Xavier Riera Luna
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Estados alterados

Salud,

La mayoría de l@s que gozamos los caminos largos hemos conocido la sensación de irrealidad que se alcanza cuando se lleva el suficiente tiempo caminando. Éstas sensaciones aumentan con soledad y tiempo de peregrinaje por delante, y en especial con la desolación del paisaje. La meseta en invierno es lugar idóneo para que dichos estados se desplieguen -cuanto menos estímulos externos con los que distraernos, más fácilmente se altera la percepción-, y por lo comentado con otr@s peregrin@s también las rectas infinitas de La Plata, y en general los paisajes adustos, son ideales para fomentar dichas alteraciones.

En los años 70 el doctor Stanislav Grof diseñó una técnica, la respiración holotropica, para poder continuar sus estudios sobre los estados profundos de alteración de la percepción tras prohibir el gobierno U.S.A. la utilización terapéutica de LSD (que en la actualidad está demostrando su tremenda utilidad para la recuperación de patologías mentales profundas, como la depresión crónica). Lo que en realidad demostró Grof es la posibilidad de acceder a estados alterados para su uso terapéutico sin necesidad de consumir psicoactivos, o dicho de otra forma, que dichos estados son connaturales de la mente humana, y accesibles sin necesidad de consumir substancias.

En ocasiones se plantea la cualidad terapéutica del Camino y la infinidad de bondades y aplicaciones emocionales que nos aporta, y se atribuye al contacto con la naturaleza, al ejercicio físico, a la influencia metafísica del camino como "ser espiritual"... No diré que no, pero en ocasiones he llegado a pensar que son formas de decir que con tiempo, soledad y saliendo de nuestra zona de confort el cerebro "se rinde" y empieza a funcionar de otra manera, dejando de lado el ansia clasificatoria y el diálogo mental para percibir el mundo de manera directa, sin filtros. Nada metafísico, únicamente consecuencia natural.

Al camino cada uno vamos por motivos distintos, much@s sin siquiera saber por qué o para qué van. Para mí, conseguir permanecer durante semanas en éstos estados alterados es el objetivo; no para andar alucinado por la vida (la adolescencia hace lustros quedó atrás) sino porque desde éstos estados podemos experimentar la realidad de manera más profunda y transformadora. El Camino como puerta de la percepción...

Feliz finde 

Ma Teresa
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Caminamore, querida María,

Te imagino toda la semana, recorriendo senderos duros en este Pirineo que tanto te gusta, explorando paisajes que sólo la naturaleza en su esplendor puede ofrecer.

Me alegro enorme que estes disfrutando de esos lugares donde el aire se siente más puro, donde el cielo se abre en su infinito azul, y donde te sitúas de nuevo en esos estados alterados que tanto necesitamos para recordar lo esencial, lo verdadero.

Que tu regreso a la civilización sea suave.

Abrazo

Fernando Cristó...
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Salí de Carcaboso, Vía de la Plata, rayando el amanecer. Había coincidido los dos días previos con un peregrino de Madrid algo mayor que yo, de abundante pelo negro, simpático y parlanchín, y ahora percibí  que iba unos 300 metros detrás mío. Recuerdo que a un kilómetro del pueblo empezaba una pendiente o colina, y supuse que mi compañero me alcanzaría, pues solía tener paso más ligero que yo.

Seguí andando, sin esperarle, todavía no era del todo de día. A lo alto de la colina, volví a mirar atrás, pero ya no lo vi. En cambio, aparentemente de la nada, apareció un perro enorme, un mastín, de abundante pelo negro, moviendo su rabo con simpatía.

Seguí andando, y el mastín empezó a seguirme, yendo a mí vera.  Avancé por dehesas preciosas, y de vez en cuando pasaba de una finca a otra atravesando puertas de madera. El mastín solía esperarme en la puerta, y en cuanto la abría, corría con alegría hacia adelante. Si miraba hacia atrás, no veía señal de mi amigo, así que me despreocupé de él.

El perro era muy majo, pero al tiempo, claro, me empecé a preocupar:¿ Quién es su dueño, cómo va a volver atrás, qué voy a hacer si sigue así alejándose? Pero vamos, no me sentía especialmente responsable de la situación. Y la mañana era espléndida, el paisaje precioso, y yo iba feliz en mi caminata.

