansa y sudas!). Los humanos nos caracterizamos por una gran variedad de tipologías y de conductas con un rango amplísimo. Hay tendencias para todo, probablemente producto también de esa evolución que busca opciones para encontrar la “buena” para la supervivencia. Hablamos aquí no de absolutos, sino de tendencias. Aunque haya gente que odia el ejercicio y no lo ha hecho en su vida, la mayor parte de la población practica algún tipo de actividad física. Aunque haya algunos especímenes que sean psicopatas, maten o roban a manos llenas, la inmensa mayoría es razonablemente altruista y empatica. Sospecho que sin esos rasgos de empatía, colaboración y ayuda a los demás no hubieran sobrevivido esos grupos de homininos. Y eso no quiere decir que no hubiesen individuos egoístas, o incluso grupos que pensasen que era cómodo cazar a otros humanos para comer. sin embargo por lo visto, la mayoría no fueron así, esos humanos ancestrales supieron evitar que fuesen mayoría y nos extinguiésemos, y aquí estamos. Y también hay gente (joven normalmente) que está tan feliz en este mundo actual en el que le van bien las cosas y disfruta de la vida con objetivos concretos y que esto de los caminos les parece algo muy lejano de su mundo y aberrante. Apunto en todo caso, que conforme se vayan haciendo mayores, a lo mejor el tener que afrontar la idea de la mortalidad les hace cambiar de visión de la vida y acaban haciendo caminos.
Y para acabar, por supuesto que es muy posible que esté equivocado, y que todo este razonamiento sea solo un subterfugio para que mi familia y amigos me dejen irme al camino, cuando lo único que pretendo es atesorar mucha hambre caminando para que el pincho de tortilla me sepa a gloria bendita. Ese pincho de tortilla que es el alimento básico del peregrino. Ahora habrá quien consteste que a él no le gusta el pincho este y ya la tenemos liada (Y eso que no he aclarado si soy concebollista o sincebollista).
Buen Camino.
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Genial el último párrafo, William!
Mi cultura científica es de andar por casa, así que no teorizaré mucho sobre los cazadores recolectores, ni sobre las virtudes alucinógenas de la tortilla de patatas. Me iré a lo mío, a la divagación culturalista:
Picasso decía que la cueva de Altamira es la capilla sixtina del neolitico. Y fíjate que cuando yo estuve allí me di cuenta de lo afinado del comentario, porque es claro que en el aquel espacio se respira cierta sacralidad, y al tiempo una configuración del mundo tan distinta a nuestra mentalidad... tan alterada.... que da que pensar.
El guía nos contó que esas cuevas prehistóricas a lo largo del cantabrico eran usadas por gentes nómadas que sabían que "por esa zona es ahí donde dormimos", un poco en plan los albergues del Camino: estás acabando la Rioja? Bueno, pues tienes Grañón, y un poquito más allá Tosantos. Y entonces segregas alguna hormona placentera respecto a la idea del hogar, el techo, la protección y el calor emocional de tu clan, igualico igualico que hace 10.000 años.
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Comparto la idea de que uno de los beneficios más grandes que me aporta siempre a mí el Camino es la sencillez de estos días, donde todo se reduce a andar, dejar a la mente libre, disfrutar del entorno y, como dices, pensar en la tortilla (y la cervecita) del final y disfrutarlas como se merecen.
Saludos
Pues está quedando sustancioso, el hilo... Que alguien traiga más madera!!!
Hola a tod@s, estoy leyendo muy a gusto y muy interesado este hilo, desde luego se podría hacer un muy buen libro recopilando lo que aquí se comparte, muchos manuales de autoayuda que circulan por ahí quedarían bastante peor parados.
Personalmente pienso que el estado de conciencia alterada es en el que vivimos a diario, a veces tengo la convicción de que nos hemos creado una vida llena de distracciones para no pensar, para no profundizar en nosotros mismos, porque si bien es cierto que el hacerlo nos puede traer muchos momentos de felicidad pura, de paz, de autoconocimiento, no lo es menos que tienes que estar dispuesto a iluminar muchas sombras que no quieres mirar, a enfrentar aspectos de uno mismo de los que podemos no estar orgullosos y eso a veces da mucho miedo.
Pienso que a todos en algún momento nos habla el universo, o nuestro propio corazón, o en lo que sea que creamos cada uno, y si no creemos en nada pues igual un día nos habla la Nada, que es como decir que nos habla el Todo, pero para eso tenemos que apagar las distracciones y estar en silencio, en un silencio interior que nos permita escuchar. A veces estar en silencio y escuchar en la actitud adecuada es una oración humilde pero poderosa.
Muchas veces he pensado en mí mismo como en una radio mal sintonizada, siempre encendida y escuchando un ruido ininteligible, hasta que un buen día coges una señal; pero para eso se requiere estar todo el tiempo que podamos "a la escucha", con la antena estirada y apartado de ruidos y distracciones.
Estoy seguro de que aquellos clanes nómadas tenían una vida muy activa y centrados sobre todo en procurarse las necesidades esenciales, como nosotros en el camino, pero a fuerza de no tener muchas distracciones superfluas también tendrían muchos momentos de interiorizar y de conectar con el Todo, aunque no conocieran el mindfulness ni el taoísmo ni nada parecido, al fin y al cabo eran seres humanos en una conexión muy cercana con la vida, con la muerte, con las alegrías y con los miedos.