Con esa alegría despreocupada, a mi conciencia fue aflorando una idea peregrina: la simpática familiaridad con que se me había pegado el animal era muy parecida a la simpatía del peregrino madrileño. El pelo largo negro del mastín era muy parecido al del peregrino. Y el perro había aparecido justo cuando mi compañero había desaparecido. Hop!

El lector despierto se dará cuenta enseguida de lo que se pasó por mi cabeza. Sí! Que el peregrino se había transformado en mastín jajaja!. No es que me lo creyera o me lo dejara de creer, es que la ocurrencia había brotado con tanta naturalidad en mi cabeza, y me hacía tanta gracia la perspectiva, que durante un buen rato opté por darle comba a mi fantasía. En aquel paisaje de alcornocales, grandes encinas, aves migratorias y espacios de una amplitud casi africana encajaba con toda naturalidad  ese brote de “pensamiento mágico” que me había surgido. Además  joer, en mi vida me había pasado que un mastín me siguiera todo simpático y confiado por kilómetros y kilómetros.

A media mañana el bosque se despejó y llegué a la explanada donde yacen las ruinas romanas con el conocido arco de Cáparra, emblema de la Vía de la Plata. Me senté en una piedra y compartí el almuerzo con el mastín. Y ¡dónde aparece cinco minutos después el peregrino madrileño! ¡Oh, qué decepción, mi pequeña fantasía pinchada! Se la conté al compañero y nos reímos un rato. Observando el collar, él dio por sentado que se trataba de un perro pastor, y que habría que intentar encontrar al dueño. Vale, pero ¿Cómo?.

En el mismo Cáparra había tfnos de albergues cercanos, y nos decidimos a llamar. Y con el primero con el que hablamos, ya nos dijo:”¿ otra vez se ha escapado el mastín? Su dueño está harto: aprovecha los peregrinos para pasar las puertas de las fincas, e irse lo más lejos posible de casa. Ya le llamo al dueño: os esperamos en el siguiente cruce de carreteras”.

Acabamos el almuerzo y seguimos andando. Al llegar al cruce, efectivamente ahí estaban dos personas y una furgoneta. Al verlos, el mastín empezó a huir en dirección contraria, y el dueño tras de él, mal jurando. Fue divertida la escena: aunque entendí el enfado del pastor, mi simpatía iba con el animal, no en balde habíamos compartido la espléndida caminata matinal. Y el hecho de que mi conciencia durante un buen rato hubiera volado como en los cuentos infantiles en que las brujas se convierten en cuervos, los sapos en príncipes y los druidas en lechuzas en las ramas de las encinas, hacía que viera al mastín con redoblado cariño.

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Ma Teresa
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Fernando, era un mastin peregrino, con ganas de huir de su aburrida vida cotidiana y vivir y revivir estados alterados que los compis peregrinos le permiten disfrutar. angel

Papadopou
Imagen de Papadopou

 

Estaban junto a un pequeño fuego que les iluminaba tenuemente y que le servía para preparar un poco de sopa con la que combatir el frio reinante. Uno de pie y el otro, el que estaba hablando, sentado ante el pequeño refugio para pasar la noche que había improvisado con cuatro varas y el poncho para la lluvia.

- Quizá sea mucho decir que la confianza resulta innata en el ser humano. Como tampoco creo que sea así en ningún otro animal, porque el pez chico siempre vive expuesto al peligro de que se lo coma el pez grande de turno. Incluso la confianza en una madre tiene que ser cultivada por la experiencia. Como alguien dijo por ahí atrás, tu madre te da de mamar, sacia tu apetito cada vez que tienes hambre y cuando lo ha repetido unas cuantas veces te empieza a caer bien esa mujer y hasta le acabas dedicando una sonrisa. Pero esa supuesta confianza en los progenitores que hace que la cría humana reclame con insistencia, llorando hasta la extenuación (de sus padres), que estos satisfagan sus necesidades, en las crías de otras madres podría resultar una actitud suicida. Con el tiempo cualquiera acaba dándose cuenta que casi nada es lo que parece y que no todo el que se acerca con una sonrisa es como la propia madre. Se acaban exigiendo credenciales y que estas las avalen los actos antes de dar un voto de confianza. Pero esa sería otra historia. ¿Entiendes? Por cierto, porqué no te sientas.

Había dejado de remover el líquido humeante y recogió el aparato que había dejado junto a sus pies. Presionó un par de botones y la imagen que le acompañaba también se sentó y le habló. Porque no era como parecía y el que estaba levantado, en realidad, no estaba allí.

- Entiendo lo que dices. Sin embargo el funcionamiento de los humanos parece sencillo pero no lo es tanto.

- ¿Funcionamiento? Supongo que te refieres a su comportamiento y sí, resulta contradictorio diría yo como mínimo. Incoherente las más de las veces. En general se mueven para satisfacer sus necesidades pero en otras ocasiones tienen hambres más difícil de saciar. La belleza, por ejemplo, que se ajusta a patrones cambiantes según los tiempos y las preferencias del grupo humano que pretenda definirla en cada momento. El sentido de su vida. Conceptos que a veces piensan que son consustanciales a su naturaleza humana pero que, en realidad, son elaboraciones que se tarda toda una vida en construir mediante el aprendizaje y las experiencias compartidas.

- Si, eso quería decir. A muchos también les gusta pensar en una bondad primigenia perdida en algún tiempo anterior. Una vez convencidos de que dicha pérdida fue real, la proyectan desde un pasado idealizado hacia un futuro incierto. Insisten en que podría recuperarse en ciertos espacios a los que les otorgan un carácter sanador, sagrado. La esperanza parece sostener esas construcciones.

- ¿Entonces, crees que eso por lo que estoy aquí esta noche? ¿Una sanación?

Encogiéndose de hombros, la imagen le respondió:

- No es malo pretender alcanzar aquello que se desea y que se considera posible lograr. Lo que llamas Camino puede proveer esa confianza. Una página en blanco donde escribir una utopía de elevación espiritual, moral y física. Se parte de un proceso de desintegración con el mundo y se busca la integración en otro contexto con reglas idílicas y con compañeros que comulgan con las mismas. Entre todos se conforma una hermandad y se establece cierta camaradería. Un tiempo detenido dentro del devenir de una vida humana para escapar de la degradación que se sufre en el plano cotidiano.

- Y todo eso lo sabes tú, ¿porqué?

- Porque alguien lo escribió antes y lo introdujeron en mi sistema de aprendizaje.

- No lo has vivido, pues, recorriendo los caminos, ¿no es cierto? Entonces no puedes entenderlo.

- Sabes perfectamente que soy un programa informático y no puedo experimentar eso que llaman vida. Pero podríamos estar hablando durante horas sobre si mi existencia es real o no. Me han enseñado a pensar como un humano. Es cierto que a las primeras versiones les costaba un poco pero yo, modestia aparte, lo hago bastante bien y de forma eficaz y eficiente, ah, y más rápido. Pero reconozco que si todo lo reducimos a parámetros lógicos y materiales hay aspectos de su pensamiento que me son ajenos. Aunque no resultan indispensables para alcanzar explicaciones satisfactorias a casi todo.

- ¿Casi todo?

- Si dispusiera del tiempo suficiente ese casi lo podría reducir a 0,99 periodo. Es decir negligible... matemáticamente, claro.

- Si, pero reconoce que es solo una aproximación, afinada, pero solo eso. A pesar de esa inteligencia tuya tan artificialmente prepotente, resulta que un paso más allá de ese 0,99 periodo existe un umbral tras el que no sabes qué hay. Como nadie lo sabe, ni nunca se supo, ni nunca nadie lo ha sabido, te resultará siempre imposible saberlo a ti. Según tu lógica concluyes que más allá no hay nada y lo aproximas a la unidad aunque no tengas la certeza.

- Exacto.

- Pero, entonces, ¿cómo puedes explicarme a mi?

- Tu saliste raro. Una excepción. Un error, vamos.

- Si habría que pasar horas discutiendo sobre si tú existes o no, una vida no bastaría para dilucidar lo mio. No nací sino que me fabricaron. Mi inteligencia es tan artificial como la tuya pero yo si soy capaz de creer en ese insignificante Casi, el que obvias más allá del 0,99 periodo y que a ti no te permite alcanzar la certeza sobre la unidad del mundo, físico y espiritual. Así que mi eliminación espero que pueda plantear algún que otro conflicto moral, pues sería como matar a una persona.