En el camino tenemos un poco de todo eso: una existencia maravillosamente "básica" buscando cubrir nuestras necesidades más inmediatas, actividad física, muchos momentos de silencio en los que podemos estar a la "escucha", y a veces al terminar la etapa un poco de compartir pero también de frivolizar con aquellos que están compartiendo viaje con nosotros.
Al hilo de esto, recuerdo hace ya años, que hice el camino de Baztan en un momento de mi vida que había un problema que me pesaba como una losa, casi siempre he caminado solo y así me gusta hacerlo, llevaba ya tres días caminando y mi cabeza no paraba, estaba siendo muy muy duro, al llegar a Berroeta coincidí en el albergue con tres o cuatro personas más, lo que menos me apetecía en ese momento. Pues sin saberlo ni pretenderlo me trajeron de vuelta a la vida, fueron mi clan, yo no lo sabía pero necesitaba gente. El camino nos lo da todo, nos da el silencio y el espacio para bucear en nosotros mismos y cuando el silencio o nuestro viaje interior está siendo demasiado duro nos pone compañeros en el camino con los que aligerar un poco el viaje con unas cervezas, mañana ya habrá tiempo de caminar solos otro ratito.
Aunque he de decir que en todos esos momentos de silencio con lo que más he conectado ha sido con la felicidad pura, no han sido momentos de visiones profundas ni nada de eso, solo momentos de una felicidad pura y sencilla, no necesito nada más, y es cuando siento que es en la vida cotidiana cuando vivo en un estado de conciencia alterada, o mejor dicho dormida. Supongo que hay muchos factores en el camino que nos pueden hacer entrar en esos momentos mágicos, pero a mí personalmente es el entrar en ese modo "de escucha" interior sin tantas interferencias lo que creo que me funciona, llevo toda la vida viviendo conmigo y soy a la persona que menos he escuchado, el camino me ayuda a solucionar esto.
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Qué bien lo has expuesto!
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Y tanto que te habla el universo y a través de una radio mal sintonizada; parte de esas interferencias corresponden al fondo cósmico de microondas, que no son sino los restos de la explosión de la creación del universo hace 13.500 millones años.
Realmente somos poca cosa
Saludos
Instantes fugaces de serenidad que valen por una vida, y el Camino te los proporciona.. El largo caminar actúa como un mantra compuesto de sensaciones y a la mente no le queda otra que doblegarse, aunque sea por cortos espacios de tiempo.Y la serenidad llama a la serenidad y con los días estos instantes se alargan y las sensaciones se acentúan si no las buscas, si sólo caminas. ¿Pero cómo no buscarlo, cómo no volver si algo tan sencillo como caminar te da tanto?.
Es una reflexión interesante pero ¿por qué dices que el cerebro "se rinde"? ¿No será que simplemente se beneficia de la experiencia y la aprovecha para fortalecerse y, si hace falta, sanar?
Son formas de hablar, formas de intentar explicar lo que se siente pero que no tiene fácil explicación con palabras. Para mí es un simple proceso fisiológico cerebral que se alcanza mediante un esfuerzo repetitivo y mantenido. Con tantas horas caminando, durante tantos días, llegan momentos en que nos quedamos absortos en las sensaciones de nuestros pasos, en nuestra respiración, en el crujido monótono de nuestra mochila, en la visión de la tierra que pisamos y sin darnos cuenta ni quererlo la mente afloja su ruido de fondo y se acompasa con ese instante haciéndose uno. Esos son los momentos mágicos que desaparecen igual que han venido en cuanto la mente vuelve a analizarlo todo y a saltar de rama en rama. El que lo ha sentido lo sabe.
Hola a todos,
Qué agradable es leeros, cada uno con su opinión y su propia visión del mundo aportando algo. Esto y el aire de entendimiento del foro me atrae mucho. Es un lugar, en general, muy especial, casi una "anomalía" en el mundo de la red.
De todo lo que se dice en este hilo hay algo que sí que me parece claro, observable y comprobable individualmente, no por estudios de terceros sino por sentirlo personalmente.
Al final todos coincidimos en que no coincidimos, ni en gustos ni en opiniones, y que aunque quizá tengamos una esencia biológica común esta no tiene por qué manifestarse igual en todos.
A mí, por ejemplo, me encanta tumbarme sobre la hierba del campo, bien sea fresca o ya espigada. Si es verano y hace calor, como lo está haciendo, el zumbido de los moscardones que pasan volando cerca me resulta tan agradable que busco lugares donde intuyo su presencia por el simple placer de escuchar el sonido de sus alas.
Pero he estado con personas que ante ese repentino zumbar se incorporaban asqueadas y molestas, hasta el punto de dejarme tumbada sin más sobre la hierba, con los pequeños músicos de alas como única compañía.
"Ya nos veremos", me han dicho muchas veces, "porque esto no hay quien lo aguante. ¿Cómo lo soportas tú?"
Y les he visto marchar hacia entornos más artificiales pero para ellos mucho más bellos y placenteros.
A todos ellos les parece natural querer alejarse de lo que a nosotros nos parece que es naruraleza, y buscan con asombrosa naturalidad las comodidades de aquello que sin embargo nosotros sentimos como artificio, y algunos hasta como decadencia.
Lugares mastodónticos que alteran la conciencia de unos, a otros se la serena.
Para la gente de la que os hablo la paz no está en la soledad del campo ni en sus caminos. O si lo está, allí no la encuentran ellos. La sienten en otra parte. Así me lo han dicho y así me lo han demostrado.
Asi que pienso que, o bien efectivamente allí donde ellos dicen, está la esencia individual y la paz, o bien está en todas partes, o bien la proyectamos nosotros en cualquier variopinto lugar.