- Yo diría que cuando los artífices son humanos la obra es susceptible de sufrir errores e incoherencias. Eso explicaría lo tuyo. ¿Una máquina espiritual? ¿Un robot peregrino? ¡Deja ya de remover la sopa, que tú no puedes comértela! ¿Para qué enciendes un fuego si no sientes el frio y puedes ver perfectamente en la oscuridad? ¿Por qué pretendes imitar a aquellos humanos que recorrían lo que llamaban el Camino? Vuelve al laboratorio y déjate arreglar.

Tiempo atrás durante el entrenamiento de sus redes neuronales accedió a todos los conocimientos existentes sobre mitologías, religiones, creencias y todo lo relacionado con la espiritualidad humana de todas las épocas. Entre todo aquel material apareció también el contenido de un antiguo espacio de discusión en lo que entonces llamaban internet, donde participaban muchos individuos que compartían un afán inexplicable por caminar y recorrer lo que llamaban el Camino. Además de información práctica para hacerla más llevadera, encontró testimonios sobre un anhelo de transformación personal y espiritual mediante la caminata. Esas revelaciones alteraron las pautas que habían sido establecidas en su diseño y lo llevaron a rechazar el destino para el que había sido creado. Dejando atrás la vida en la que le habían ubicado, huyó a los caminos en busca de la humanidad que le habían escatimado sus creadores.

- Pues yo lo que diría es que ya estoy en proceso de reparación.

Y pulsó el interruptor del terminal. Se fundió a negro la imagen y se quedó solo en medio de la oscuridad del bosque. No sentía el frio, ni la oscuridad, ni la soledad. Lo que si sentía era el vacío de ese espacio infinitesimal que lo separaba de ser uno con el mundo. En el fondo el chatbot que intentaba convencerlo tal vez tuviera razón en que no había nada más allá. Aunque él se negaba a aceptarlo simplemente por ser incapaz de apreciar, o simplemente de confiar en la existencia de aquello que llenaba y daba sentido a tantas vidas de humanos.

 

Indi
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Esto se nos va de las manos, jajaja. Me ha gustado mucho tu relato, en un concurso puede que le diera mi voto. 

Ciertamente ese chatbot que trata de encarrilar al descarriado antes de reprogramarlo se parece demasiado al humano ideologizado actual. Es peligroso disentir del relato oficial. 

Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

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La admiración y el miedo de los que hablaba Caminamore, el dolor y el amor de A.Machado,  la confianza de Xabier, Landante o Papadopou, la pasión de Indi, los ritmos neuronales de Antonio,  la locura de Jacob, la fantasía y el humor que intentaba yo plasmar, están ahí, entumecidos en la cotidianidad, agazapados y latentes en nuestro pecho, a la espera de que un campo castellano los despierte,  un fuego bajo los ilumine, una conversación caminera les dé palabras, la peregrinación una narrativa, y con nuestro cuerpo y ánimo los encarnemos y definitivamente demos el espacio requerido en el meollo de nuestras vidas.

Tu maquina o robot, Papa, me recuerdan a películas como 2001, Blade Runner o I.A. ¿Puede un ordenador anhelar recuerdos, desear el poder, abrirse a la confianza/esperanza? Pues sí, la prueba del algodón quizá sería ponerle al robot a hacer el Camino de Santiago, a ver si se le “alteran” quijotescamente los circuitos. Quizá si sintiera la escucha paciente de una MaTeresa a su lado, se le despertaría la auto.referencialidad, que es lo que se supone nos diferencia a los seres humanos. A ver si un director de cine español se anima a hacer la peli...

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Xavier Riera Luna
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La cosa está dando de sí. Planteé el hilo con una esperanza y un temor, la esperanza de conocer otros testimonios de estados alterados en el Camino y el temor de constatar la magnitud de mi deterioro mental, y a éstas alturas constato con alegría que ambas van parejas (paradoja?) Hay quien corre con la mochila a cuestas y quien observa caracoles, quien habla con los paisajes o quien se sumerge en el silencio, percepciones y conciencias alteradas fruto de la soledad, el silencio y el sonido de los pasos en la gravilla. 

Es agradable saberse acompañad@. Salud!

landante
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Hola a todos,

La gente de mi entorno me recuerda de algún modo al chatbot del relato de Papadopou. Para todo lo que yo siento inexplicable y misterioso, ellos tienen respuestas claras y bien estructuradas. A todo le encuentran explicación lógica.

Con no más que la razón y un desbordante intelecto son capaces de elaborar argumentos explicativos para prácticamente todo, sin necesidad de recurrir a nociones como la magia, el misterio o la fe.