Es lejos de lo natural, en lo edificado por las esforzadas manos de los hombres, donde unos hayan la paz y su lugar en el mundo. Allí donde muchos sienten que se altera su conciemcia, marchan sanos y felices otros.
Para mí no hay duda. Nuestra supervivencia como especie está en las diferencias. Esto, y no una base fija e inevitablemente compartida por una biología determinista o una base cultural más impuesta o azarosa que escogida, es lo que la Naturaleza o la Creación cuida y conserva desde los orígenes.
No creo que soñasen con las mismas cosas aquellos lejanos nómadas que nos precedieron. Lástima que de ellos no hayan quedado más que huesos, utensilios, dibujos y trazos. Todo lo demás es silencio. Ni una palabra. Ni un sueño. No podemos conocerles por tan escasos restos guardados en las vitrinas de muchos museos. ¿Dónde están sus pensamientos?
Cuando me quedo a solas con los moscardones pienso en lo maravillosas que son todas esas personas que se van del campo y se encierran a veces en grandes ciudades para estudiar como acabar con las plagas. Porque si todos ellos estuviesen tumbados a mi lado lo más seguro es que mañana pereciesen muchos cultivos devorados por estos músicos con alas que a mí me parecen algunos insectos. Y con los cultivos muertos, retornaría el hambre que por desgracia aún vuela sobre otros pueblos.
Del mismo modo, si yo me fuese con ellos asqueada por un moscón, no se podría descartar que mañana muriesemos fumigados todos dentro de ciudades de hierro y hormigón, sin haber conocido siquiera el silencio que rompe las suaves alas de un insecto.
Esta me parece la única cosa por mi sentida y comprobable: que hay diferencias individuales y que son necesarias para sobrevivir, que no se evoluciona en una línea sino en muchas, y que no se va de atrás hacia adelante sino en múltiples sentidos. Eso siento.
Todo esto que escribo ahora lo pienso tumbada sobre la hierba, a la sombra de un chopo, a la espera de que pase algún moscardón cerca.
De este instante sí que puedo tener una opinión y estar segura, porque lo siento y lo vivo, no porque conozca lo que otros explicaron en términos más biológicos y antropológicos que vivenciales.
Siento paz aquí, tumbada donde otros ya se esfumaron.
Gracias.
"Cuando me quedo a solas con los moscardones pienso en lo maravillosas que son todas esas personas que se van del campo y se encierran a veces en grandes ciudades para estudiar como acabar con las plagas."
Me encanta el respeto que muestras hacia otras formas de ver la vida y otras opciones de disfrutar distintas a la tuya. Reconozco que muchas veces suelo ser bastante mas excluyente y estrecho de miras. Si me gustan los moscardones, por defecto voy a saco contra los antimoscardones.
Voy a intentar incluir en mi vida el ejemplo del moscardón cada vez que me sorprenda haciendo de juez.
Gracias landante, hoy me has enseñado algo, de esas cosas que ya se dan por sabidas pero la forma de expresarlo me ha hecho "click", gracias.
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No es cierto que no nos dejaran los nómadas recolectores rastros de su espíritu. En los dólmenes, en las pinturas de las cuevas, en los restos de cerámica, en la orientación de sus tumbas hay resonancias de un pensamiento, un sentir, un anhelo. Otra cosa es que sea susceptible de ser interpretado de esta o aquella manera.
Las pinturas del techo de Altamira no difieren tanto de la idea que subyace en pinturas de iglesias románicas: entras en un ámbito casi uterino, en el que el imaginario interior se funde con el espacio exterior, en una experiencia inmersiva. ¿Es pensamiento alterado? Quizá responda a la necesidad umbilical humana de comunión dentro/fuera.
La idea jacobea del campo de estrellas iría en esa línea: el ser humano "domestica" la inmensidad espacial poniendo nombres a las estrellas, encontrando leyes pitagoricas de armonía entre los astros, las matemáticas y la música, creando mitologías que enlazan dioses y bóvedas celestiales, o replicando la belleza del cielo en catedrales y monasterios, para sentir que el cielo lo arropa en un manto de orden y amor. ¿Es esto pensamiento alterado?
Hace un tiempo estuve en las ruinas del monasterio S.Pedro de Arlanza. Todavía impresiona su magnificencia, pero todo lo que fueron sus esplendorosos frescos están hoy día en museos de Cataluña o Estados Unidos. En S.Pedro es donde Fernan González escuchó la profecía sobre el futuro de Castilla, y el aliento de ese imaginario - puro pensamiento alterado - lo empujó en su empresa.
Según el pensamiento cuántico, nuestra conciencia no está situada "exactamente" en nuestro cerebro, sino que nos envuelve ¿desde el exterior?, y así, espacios como las cuevas de Altamira, el campo de estrellas jacobeo, o los frescos de Arlanza serían una plasmación muy afinada de ese "estado mental alterado".
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Después de leer lo escrito tumbado a la sombra (pero en una butaca, no sobre la hierba) ya no dejo de oír el vuelo de moscones y abejorros. Nunca he sido de bichos por tanto la situación no me resulta relajante ni placentera. Tampoco me convence lo de tumbarme sobre la hierba, desconfío si en esa alfombra verde o amarilla pueda estar esperándome agazapado algún corsario listo para el abordaje, dispuesto a embarcarse como polizón entre mi ropa. Aún así los espacios humanizados en exceso tampoco me aportan necesariamente una mayor placidez. ¿Donde estuviste, Landante, que hasta ahora no te habías dejado oír, bueno, leer? Como decías, pululamos por este mundo adornados con nuestras diferencias. Y en la variedad no se si estará el gusto, como reza el dicho, pero si que se multiplican, ciertamente, las posibilidades de elección para una posible evolución en la dirección que sea.
Si saliendo al campo no tengo una tumbona para echarme a disfrutar de la calidez de un sol tibio (porque tampoco me vale cualquier sol, uno abrasador no lo tolero ni a la sombra de un chopo ni de un abedul) me siento sobre un pedrusco. Si no lo hay, sigo caminando. Si se me permite, en lugar del sonido zumbón de moscones o de moscas machadianas, que ni lucen ni brillan como abejas o mariposas, me dejaré llevar por los rítmicos y estridentes cantos veraniegos de las chicharras, que no cesan hasta que el mismísimo viento se calla harto de oírlas. Entonces, me quedo encantado mirando una nube que flota encima mio o una fila de hormigas que a mis pies atraviesan ordenadamente el camino por el que transito. En ese momento las luces se apagan y un pensamiento podría nacer. Pero si un observador echara un vistazo dentro no podría verlo. Ni yo mismo aunque, insistiendo, me abriera la cabeza para mirar más de cerca. Nada.
La referencia de Fernando al pensamiento cuántico me ha llevado a recordar que esa idea mía que desaparece en mi cabeza podría ser como una tímida partícula subatómica que abandona su condición de materia cuando alguien pretende medir su existencia. Haciendo mutis por el foro, disimula y se aleja convertida en onda. Tal vez las ideas sean como esas fugaces partículas que tienen dos almas, una material y otra … (para ceñirme al leitmotive del hilo) ¿alterada? Ambas coexisten y cuando el observador la interpela, eligen una opción según el contexto. Cuando nadie mira el gato está vivo y muerto dentro de la caja, pero si Pandora la abre solo puede encontrárselo de una manera, o el bicho está difunto o vivito y coleando. Parece que nuestra consciencia determinara la realidad que observamos y que el mundo es mucho más complicado. Por lo menos hasta que alguien encuentre una explicación inteligible. Mientras tanto dejemos que el aleteo de los moscones continue con sus divagaciones.
Saludos.
Soy un jubilado de la banca. Muchas veces pensaba que me gustaría que mis jefes más altos se hubieran sentado en mi mesa; poco tiempo. Dos o tres semanas. Atender al anciano, a la viuda, al joven que empieza. Situaciones que pueden no dar beneficios en el instante, pero si eres amable y se corre la voz¿Quién sabe lo que puede pasar?
Nunca me he tumbado en un sitio con abejorros ¿Y si lo hago? ¿Y si me gusta y me va bien?. Es tomar aportaciones de los demás y decidir personalmente. Tampoco es tan complicado.
Dicen de los sabios que tienen duda y curiosidad.
Saludos
Cómo me gusta leerte, Iandante. No sé si es una reflexión plasmada según aparece, o tiene algo de cocina, releída varias veces y corregida hasta que está en su punto.
Lo digo porque yo a veces así lo hago, aunque no ahora, y no lo es por vanidad o vergüenza —que también—, sino por medir el alcance que las palabras inexactas o malentendidas puedan ocasionar, así como que esas mismas palabras respondan a la idea que se quiere transmitir. Pero a lo que otorgo infinito valor es a la sinceridad, con o sin cocina, y al desparrame del imaginario y la metáfora en igual medida desmedida, sin autocensura y sin concesiones.
Llevo unos días guardando silencio en este hilo: escuchando. Dicen que es mejor parecer idiota que demostrarlo. Eso es lo que hubiera pasado si ayer hubiera pulsado el botón "enviar". En síntesis quería exponer ideas ¿conclusiones? muy similares a las que tan brillantemente has expuesto tú, pero en un lenguaje muy espeso, casi pastoso, carente de brillo y nada poético. En sí era corresponder directamente al llamamiento de Xavi: "¡Más madera!", pero sin la gracia de Groucho.
Leo desde la doble lejanía del espacio (8.000 quilómetros me separan de la tumba del apóstol) y del tiempo (en el mundo virtual ayer es historia; los cinco días desde que nació el hilo, representan la prehistoria), el endiablado tema que propone mi amigo Xavier. Leo, y no puedo dejar de recordar a aquel "burgués gentilhombre" que narraba Moliere, y que se entusiasmaba consigo mismo al descubrir que llevaba toda su vida realizando el ”prodigio" de hablar en prosa.
Pues así estoy yo. Recuerdo que pasé minutos..., muchos minutos..., aún más minutos, contemplando ante mí todo El Bierzo desde el balcón natural que es el inicio de la bajada de El Acebo; y ahora he descubierto que, según Xavier, se habían alterado mis facultades para la percepción. Entusiasmado conmigo mismo estoy.
Tras la lectura de vuestras aportaciones, amigos foreros, veo que sois capaces de poner lógica en donde yo me limito a intuiciones. No tengo la capacidad de crear una teoría tan estructurada como la que nos presenta el maestro Indi; carezco de los conocimientos neurológicos o bioquímicos que aportan Xavier o Ma. Teresa; y nunca hubiera llegado a imaginar que los sufridos peregrinos cargan, además de las mochilas, reminiscencias atávicas de los albores de la humanidad, según aventura Willian World Walker. Pero sí reconozco en carnes propias las diferentes explicaciones que vais dejando para lo que mi madre hubiera resumido: "Niño, ¿te has quedado "alelao", o qué?". Aunque no. Es algo más intenso y profundo.