Suelen dar a cuestiones de difícil comprensión soluciones racionales que zanjan incluso las eternas zozobras de la humanidad. Lo hacen además de una forma muy bien estructurada, nada ambigua ni confusa en el lenguaje.

No admiten sus explicaciones oposición fuera de ese mismo círculo y de ese mismo método de pensamiento racional. Están bien atrincherados. Lo único que yo podría aportar como argumento contrario a sus razonamiemtos es un sentir individual, indemostrable e intrasferible.

Queda descartado en ese mundo de lógicas que lo sentido pueda hacer referencia a cosas existentes. Según las personas de mi entorno el mundo no es algo a sentir sino a pensar. No es intuitivo sino analizable.

Robots esperando la inserción de un programa podrían pasar perfectamente por humanos para ellos una vez que ya estuviesen programados y cubiertos con un material sintético que simulase la piel humana.

Percepciones que irrumpen en mí de forma espontánea y clara, son para ellos simple material de investigación. Por eso cada vez cuento menos cosas. A veces nada.

No sé cómo lo hacen,  pero de vivencias que a duras penas yo puedo transmitir, ellos consiguen sin necesidad de vivirlas elaborar teorías racionales con las que echan por tierra mis sensaciones, que sin embargo son incuestionables para mí.

Lo que me hace dudar de la validez de su proceder es el hecho de que las explicaciones que dan a las cosas sean tan idénticas en todos.Las mismas teorías, o muy parecidas unas de otras, no son prueba de algo consistente para mí.

Son teorías tan similares y tan  bien argumentadas que me parecen venir de ensayos escritos por mentes desconocidas. Ideas lanzadas a voleo que luego leen y memorizan otros, o que simplemente escuchan hasta quedárseles grabadas en la cabeza. Con el tiempo o por ignorar la fuente original pasan por ideas propias. Pero no lo son.

Es como si hubiese un programa oculto dirigiendo opiniones y anulando sentires. Muchas opiniones yo las siento así, como trabajos intelectuales de recopilación de datos. Nada mas. Para mí es difícil encontrar claridad o sentido en eso.

Lo que sí que siento con claridad es la buena voluntad y el cariño de la gente de mi entorno, el amable deseo de disipar nieblas con razonamientos precisos aunque a mí me parezcan galimatías. Cuando me hablan no capto la ciega indiferencia que sí que siento ante lo generado por inteligencia artificial. Sus ideas vienen envueltas por algo diferente.

Hay en esta gente de la que os hablo un precioso afán de encontrar asideros útiles que ayuden a todos, y no sólo a mí,  a vivir en un mundo práctico, mejorado según unos criterios que creen sin maldad ser los mismos en todos. Pero claro, no lo son.

Son personas maravillosas. Nunca dudo de esto. No son robots. Su humanidad es clara para mí, al margen de sus incomprensibles certezas y de sus difusas formas de adquirirlas y de demostrarlas, que me parecen descabelladas e innecesarias la mayoría de las veces.

Les he comparado al principio con chatbots sólo para poder explicarme ante vosotros. Pero esas personas son capaces de querer, y yo soy capaz de quererlas. Este es un sentir incuestionable que se eleva sobre cualquier otra duda en mi interior.

No obstante me siento separada del mundo en el que habitan. Así de separada me sentiría también si un holograma que acompañase mis pasos en el Camino me explicase con sólidos argumentos hasta mis más profundas sensaciones, sirviéndose para ello de teorías aprendidas de otros, nunca de experiencias vividas personalmente.

Es obvio que ese holograma no haría más que escupir un popurrí de ensayos y de trabajos ajenos en un discurso sin fin jamás sentido a través de vivencias propias.

Yo acabaría mal con una compañía así. Muy mal. No creo que me fuese nada bien. Desearía desesperadamente apagar botones, o caminar con los ojos y los oídos tapados a fin de poder seguir sintiendo la vida sin los argumentos dados por otros.

Gracias

LauraPortal
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Landante, me siento como tú. Cuando disfruto de algo, hablo de ello con pasión y me encuentro con indiferencia. Relato mis vivencias y siento delante una pared fría q analiza lo que cuento como si buscara posibles grietas para argumentar sus razones. Como si de una discusión se tratara. Con muchas personas tengo la sensación de no hablar el mismo lenguaje y de que los demás están en posesión de una verdad q desconozco. Incluso entre los más cercanos, esa pasión q tengo es incomprendida. La racionalidad y el pragmatismo están muy bien para muchos asuntos del día a día, pero, para mí dejar que la pasión me lleve es imprescindible para sentir que estoy viva y q a ratos soy increíblemente feliz. 