Para dar mi aportación a los estados alterados que nos asaltan peregrinando, será necesario aclarar cómo veo yo la amistad que se va forjando entre el Camino y el peregrino. Son amigos que van teniendo cada vez diálogos más intensos.
A diferencia de Antonio Santiesteban, que sugiere que los senderos de la Tierra de Campos facilitan una introspección que montañas o bosques no permiten; mi opinión es que el cambiante "carácter" con que nos sorprende el Camino cada día, propicia distinto diálogo. La charla con él no es la misma en los pinares de Coca, que en la subida al Alto del Perdón, o que en la mítica, y nunca bastante elogiada, recta de Calzadilla. Las conversaciones no se detienen, sólo son diferentes. Y como en toda relación de amigos, son necesarios momentos de quietud para afianzar todo lo que se va aprehendiendo.
Para mí, sin duda alguna, las paradas para el bocadillo de media mañana, representan los momentos ideales para pasar del diálogo con el amigo a la compenetración. Tras rellenar el pan con unas rodajas de chorizo, se devora sin saborearlo; porque el peregrino está absorto con los ojos enfocando hacia el infinito. Mirando, y aún viendo; escuchando, y todavía oyendo. Los paisajes elegidos ayudan: las aguas, convertidas en espejos, del lago de Laouzas; los rastrojos, sembrados de alpacas, tras el alto de Mostelares; las nieblas, navegando a tus pies, desde el alto de San Roque.
Al cabo de los días, esos momentos se van modificando. Está vez toca pringar el pan con el contenido de la lata de foie-gras. Y el peregrino vuelve a mirar, pero ya no ve; vuelve a escuchar, pero ya no oye. El peregrino se está fundiendo en el entorno, en lo que le rodea, en el Todo: un trocito de él pasa a bañarse en el lago, otra partícula está acompañando al milano que sobrevuela el secarral castellano, o, en fin, unas moléculas se hacen niebla, y acompañan al río Navia en su descenso por el valle.
¿O será al contrario? el entorno, el paisaje entra en el peregrino, y le colma, le hace sentirse pleno. Él se convierte en el Todo.
¿O serán las dos cosas?
El tiempo se ha detenido, y se reanuda en el plazo de un bocadillo. O se interrumpe la magia cuando otro peregrino pasa al lado y saluda: "Buen Camino".
Según mi experiencia, éste debe ser el estado alterado que nos propone Xavier, o la pérdida del Yo que menciona el maestro.
Hablo por mí: no es tan difícil disfrutarlo. Pero se necesitan días. Si la Peregrinación comienza en Saint-Jean, no se conocerá ese "estado alterado" en la Virgen de Biakorri. Demasiado pronto. Escribía Indi hace años: "hay que vaciarse para llenarse de sensaciones" Escribe Xavier: "antes de entrar, dejen salir" ¡Qué cab...nes! Con una frase dicen lo que a otros nos cuesta páginas.
Hablo por mí: no es tan difícil disfrutarlo. Pero se necesita soledad. Aunque nos acompañe nuestra alma gemela, su presencia nos hará ver, nos hará oír, sujetará nuestra esencia impidiendo que se disuelva en el Todo.
Tiempo, soledad: para reconocer al amigo que nos acompañará, y con el qué tanto habrá que dialogar en las próximas semanas.
Tiempo, soledad: para alterar el estado. Hacerse tan grande que todo el Camino quepa en el peregrino. O hacerse tan pequeño que la diminuta florecilla que crece a la vera de la sirga le sirva de hogar. O las dos cosas a la vez.
Tiempo, soledad: Peregrinación de largo recorrido.
Ultreia et Suseia
Ya estabas tardando Isidro!
ni una coma ni un punto a mover. hay que leerlo más de una vez para impregnarte de las sensaciones que nos explicas, revivirlas y a partir de allí, regresar al balcon del Bierzo y sentir todo lo demás que nos muestras en este post. Abrazo enorme amigo
Guau, qué bueno! El caminante macerado en un escabeche de tiempo y soledad. Se disuelve en un todo que más que rodearlo, le envuelve. Eso, yo lo he sentido a veces y me he visto a mi mismo contemplando ese paisaje que tenía ante mi. Me encanta esa idea de amistad con el Camino. Muchas gracias, Isidro.
Hola Isidro
cuando vi la primera entrada con el título de estados alterados, lo tomé prácticamente como instrospección, rayano con la mística (o un poco menos). El título estaba superclaro y el desarrollo del foro lo ha probado. Estado fuera de lo que pueda ser normal. Nada mas y nada menos. Así que mi desviación ha sido mas bien fruto de mi educación.
Hasta los 18 años viví en el norte de Marruecos; allí existen cofradias que se llaman gnawa. Tienen tambores grandes que se tocan con unos palos grandes y acompañados por unas dobles castañuelas de hierro y que tienen un ritmo constante que dura horas, hasta que entran en trance. Aunque ahora se ofrece a los turistas, siempre ha sido un rito religioso y así lo conocí yo (tengo 71 años).
Ese es el recuerdo que tengo y a eso le añado el rezo del rosario (tambien tiene su ritmo) que haciamos en el colegio.
Así que quitemos el malentendido y paso a comentarte.
Me gusta mucho el trayecto desde Logroño hasta León, pero cada vez mas voy pensando que se trata de lo llano que puede ser en relación directa con mi edad.
Naturamente que me he parado en ese tramo de El Acebo (despues de mucho resollar con la subida hasta Foncebadon),
Pero ¿sabes que es lo que mas me alucina y que me da que pensar? (supongo que se trata de eso). Que las nubes estén por debajo de mi posición. Lo he visto a veces en la etapa a Sarria por San Xil y siempre en la subida en O Cebreiro.
No es normal estar por encima de las nubes y el pensamiento no sabe si explotar, pegarle tres vueltas al fenómeno o bien sentarte (cosa que hago a menudo) y ver que pasa y por donde va mi cabeza.
Da para todo el Camino
Saludos
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Qué chulo lo de los tambores como rito religioso - ¿no serían sufíes por casualidad? -.
También interesante lo de estar encima de las nubes, me enrollaría demasiado pero el cambio de falda en una cordillera puede tener también efectos psicológicos de calado.
La actitud ante la realidad del ciudadano.moderno.occidental a veces es la de un científico en el laboratorio: Tiene unas piezas en formol que sistemáticamente disecciona, analiza, clasifica, teoriza, y vuelve a meterlas en el bote con formol. No se implica emocionalmente con esa realidad, no es uno con ella.
Y el peregrino.... pues, muy peregrinamente, tiene una combinación de coraje + humildad/fragilidad + arrobo + erratismo que le hace entrar por otras puertas de la percepción y le hace "comulgar" de forma muy distinta con la realidad.
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Recuerdo cómo, siguiendo las narraciones de tu peregrinación de Roma a Santiago al ritmo de los días, se entreveía como poco a poco te ibas haciendo Camino. Las descripciones y paisajes pasaban del barro casi sin modelar a hermosas figuras; las reflexiones, de las ya conocidas a profundos abismos interiores; caminamos tras de ti, escuchando la lluvia, resoplando en el Cinque Terre, perdiéndonos en bosques oscuros de la Galia; admirados ante la aparición de antiguas murallas de villas medievales, allá en lo alto, promesa del resguardo de la noche, siempre oscura.
Ser Camino: ese es el estado alterado que anhelamos.
Has revelado los elementos alquímicos necesarios: tiempo y soledad. En cómo los destilemos reside el auténtico secreto.
Muchas gracias, Isidro.
Bruce Lee no lo hubiera expresado mejor: "Be water, my friend". Gracias Pequeño Saltamontes. Ay, calla, que ese no era Bruce Lee, era Kung Fu
Hola a todos de nuevo,
Regreso a este rincón porque me agrada mucho hacerlo. Os leo y os releo. Me gusta lo que expresais, cada uno de una forma y a su modo, tal y como es siempre deseable hacerlo. Al hablar ninguno tenemos ni la misma voz ni el mismo ritmo, ¿por qué habríamos de tener el mismo estilo escribiendo?
Indi, yo siempre escribo sobre la marcha. Apenas cocino las palabras. Acuden a mi y las cojo. Así es al menos cuando expreso lo que siento. Escribir lo que me brota es un impulso directo.
No sucede lo mismo cuando tengo que transmitir algún conocimiento o algún saber adquirido. Entoces sí que me atasco. Dudo. Olvido nombres o fechas. El siglo XI igual lo mezclo con el XV. A algún filósofo le puedo confundir con otro, o incluso desconocerle completamente. Y de la ciencia y sus pesquisas ya ni os hablo. Aún me parece alquimia. Un desastre por mi parte, es verdad, una especie de descuido. Me enfrasco tanto en mi mundo que me olvido del de otros.
En estos casos, el de los saberes, no me atrevo a escribir sin antes profundizar, sin estudiar el tema o tomar notas, sin sentir que lo comprendo. Aquí sí que necesito cocinar y tener buenas chuletas escondidas muy cerca.
Valoro muchísimo a quienes demostráis conocimientos más profundos que superficiales. Personalmente me cuesta mucho ver espesez o pedantería en quienes utilizáis vuestra cultura y la compartís con otros. Ese amable quehacer yo lo agradezco mucho. De hecho, lo busco; y cuando lo encuentro, me quedo.
Escritos bien trabajados y llenos de contenido no son para mí espesos despojos. Hay mucho esfuerzo en la adquisición de conocimientos, y mucho esfuerzo en el intento de hacerse comprender.
Esforzarse en el mundo invisible tiene tanto valor para mí como hacerlo físicamente en el visible. Es un esfuerzo diferente, para otro tipo de olimpiadas.
Estudiar no es fácil. Memorizar es complejo. Comunicarse es dificil. Asi que poder transmitir y compartir lo que tanto trabajo costó asimilar y con tanto mimo se atesora debe de resultar a cambio muy gratificante. Una gran recompensa a tan duro esfuerzo.
Y, por si fuera poco lo antes dicho, todo se complica aún más cuando al escribir asalta el miedo a dañar u ofender con las propias palabras a otros. Ese freno inquisidor que ponen los malos pensamientos o las desconfianzas e intereses de algunas personas, corta alas y corta todo.
Es por esto, por ese temor, que muchos vivimos desde pequeños escondidos en silenciosos diarios, en rincones que creemos poco frecuentados. Siempre por miedo a la gente, a sus extrañas censuras y a sus violentas reacciones, temerosos ante esas mordazas que amenazan con sepultar nuestras palabras y sentimientos para imponer los suyos.
Todos los estilos me son gratos. Todo lo que se dice tiene algún interés y sentido para mí. Cierto que leer a unos me cuesta más que leer a otros, pero a todos os leo con la misma alegría y en todos descubro siempre algo.
Dejo pues aquí mi agradecimiento a todos.