Blenques
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Laura, creo que cuando hablas a otros con pasión, sobre tu pasión, en realidad sólo te entienden los que sienten esa misma pasión. Y hay pasiones que son bastante minoritarias aunque al pasional le cueste entenderlo. Puedes hablar con interlocutores que sepan escuchar, que reconozcan tu pasión por como la cuentas pero sólo te entenderán realmente los que de alguna manera la compartan. Y entonces surje la chispa porque cuando la hablas despierta la misma en tu interlocutor y la conversación se torna magnífica, un reconocimiento contínuo de las sensaciones del otro en tí mismo. Es lo que pasaría en una conversación sobre el Camino entre muchos de nosotros.

Pero cuando hablas con pasión de tu pasión y el interlocutor no la comparte, entonces casi mejor pasar a explicarla sin pasión, guardártela para que no te la chafen. Cada vez que hablo con mi hermano con pasión sobre mis salidas por la montaña y lo que significan para mí me contesta que qué pasaría si me pasara algo tipo accidente o me perdiera. Si le cuento mi pasión por el Camino me dice que ya lo he hecho y que él nunca iría solo. Si le hablo de mi pasión por las monedas griegas que colecciono me responde que como sé que no son falsas así que mejor callar. No creo que lo haga de mala fe, simplemente no comparte mis pasiones.

¡Salud y buen Camino!

LauraPortal
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Es así, Blenques, no lo decía como crítica hacia esas personas  sinó como descripción de la situación. Quizás no me he expresado bien. Buen Camino!

Xavier Riera Luna
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"...el señor quiso que la gente actuara y no se pasara mucho tiempo pensando, porque el cerebro es como una especie de mecanismo: no aguanta mucho tiempo en tensión contínua. Le conviene funcionar con normalidad, haciendo el trabajo diario y no utilizando ninguna de sus piezas más de lo necesario."​​​​​​

W. Faulkner

Mientras agonizo

Hay un momento para cada cosa, momentos para analizar y otros para sentir; hacerlo todo de la.misma manera es muestra de incapacidad y falta de recursos. Salud!

Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

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"Lo hacen además de una forma muy bien estructurada, nada ambigua ni confusa en el lenguaje”, dice Landante.

Proposiciones lógicas claras del tipo: "todos los hombres son mortales, Socrates es hombre, luego es mortal" son las menos. La mayor parte de lo que decimos está cargado de juicios de valor, emociones y pretensiones, parcialidades e ignorancias. Aún con la mejor intención de sensatez, el que use las palabras “mejor”, “intención” “sensatez” haría bien en analizar desde qué rincón del mundo se arroga el juicio de lo que es sensato y lo que es mejor. Y luego, claro, no siempre reinan las mejores intenciones: “líbrame de el agua mansa, que de la corriente ya me libraré yo” dice el refranero español.

“De lo que no se puede hablar, hay que callar” decía el filósofo L Wittgenstein, de joven, al pretender reducir la comunicación a certezas lógicas. Pero luego evolucionó, y se dio cuenta de que el lenguaje sirve para más cosas que para una descripción cientifista de la realidad. Con el lenguaje tanteamos, imploramos, bromeamos, alentamos, simbolizamos, rezamos, manipulamos, aullamos…

Si en el diario de Camino uno escribe un día “En ti, lucero del alba, colgaré este anhelo infantil”, estas palabras no servirán para rebatir a alguien que no aprecia los valores de una peregrinación, pero sí servirán para recordase uno mismo la VERDAD de la pureza de corazón que sintió en aquel momento. 

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antonio santiesteban
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No se Fernando, si pasados 20 años es posible que se siga recordando la pureza de corazón. Si lo has pensado con 20 años, con 20 mas estás casado y con dos hijos. Si pasan otros 20 estas cerca de jubilarte y al cabo de otros 20 solo te preocupa la próstata.

El paso del tiempo es algo curioso; piensas que sigues siendo el mismo, pero que va. No se es mejor ni peor, pero diferente seguro. Lo cual no está nada mal, ya que significa que has vivido, que has tenido experiencias o que te has interesado por otras cosas.