Qué suerte tú que las palabras te encuentran a ti para que puedas perfilar blanco sobre negro tus pensamientos y sensaciones. Otros tenemos que andar tras ellas, casi suplicandoles. Supongo que más que la destreza de un orfebre se precisa agilidad para sortear las propias inhibiciones y contenciones. En cualquier caso bendita espontaneidad. A los que no, siempre nos quedará cocinar un poco el texto. Puede resultar suculento o provocar un empacho. Mejor una elaboración ligera. A mí antes me salió un escabeche pero a otros les basta con un bocadillo de foigras para desplegar un abanico de ideas sugerentes.
Había oido ayer que podria verse el llanto de San Lorenzo cayendo del cielo y por la noche desde el balcón quise comprobar si las lágrimas serian de tristeza o de alegria. Por supuesto fue un intento infructuoso ya que la luz de los focos ahuyentó las estrellas fugaces. Tímidas que son ellas también. Pero el brillo que embotellaron meses atrás en tierras de Valladolid iluminó la noche sorbo a sorbo y alteró mi ánimo, templándolo. Una proporción armoniosa de agua y de CH3CH2OH. Si a ese alcohol le quitamos las Hs que son mudas, queda un largo O de sorpresa chispeante y un minúsculo resto que debe ser lo que proporciona al verdejo frescura y capacidad de evocación para llevarnos lejos y arriba.
Saludos y gracias por mantener este fuego encendido (ya sabéis, más madera).
Del llanto de San Lorenzo solo pude atisbar anoche una lágrima. Pero a las 22:40 en punto los veintitantos satélites del Star link de Elon Musk desfilaron de Norte a Sur por encima de mi cabeza. No engañan a nadie, son fruto de mentes humanas, predecibles, con rumbo establecido inalterable y distancia milimétrica entre ellos. Aparecen por encima de un horizonte y desaparecen por el otro, trazando una parábola interminable. Ni un ápice de emoción.
Pero la lágrima...¡Ay, la lágrima! Su fulgor inesperado, su estela, todo, todo fue fugaz en ella. La sorpresa no deja espacio a lanzar el deseo. ¿Portará vida? ¿De dónde procede? ¿Qué ha visto y conoce? Milésimas de segundo de emoción, de chispa que activa el chip invisible que nos conecta al universo, al origen de Todo. Lo mejor que hicimos los humanos para describirla fue llamarle lágrima.
Pues es cierto, no es lo mismo avistar una estrella fugaz, incluso haciéndolo de refilón o con el rabillo del ojo, que toparse de pronto con el tren de satélites de Elon Musk.
La primera vez que lo vi no sabía de qué se trataba, y me lié a sacar fotos y a hacer vídeos a ese extraño desfile de luces. Estaba muy sorprendida, incluso emocionada. Pero al mismo tiempo no dejaba de inquietarme el orden ciego y mecánico de esos puntos, que no me parecía nada natural ni hermoso.
Y no es que las cosas del cosmos no tengan un asombroso orden en sus giros y apariciones, sino que el de esas luces no lo sentía del mismo modo. De hecho me dieron miedo, y en un momento determinado acudió a mí la angustiosa sensación de una guerra.
Mostré las fotos y los vídeos a gente que sabe de estas cosas, y no tardaron en explicarme de qué se trataba. Me llenaron la cabeza de información y de datos. Casi me explota y no exagero. Hasta me dejaron un calendario con las fechas de los próximos lanzamientos y apariciones de los juguetes de Musk, para que estuviese al tanto de algo que, según lo iba comprendiendo, iba dejando de interesarme.
Y con ese nuevo avance científico en conocimiento de mi razón, vuelvo estas noches a buscar sin más método que lo que yo siento, zonas oscuras del campo. Y vuelvo a mirar allí, hacia lo más negro y más alto, como hacía de niña junto a mi abuela a las afueras del pueblo, sin ningún conocimiento en mi cerebro, sólo sintiendo su mano.
A veces echo un vistazo a ese calendario que me dieron. Lo hago para asegurarme de que no me toparé con esa fila de satélites que ya no encierra para mí ningún misterio. Son ya sólo en mi mente un dato más que guardo como un trasto. Un simple conocimiento. Los veo como herramientas, ingeniosas tecnologías, eso sí, y mucho, pero menos fascinantes que aquello que ni conozco, ni veo, ni abarco.
Satélites útiles y prácticos, seguramente tan lucrativos como los cables de cobre de la luz pero en el cielo estirados, no pueden competir con el interés y la constante atracción que despierta en mí todo lo que siento como inabarcable misterio.
Qué poco útil soy para este mundo, y cuánto lo lamento a veces.
Por eso me agrada tanto leeros a todos, porque quitáis letras a las fórmulas y encontráis sentidos diferentes donde la razón sólo puso uno, porque dais vueltas y divagáis, como esos derviches giróvagos que mencionáis más arriba.
En mi entorno todo es mucho más fijo y obvio, lo que no significa que sea más estable y claro. No se da vueltas por dar ni se camina por caminar. No se busca la alteración de la conciencia. Es un mundo de fórmulas, no de exclamaciones y asombros.
Y no obstante les quiero así, tal cual son, sin cambios si no son por ellos buscados y deseados. Esto también es para mí un misterio, quererles tanto siendo tan opuestos.
Aunque, también es verdad, nada me alegraría más que, durante un instante al menos, sintiesen como yo siento.
Gracias.
El simple hecho de "largarse" de "obligaciones", "facturas", "dejar de lado un tiempo familiares/amigos con sus problemas de primer mundo" ya compensa el camino.
lastima internet y el movil, si eso no existiera la descoxion del mundo artificial en el que vivimos ya seria total.
saludos
Pues eso se arregla fácilmente. Déjate el teléfono en casa
Tu quieres que muera de ansiedad no? xDD
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Bueno, a ver, Xabier, como anfitrión, tienes que ir haciendo intendencias, barrer y ordenar un poco los muebles, que aquí estamos una comuna de porretas que te estamos dejando el local todo manga por hombro.
1)
Es del todo necesario que sepamos de qué estamos hablando, y a estas alturas, lo dudo mucho. Un poco de racionalismo entre tanta "alteridad" no vendría mal. Algo así como:
A. Alteridad de primer grado: admirarse ante la belleza de un valle (véase Isidro ante el Bierzo).
B. Alteridad de segundo grado: ligero pa'llá ante las pequeñas delicias epicureas del Camino (véase Walter y el pincho de tortilla)
C. Alteridad de tercer grado: Estados de trance ligeros e inocuos, pero alargados en el tiempo (véase Antonio por el ritmo de sus bastones en la meseta).
D. Alteridad de cuarto grado: atisbos de flipe profundo (Indi creyéndose el Camino mismo).
E. Alteridad de quinto grado: flipe continuo, con discurso metafísico incorporado ( Santiago yendo de Palestina a Galicia, la monja Egeria yendo de Galicia a Palestina)
F. Alteridad de sexto grado: El monstruo interior sale de las cavernas (yo mismo).
2)
¿Qué vas a hacer, Xabier, cuando este hilo desaparezca definitivamente de la primera página del foro? ¿Lo vas a dejar desaparecer, sin más, por los sumideros y cañerías de Internet? Ay, amigo.... quizá ahora se entienda mejor el dilema que se me planteaba en el hilo "Orden y concierto"...
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Alteridad o alteración, esa es la cuestión. ¿Qué es más digno, sufrir los golpes de la fortuna injusta y que el hilo se hunda ante el desinterés o la desidia de los intervinientes o luchar contra este torrente de calamidades, enfrentandose con aguda resistencia y ocurrente mordacidad? Morir es dormir. ¿No más? Dormir es morir y morir es dejar de escribir. Así que, más madera y, Fernando, deja que Xavier siga repartiendo corazones. Eso también ayudará, llegado el caso, a que el hilo siga a flote.
Hola a todos, hace días q quería escribir en el foro después de haber llegado de mi primer camino francés completo. Tenía ganas de contar y el título y contenido de este fantástico hilo me han dado el empujón q me faltaba.
Estados alterados, por supuesto. El camino ha sido para mí una preciosa burbuja donde he olvidado mi vida corriente y he creado otra en el universo jacobino paralelo. La intensidad emocional con la q he vivido y compartido estos andares ha sido incluso apabullante, pero preciosa. Vivir cada amanecer con la compañía de pajarillos y de un bello zorro o de conejos asustados en la Maragatería. Carreras de ratones en Castilla cuando el sol ya calentaba. Baños en ríos agradecidamente helados. Cenas compartidas y comunitarias, canciones con ukeleles... Y tantos detalles.
Me caí tres veces, una de ellas me hizo reflexionar. Demasiada rapidez, demasiada preocupación, no estaba en el camino, estaba en mis pensamientos y no dejaba q el camino me llevara. Al final creo q lo conseguí. Y al volver, la sensación de irrealidad era enorme. Ahora, ya pienso en mi siguiente camino. Lo deseo y lo necesito. Gracias Xavier por iniciar este hilo y a todos por aportar. Ultreia et suseia!
Felicidades Laura por terminar tu Camino. Caida o sin caida siempre aparecen hechos que ponen punto y aparte en tu andar. Abrazo y sigue
Felicidades Laura!!! Creo que ahora podrás ver las grandes diferencias entre un camino de largo recorrido, contigo misma, y uno corto con o sin acompañantes.
Con el tiempo madurarán las experiencias, dando su fruto.
Caer y levantarnos, para volver a caer y volver a levantarnos, con la mente de un niño que aprende a montar en bicicleta sin que sus padres se lo impidan por miedo a que se haga daño. Es la única manera de aprender.
Salud!
No se os puede dejar sol@s! Ando por el pre Pirineo probando configuraciones con el poncho-vivac y para ver las lágrimas de San Lorenzo...
"La mente es un rizo lógico por el cual nos damos cuenta de nuestra presencia en el universo(...) La mente es una forma altamente evolucionada, sutil e hiper compleja de la materia y la energía (...) Dadas las apropiadas circunstancias, el universo produce mentes. Es cuestión de tiempo y el universo tiene todo el tiempo posible."
Luis Puelles. Neurocientífico
La ,"alteración" de la mente (y/o de la percepción), cuando no es inducida químicamente o producto de lesión o patología, son estados naturales, propios de la sana y correcta actividad mental que nos abre a otro tipo de la percepción de la realidad, mucho más rica, fuera del ámbito de la lógica y la razón, del espacio y del tiempo. Dentro de la "clasificación" de Fernando, con mente inalterada (si lo está no puede clasificar...), a mí me subyuga el tipo D, flipada a lo Indi y llegar a la consciencia no sólo de que yo soy el camino, sino que (lo veo y subo a) todos somos una misma cosa, y eternos.
Sobre el futuro del hilo está bien claro, se deshará en la nube de datos como se deshacen los Mandalas cuando cumplen su función.
(he intentado subir foto de mis ensayos ponchovivaqueros y no hay manera, el móvil pasa. Cuando llegue a casa ya lo intentaré)
Salud!