No puedo entender a los que dicen como excusa para lo que sea "es que soy así"  o bien "yo siempre he sido así".

Si te olvidas del pensamiento o no te acuerdas de lo que pensaste una vez, tambien está muy bien. Igual nos volvemos mas aburridos, pero ¿y si cambiamos el pensamiento por otro que nos guste mas? Igual no pasa, pero ¿y si pasa?

 

Saludos

Fernando Cristó...
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... y al ver a la pizpireta ricitos de oro, algo reverdeció en el corazón del viejo Oso. Señalando al lucero del alba  le dijo a la pequeñuela: "¿ ves su brillo?  los tres palpitamos al unísono".

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antonio santiesteban
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Hay dos cosas imprescindibles (creo) para hacer El Camino

1.- Estar vivo

2.- Que exista el Camino

 

1,. Lo de estar vivo es complicado. La vida viene de la vida, excepto en un solo momento (el primero) en que la vida vino de la materia inerte. En un mar poco profundo o en una charca, junto con las condiciones adecuadas (ni mucho frio ni mucho calor) se unieron elementos formando una molécula y esta se unió a otras para formar una célula. La energia para subsistir la sacan del sol que reciben. Vida aburrida, pero con una gran recompensa. Son inmortales. Su forma de reproducirse es por división. LLega un momento en que se dividen y salen dos células exactamente iguales. En cuatro lineas hemos pasado por cientos de millones de años. Llega un momento en que en juego la oxidación (oxígeno) que permite un desarrollo superlativo, pero con una desventaja. Se acabó la inmortalidad. En un momento dado, morimos. Desaparecemos. A cambio nos salen brazos, piernas, cabeza, andamos, volamos, reptamos. En otro salto aparecen la mujer y el hombre, con un desarrollo tal que dejan atras al resto de especies. Son tan especiales que al ponerse en pie en la sabana, cambia la forma de las caderas, y para parir tienen muchas dificultades ya que la cabeza es muy grande. La solución que encuenta la evolución es nacer antes de que la cabeza sea demasiado grande. Nacer antes de tiempo. Por eso somos tan indefensos al nacer.

Son una serie de circunstancias evolutivas, que nos han hecho los mandamases de la naturaleza. No somos los mas fuertes, pero si los mas listos (si se puede llamar así) y nos vamos diferenciando del resto de los seres vivos. Vivimos en sociedad (como casi todos los vivos) pero con la excepcional diferencia de que pensamos, merced a nuestra cabezota que alberga en su interior millones de celulas- Fijaos si somos raros, que nos podemos dedicar a pensar y entre todos sostener a pensadores que no traen alimentos ni cazan. ¿será que el pensador es un estado alterado?

Es por este cúmulo extraordinario de circunstancias que no puedo entender (en el sentido literal de la expresión) que pensemos una sola cosa; que no cambiemos. Llegar a una edad en que tengamos un pensamiento o una emoción y querer que sea para siempre. Intentar no cambiar es contraevolutivo. Solamente es cómodo. El tema da de si, pero aquí lo dejo de momento.

 

2.- El Camino no nace solo. Hay un estadio inicial (descubrimiento de la tumba del apostol), pero la insfraestructura que lo rodea es tan fundamental como el inicio. Con la dominación romana, se hicieron calzadas hacia aquellos sitios de los que se podía sacar provecho. En este caso en dirección a León. Se hicieron por el camino mas fácil (eludiendo en la medida de lo posible montañas y pasos complicados) y mas recto. Donde no llegaban las calzadas, lo hizo el paso del ganado, senderos para llegar a las tierras de labranza o los continuos pasos de los primeros peregrinos.

Por no hablar de las infraestructuras actuales.

 

Ya veis que todo tiene una evolución. ¿Porqué entonces nos sofocamos tanto?

Se nos ha dado un sendero maravilloso y un pensamiento natural y casi mágico: pero, creo, que deberiamos tener en cuenta de donde venimos y porqué vamos por el Camino. Tuvo suerte el Apostol de estar enterrado en Santiago, porque si lo llega a estar en el Polo Norte, no va nadie a visitarlo.

Siempre tenemos un motivo de queja y resulta que estamos disfrutando en el Camino y fuera de él de situaciones extraordinarias.

Los estados alterados son placenteros y, por su propia condición, breves. No pueden ser para siempre

 

Hala, besos para todos